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Mirari Artime
Jueves, 28 de noviembre 2024, 00:24
«La crisis del verdel nos afecta a todos». Así de contundentes se mostraron en la comisión de Pesca del Senado a la hora de debatir y solicitar proteger a los pescadores del Cantábrico frente a la «competencia desleal de flotas extracomunitarias». La moción, presentada por el representante cántabro del PP, Iñigo Fernández, y respaldada por el PNV con el apoyo de Estefanía Beltrán de Heredia, insta al Gobierno central a actuar «con mayor firmeza» en Bruselas para abordar los efectos de los apresamientos masivos de esa especie por parte de países como Noruega, Islandia y Groenlandia y que amenazan la sostenibilidad de esta pesquería.
En el litoral cantábrico, en la captura de este pescado azul participan tres tipos de flota: la de arrastre, cerco y artes menores o artesanal. «Es un clamor de todo el sector. De poco sirve que aquí se hagan esfuerzos de contención en las cantidades si Noruega, Islandia y las Islas Fero pescan lo que les da la gana», aseguraron en el debate celebrado en la Cámara Alta.
La situación es muy complicada en especial para los que trabajan con anzuelo ya que tienen una alta dependencia de esa campaña. «Ven como se hunde su pesca y no porque se haya producido una sobreexplotación en el Golfo de Bizkaia, sino por el exceso de la pesca que tiene lugar en el Mar del Norte», señalaron.
Para los arrantzales resulta evidente que cada temporada llega menos verdel a las costas del Golfo de Bizkaia procedente del Atlántico Norte. En las tres primaveras anteriores no han logrado ni una cuarta parte de la cuota que les corresponde. En la última, las embarcaciones de Bizkaia, que operan básicamente desde Bermeo y en menor medida en Ondarroa, Lekeitio, Santurtzi y Armintza, sólo han registrado un 21% de las 3.000 toneladas disponibles.
Esta es la tercera ocasión en la que el Senado aborda la necesidad de tomar medidas para hacer frente a la 'crisis del verdel' con la puesta en marcha de propuestas para mitigar su impacto, así como estudios científicos que permitan investigar las razones del declive de la especie.
En la iniciativa aprobada en la Cámara Alta también han exigido al Gobierno que lidere una negociación firme en Bruselas para defender las demandas de los pescadores y asegurar el futuro del sector. En esa línea, destacaron la necesidad de establecer un límite global de capturas basado en la ciencia, además de «presionar comercialmente» a los países que exceden sus cuotas. «España tiene asignada cerca de 29.000 toneladas y Noruega pesca cerca de 300.000, Islas Feroe 175.000 e Islandia 140.000», explicaron. El máximo de capturas fijado por el ICES -Consejo Internacional para la Exploración del Mar- era de 782.000 toneladas para 2023. El volumen total de desembarques superó el millón de toneladas.
La comisión de Pesca del Senado también reclamó mejorar el reparto interno de los cupos en favor de las flotas de anzuelo, que dependen exclusivamente del verdel y el bonito para su subsistencia. En caso contrario, «si no se toman medidas urgentes, las embarcaciones que emplean este tipo de artes, de gran importancia cultural y económica en los puertos del Cantábrico, podrían desaparecer en pocos años dejando sin sustento a miles de familias». Para 2025, el tope máximo propuesto por los científicos del ICES es de cerca de 577.000 toneladas. Representantes de la UE y los países del Norte se reunirán a mediados de diciembre para determinar la cantidad que podrá capturar cada una de las partes.
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