Entrada al gimnasio de los horrores, en el número 12 de la calle Máximo Aguirre. luis ángel gómez

A subasta el gimnasio de los horrores del shaolín

Sale a la venta pública por deudas con Hacienda el local de Máximo Aguirre donde Aguilar mató y descuartizó a sus víctimas hace 9 años

Sábado, 3 de diciembre 2022, 01:30

«Subasta pública». Un cartel en la puerta del gimnasio de Máximo Aguirre donde el falso shaolín, Juan Carlos Aguilar, torturó, mató y descuartizó a sus víctimas, anuncia su próxima venta al mejor postor el 22 de diciembre de este año. El Boletín Oficial de ... Bizkaia aclara que se trata de un «expediente de enajenación por el procedimiento administrativo de apremio del servicio de Recaudación de la Hacienda foral vizcaína» contra el propietario obligado al pago de una serie de deudas tributarias que no se especifican.

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Juan Carlos Aguilar. EFE

La valoración del inmueble se cifra en 594.364 euros, carece de cargas y se exige un depósito de garantía inicial de 18.000 euros a quien aspire a adquirirlo. Según el BOB, el negocio, que tiene acceso en la planta baja o de lonjas, cuenta con un sótano de 350 metros cuadrados. Desde la calle se accede a través de una escalera de siete metros cuadrados. Es el gimnasio de los horrores, que la Ertzaintza tuvo que desmontar literalmente en busca de posibles restos humanos. Allí impartía clases de artes marciales el «sifu». Y allí fue donde entre mayo y junio de 2013, el conocido como falso shaolín asesinó y luego desmembró a su primera presa, una mujer colombiana de 40 años llamada Yenny Sofía Revollo, para evitar su identificación.

Días después, abordó en la calle a una prostituta nigeriana, Maureen Ada Otuya, de 29 años. La mantuvo secuestrada en un habitáculo con camastro dentro del gimnasio, donde mantuvo con ella relaciones sexuales. La torturó e intentó estrangular con un cordel. En un descuido del asesino, Ada trató de escapar y cuando pedía auxilio a través de la reja de la puerta llamó la atención de una mujer que iba por la calle y que telefoneó a la Ertzaintza. Gracias a ese aviso, la joven nigeriana fue rescatada de las garras del monstruo con un hilo de vida, aunque falleció días después en el hospital de Basurto.

Restos humanos en el tatami

Al registrar el local, los ertzainas localizaron horrorizados junto al tatami una bolsa con restos humanos. Descubrieron así que había más víctimas. En el balcón de su piso, en la calle Iturriza, se encontraron más miembros troceados. Pertenecían a la primera mujer. Los investigadores tuvieron que localizar a todas las mujeres cuyas fotografías aparecían en la cámara del homicida por si alguna más había desaparecido.

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Juan Carlos Aguilar cumple condena de 38 años de cárcel por dos asesinatos, sin ensañamiento, la pena a la que fue sentenciado tras un juicio con jurado en la Audiencia provincial vizcaína que despertó el interés de numerosos medios de comunicación locales, nacionales y hasta internacionales.

En la primera sesión del juicio, el acusado lo reconoció «todo», según sus propias y escuetas palabras. Y ya no volvió a hablar en todo el proceso. En su estancia en prisión ha sido víctima de una agresión con un arma blanca fabricada en la cárcel por parte de otro preso.

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Según la sentencia, Aguilar, que carecía de antecedentes, no había mostrado «ninguna señal de arrepentimiento» ante unos «hechos de extremada gravedad». Entre rejas siempre se ha mostrado «tranquilo» y su comportamiento es «correcto».

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