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En sólo dos años los bilbaínos han perdido entusiasmo. Optimismo. Ya no ven la ciudad como un bólido disparado hacia la gloria. Al menos, ya no tanto. ¿Por qué? Porque ya no se sienten tan seguros como antes.
Por supuesto que estas cosas ... son muy difíciles de medir, pero eso es lo que trata de hacer la encuesta municipal que cada dos años mide el grado de satisfacción que genera la gestión del Ayuntamiento. Hay un apartado revelador: el que mide cómo percibe la ciudadanía la evolución de Bilbao. En 2017, el 87,9% de los vecinos consideraba que la ciudad había ido «a mejor» durante los últimos ejercicios, un porcentaje abrumadoramente alto. Pues bien, este año esa cifra ha caído hasta el 65%. Por contra, se triplica la gente que cree que las cosas han ido «a peor» (del 2,6% al 7,8%) y la que considera que todo sigue igual (del 8,6% al 25,7%).
El retroceso se produce en todos los distritos, pero de manera muy especial en Ibaiondo, el más extenso de Bilbao, y donde se integran el Casco Viejo, San Francisco, Miribilla, Atxuri, La Peña... Aquí, quienes consideran que la ciudad ha empeorado han subido del 2,5% al 15,2%. Los que ven una evolución positiva siguen siendo mayoría, un 54,4%, pero la proporción se queda muy lejos del 84,6% de hace dos años.
Es de justicia incidir en que más de la mitad de los bilbaínos siguen considerando que la ciudad avanza. Mejora. Pero también es importante analizar por qué cada vez es menos la gente que tiene esa sensación. Por qué el entusiasmo se enfría. Podría entenderse que el fenómeno tiene una raíz económica. En 2017, con la recesión aún fresca en la memoria, la percepción de avance podría ser más potente que ahora... Quizás haya algo de eso. Pero no es lo fundamental.
En la misma encuesta municipal se da la clave. Cuando a la gente se le preguntaba hace dos años por los principales problemas de Bilbao, la mayoría, un 38,2%, respondía que ninguno, o que no sabía. La siguiente respuesta, con un porcentaje del 11,6%, era el paro. Por debajo, en proporciones inferiores, el tráfico, la OTA, el abandono de los barrios... El 3,8% mencionaba la falta de seguridad.
Esta relación de preocupaciones ha cambiado de manera radical el presente ejercicio. La falta de seguridad se ha colocado como el principal problema para los bilbaínos, al ser mencionada por el 34,8% de los encuestados. Es decir, la cifra se ha multiplicado casi por diez en sólo dos ejercicios. Y toma distancia del resto de preocupaciones: el tráfico (9,4%), el paro (8,1%), el aparcamiento (6,4%), el abandono de los barrios (6,3%)... Quienes piensan que aquí todo va bien, o que no contestan, se quedan en el 25,7%, frente al mencionado 38,2% de 2017.
Es evidente que todo esto son percepciones, pero... ¿están justificadas? ¿Tienen una base real? Pues sí. Según los datos facilitados por el Ayuntamiento de Bilbao, durante el pasado año 2018 las infracciones penales aumentaron nada menos que un 8,5% (en 2017 también lo habían hecho) y las detenciones se dispararon un 61%. Llegados a este punto, todos los grupos políticos municipales admiten que la inseguridad ha crecido en la ciudad. Que hay más delitos, y que la gente habla de eso en la calle. Y también que le preocupa.
Por eso, estamos ante lo que promete ser el principal debate electoral de cara a los comicios de mayo y ante el que se pueden tomar las posturas conocidas: o negar que haya un problema, o incidir en las medidas represivas, o incidir en las medidas preventivas, o las dos últimas.
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