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Nadie podrá decir que Won-soon Park, el alcalde de Seúl, no sepa exprimir el tiempo. Apenas 24 horas han bastado para que inaugurase el Foro Global de Economía Social (GSEF) que acoge hasta este miércoles el Euskalduna, participase en varias sesiones plenarias, asistiese ... a la recepción que organiza el Ayuntamiento este lunes y hoy a la mañana a la firma del convenio de colaboración con Bilbao, ciudad a la que propuso la copresidencia del GSEF haciéndose cargo de Europa, responsabilidad que Juan Mari Aburto aceptó sin dudar. Todo ello después de dedicar 50 minutos esta mañana a correr por la ría y antes de partir como una exhalación hacia Suiza con su séquito de 30 personas, entre técnicos, concejales, empresarios, traductores y periodistas.
Al frente de su agenda figuraba la firma en el Salón Árabe del acuerdo de colaboración por el que ambas ciudades se comprometen a reforzar la cooperación y los intercambios en campos como el desarrollo urbano creativo y sostenible, la inversión económica, el transporte público, el medio ambiente, la regeneración urbana o, muy importante, el turismo. Porque Seúl, recuerda Won-soon Park, vertebra un área metropolitana de casi 25 millones de habitantes «con ansias de viajar y nosotros de mostrarles los atractivos de Bilbao». De hecho, el dignatario coreano no escatimó halagos a Bilbao, a quien se refirió como un «gigante pequeño» por su reducida población, su enorme ambición y cada vez mejor posicionamiento. «Además, sus aspiraciones a la presidencia del país confieren a esta relación un valor estratégico indudable», razona Juan Mari Aburto.
¿Pero tienen ambas ciudades identificadas áreas de trabajo en común? Parece que sí, aunque todavía no haya nada concreto y sea el acuerdo de colaboración el que marque esa hoja de ruta, con especial preponderancia del turismo, una parte cada vez más relevante de nuestra economía. Y una promesa. «Queremos que Bilbao aproveche esta coyuntura para extenderse en Asia, donde nosotros le vamos a servir de puente». También ocupa un lugar importante en sus planes el proyecto de regeneración de la isla de Zorrozaurre, cuyo parque científico se podrá beneficiar del intercambio de jóvenes en las áreas de robótica, biotecnología o digitalización, dando un impulso firme a ese conglomerado de 'startups' o empresas del emprendimiento en el que se trabaja para que sea santo y seña de la ciudad del futuro.
«He comprobado que Bilbao es mucho más que el Guggenheim, que el museo es sólo una parte del proyecto de regeneración urbana. Esta ciudad tiene historia, pero también perspectivas abiertas –aseguró–, fruto en buena medida de esa perspectiva social que le guía y los planes en marcha de solidaridad y cohesión». No sólo eso. Seúl –que ha acogido unos Juegos Olímpicos, una Copa Mundial del fútbol y y una Cumbre del G-20, aspira ahora a convertirse en una ciudad sostenible, empeño para el que no duda en mirarse en el espejo de Bilbao y con el que está dispuesto a iniciar una relación de «amistad íntima». «Si las ciudades avanzamos por la vía del intercambio y la cooperación –dijo–, podremos aspirar a un mayor desarrollo».
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