Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El sector nupcial afronta este año una temporada larga. La pandemia ha trasladado a este 2022 buena parte de los enlaces previstos en los dos pasados ejercicios, así que el calendario está más apretado que nunca, con decenas de bodas fuera del período estival, donde ... se concentran normalmente el grueso de las ceremonias. Esta explosión de casamientos da además aire a uno de los gremios más dañados por el Covid-19, que mira con esperanza una temporada «de récord».
«Las fechas habituales de junio, julio y septiembre estaban copadas por lo que venía de atrás, y los que han organizado de cero se han ido a marzo, abril, mayo, octubre y noviembre», ilustra Álex Muñoz, presidente de la Asociación del Sector Nupcial del País Vasco y DJ de Exel Eventos.
Esta extensión del calendario «es buena» para los profesionales porque «no se convierte en algo tan estacional», valora Patricia Llamazares, de la asociación de fotógrafos de Bizkaia. Se trata, coinciden, de algo excepcional, ya que «se están acumulando en un solo año las bodas de tres temporadas», y creen que en 2023 los enlaces se reducirán.
En 2019 se celebraron 3.410 bodas en Bizkaia, según los datos del Instituto Vasco de Estadística. En 2020 la cifra se redujo un 44% y, en los primeros tres trimestres del pasado año, tuvieron lugar 2.145. La mayoría fueron civiles, ya que el «proceso de secularización» está dejando las iglesias como algo residual. La previsión es que en este 2022 los enlaces religiosos sean más que en 2021 (entonces fueron 266), aunque «se acabaron los tiempos en los que la gente hacía cola para casarse en Begoña», precisa Enrique Franco, capellán de la Basílica, que acogerá entre 20 y 30 ceremonias este año.
25.000 euros. Es el precio medio de una boda. El grueso del presupuesto va para el restaurante, con menús que rondan los 120 euros; más si incluyen platos como solomillo, muy demandado.
Menos invitados. Ya no son habituales las ceremonias con más de 120 comensales. Se mueven entre los 80 y esa cifra. La reducción era una tendencia, pero la pandemia la ha acelerado. Regalan a los novios dinero y aportan unos 150 euros por persona.
3.410. Son los enlaces que se celebraron en Bizkaia en 2019, el último año normal. En 2020 la cifra se redujo a 1.888 y en 2021, hasta el 30 de septiembre, se oficiaron 2.145, según las cifras del Eustat.
Las bodas canónicas siguen a la baja. El Ayuntamiento de Bilbao tiene programados para este año más de 200 enlaces, frente a los 90 de 2020 y los 130 de 2021. En la Basílica de Begoña, sin embargo, se celebrarán entre 20 y 30. En 2019 hubo 2019 ceremonias religiosas; en 2020, 122; y en 2021, 266. En 2011 fueron 1.277.
Las parejas están ahora en lista de espera en lugares como el Ayuntamiento de Bilbao, que solo tiene huecos libres en noviembre y diciembre, y en lugares «especiales», con ceremonias al aire libre y con jardín. En el Castillo de Arteaga, por ejemplo, Garbiñe Azcuenaga reconoce que «nos faltan sábados». Han celebrado bodas en viernes, tiene previstas algunas en domingo víspera de festivo y, algo inaudito hasta este año, «en Viernes Santo y Sábado Santo». Tampoco quedan apenas «huecos» en el Palacio de Ubieta, en Gordexola, revela Gloria Martínez, su gestora.
Estos lugares acogen fiestas grandes, si bien no tanto como las de antaño. «Las bodas ya no son como antes», subraya Matteo Manzini, gerente de Azurmendi, complejo del chef Eneko Atxa en el que también están «contentos con el movimiento que hay».
La tendencia viene de atrás, con no más de 120 invitados en los últimos años, pero la pandemia la ha afianzado y ha reducido incluso más el número de comensales, que en muchos enlaces se mueven en torno a los 80. En el restaurante Artebakarra, por ejemplo, explican que están haciendo bodas de «unas 60 personas». La temporada va bien, señala Jaione Beaskoetxea, pero todavía le quedan sábados libres en septiembre.
