«Por fin siento que se valora mi trabajo»
En primera línea ·
«Se ha visto que no somos menos que nadie por el hecho de cuidar vacas y cultivar lechugas», señala la ganadera de AlonsotegiSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
En primera línea ·
«Se ha visto que no somos menos que nadie por el hecho de cuidar vacas y cultivar lechugas», señala la ganadera de AlonsotegiTener cien vacas con 29 años y dedicarse de manera completa y profesional al sector primario siendo mujer no es lo habitual, pero Oneka Zaballa supo siempre que lo suyo era la ganadería. A los 20 decidió que era el momento de tomar el relevo ... y coger las riendas del negocio familiar que comenzó su padre. No abandonó la carrera de abogada porque «tenía claro que necesitaba unos estudios como vía de escape si esto no funcionaba». Hoy esta joven de Alonsotegi es propietaria junto a su madre, Icíar González, de una vaquería y unas fincas en Dima y Orozko; y los mejores ejemplares de su ganado recorren al año varios certámenes de morfología..., bueno, este año ya no tantos. «El 1 de mayo iba a ir a uno en Burdeos que ya no se va a celebrar. Había preparado a dos novillas, un novillo y una vaca con cría. Pero se van a quedar sin su momento de gloria», lamenta. En agosto en Elgoibar está el Concurso de Euskadi. «Esperemos que para entonces la situación se normalice», confía.
Oneka pertenece a un sector, el de la agricultura familiar, que da empleo en España a más de 600.000 personas. Estas explotaciones se dedican a la producción agrícola o ganadera a pequeña escala ayudadas, principalmente, por algún miembro de su familia.
El 30% son de titularidad femenina. «Trabajamos igual y nos ven diferente. Los compradores en las ferias siempre se dirigen a mi padre, que me ayuda, cuando soy yo la propietaria y tomo las decisiones», protesta. Estos días trabaja como siempre aunque en mitad de un ambiente enrarecido. «El chico que me trae el pienso descarga y rápidamente se va, cuando normalmente charlamos un momento y nos tomamos un café».
Los días previos al confinamiento decretado por el Gobierno derivaron en escenas de psicosis en los supermercados con lineales vacíos en todo tipo de productos, y esta es una de las imágenes que Oneka tiene grabada en su retina: «Los estantes de la zona de la carnicería vacíos, no me lo podía creer». Llama a la tranquilidad. «Los baserritarras vamos a seguir produciendo porque tenemos ese compromiso con la sociedad y porque vivimos de ello», recuerda. Siente que «por fin se valora mi trabajo. La gente se ha dado cuenta de que no somos menos por el hecho de cuidar vacas y cultivar lechugas. Dicen que agricultura y ganadería son responsables del cambio climático... El mundo se ha parado, nosotros seguimos a pie de cañón ¡y la contaminación sigue bajando! Igual alguien debería decirnos 'vosotros no erais tan responsables'».
Si hay productos agroalimentarios que hoy se pagan más caros que antes del confinamiento, que nadie se lleve a engaño pensando en que se está pagando mejor en origen, revela esta mujer. Las ventas no han repercutido en el primer eslabón de la cadena alimentaria. Oneka ha introducido pequeños cambios en su quehacer diario. «El tractor lo uso solo yo y las herramientas las hemos repartido para que cada una toque unas». Pero es difícil instaurar una rutina. «Cada día al llegar me encuentro un escenario diferente. Un parto, un ternero con catarro, una vaca que es trasera y hoy toca traerle el toro... El otro día les dio por montar juerga a la noche, las vacas se cargaron el bebedero del establo y estaba todo inundado».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.