Simeone quería mesa para once familiares y tuvo que buscar otro comedor

Restaurantes como el Cubita, de Susana Martínez, no tienen que esperar a los fines de semana para completar el aforo. «Después de la pandemia hay más ganas de disfrutar», esgrime. Juzga clave priorizar «la calidad» y «cuidar» los precios de los tiques medios, al trabajar con márgenes muy pequeños, «para que la clientela quede contenta y repita», detalla.

Otras dificultades que están encontrando muchos establecimientos es la «falta de profesionales». El problema es tan acuciante que algunos empresarios se han visto obligados a colocar en las fachadas de sus locales ofertas de trabajo reclamando «cocineros de experiencia. Si estás interesado, sube tu currículum a mi correo electrónico», exponía Shifu, la compañía especializada en sopa japonesa. Y tampoco hay demasiados camareros.

A estos contratiempos hay que sumar las costosas inversiones que plantea la apertura de restaurantes en el centro de Bilbao. Sergio González reconoce que no le saldrá nada barata la pulpería que estrenará la próxima primavera junto al Asador Getaria. «¿Que no funciona la historia? Siempre podré volver a la pulpería de Vía Vieja de Lezama», remata.