En líneas generales, eso sí, el sector está sobrepasado. En Exel Eventos están «rechazando trabajos por no poder absorberlos» y Leire Marroquín, propietaria de la empresa de organización Events Live Bilbao, ha remitido a otras 'wedding planner' «cuatro bodas» porque no podía gestionarlas. «Nunca me había pasado. Es el primer año que hemos tenido que decir que no», asegura. «No puedes acaparar trabajo porque preparar una boda es mucha responsabilidad. Se trata de un día en el que no hay margen de maniobra: o sale bien o sale bien», insiste.
La de que salga bien es una de las razones por las que cientos de parejas retrasaron sus enlaces. Pero Maite Saiz de Aja e Ibon Arrizabalaga, por ejemplo, decidieron mantenerla el 27 de marzo de 2021 pese a todo. Tuvieron que reducir los invitados -42 frente a los 130 previstos-, no pudo acudir nadie de fuera del País Vasco por el cierre perimetral, las mesas eran de cuatro, se quedaron sin baile... Pero, subraya ella, «estamos súper contentos de haberlo hecho así». «Para nosotros fue suficiente», dice convencida. Y además, al tener que reducir, se libraron de la tiranía de Instagram. «Ves bodas tan bonitas... Pero están por encima de tus posibilidades», asegura.
Eso lo corrobora Marroquín, cuya labor es «centrar» a las parejas, ya que «hay muchas cosas que no merecen la pena». Hace cálculos y explica que, con los 150 euros que suelen dar los comensales, los novios cubren el menú, que «ronda los 120 euros», y el DJ. Los extra, como fotomatón, música en directo durante el cóctel, autobuses, decoración floral, detalles... salen de los ahorros y elevan el precio medio hasta «los 25.000 euros».
Este año, además, «puede que salgan más caras», avanza, ya que «el género ha subido». En ese sentido, los restaurantes hacen equilibrios para encarecer el menú lo mínimo posible. «Hemos subido un poco, pero no un aumento importante, y la mayoría de la gente lo entiende», señalan en el Castillo de Arteaga, donde los novios apuestan por menús «tradicionales» en los que no faltan «el pescado y la carne», normalmente solomillo. La inestabilidad también hace, precisan en el Palacio de Ubieta, que en algunos platos como el bogavante «haya que esperar a la semana anterior para dar el precio definitivo».
Pero, consecuencia de todo esto, lamentan en Exel Eventos, algunas parejas renuncian a darse el 'sí, quiero'. «Hemos sufrido este año cuatro cancelaciones de parejas que venían de atrás y todas han alegado problemas financieros», señala. Los novios que pueden seguir adelante, en ocasiones «después de aplazarla tres o cuatro veces», tienen muchas «ganas», señalan desde Novias Mary. «Están muy ilusionadas y, aunque hay que hacer algún arreglo porque han cambiado en dos años, suelen decir que no recordaban el vestido tan bonito».
En diciembre de 2018 decidieron que se casaban, en enero de 2019 se lo contaron a su entorno, en febrero ella se compró el vestido, fijaron la fecha para septiembre de 2020... Y todavía les quedan tres semanas para darse el 'sí, quiero'. Jonatan y Ana son una de esas parejas a las que la pandemia frustró sus planes. «Hemos celebrado aniversarios de 'no boda'», bromean. Pero, el 21 mayo, a la cuarta irá la vencida.El proceso, reconoce esta pareja residente en Sopela, ha sido «una locura». Decidieron «estar tranquilos una temporada» después de cancelarla en tres ocasiones. Necesitaban «desconectar» y «disfrutar» de la organización, que ya se les estaba haciendo pesada. A la celebración acudirán menos personas de las previstas hace dos años, precisamente porque algunos de los invitados «tienen también otras bodas retrasadas», pero contarán con uno muy especial: su hijo, que nació en diciembre. «Pasaba el tiempo, teníamos ganas de ser padres y pensamos en invertir el proceso», explican. Saben que, con un bebé, será «una boda diferente», aunque también están seguros de que la van a disfrutar.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.