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Hace una semana, en Zaldibar todo era normal. Esta pequeña localidad vizcaína no se había convertido en lo que es hoy: un lugar de crisis y tragedia. Tampoco vivían asustados en Eibar y Ermua, donde ahora temen las consecuencias que puede tener para salud el derrumbe del vertedero. Y desde luego que no estaban esperando, abatidos, a que los equipos de rescate les devuelvan a Joaquín Beltrán y Alberto Solaluze, los dos trabajadores desparecidos durante el corrimento de tierra. A lo largo de esta semana, se ha suspendido y retomado labúsqueda en varias ocasiones, se ha destado un incendio, ha aparecido amianto, e incluso ha habido tiempo para el reproche a nivel político. Repasamos las claves de estos siete días.
Jueves
El pasado jueves, a las cuatro de la tarde, el suelo empezó a temblar en el vertedero de Zaldibar. El vaso del depósito se rompió y su contenido se movió en dos direcciones: una lengua de tierra, hacia el barrio de Eitzaga; la otra, se tragó la AP-8, por la que circulan en torno a 23.500 vehículos al día, y obligó a cortar la N-634, lo que provocó varias horas de caos circulatorio. La rapidez en el inicio del derrumbe, que se prolongó durante unos dos minutos, no dejó apenas tiempo para reaccionar, y la avalancha se llevó con ella a dos operarios que trabajaban en el asentamiento de la escombrera, Alberto Solaluze y Joaquín Beltrán. Este último tuvo tiempo de llamar a su sobrino, que también estaba en las instalaciones, para alertarle del peligro. Le salvó la vida.
La Diputación de Bizkaia desplazó a efectivos de los parques de bomberos de Iurreta, Artaza y Basauri, mientras que la de Gipuzkoa movilizó a los de Eibar y Oñati. Y la Ertzaintza, dada la gravedad, movilizó numerosos recursos: un helicóptero, drones y efectivos de las unidades de Rescate y Tráfico, entre otras. Los perros marcaron dos puntos donde podrían estar los empleados, aunque no se encontró nada.
Un técnico del Instituto de Seguridad y Salud Laborales, Osalan, aque llegó en torno a las 20.30 horas, paralizó a la una de la madrugada la búsqueda de los desaparecidos al detectar amianto. Para entonces, unos 60 ertzainas y bomberos llevaban ya varias horas rastreando la el vertido.
25 operarios con buzos de protección, 6 excavadoras y 11 camiones regresaron al trabajo en torno a las tres y media de la madrugada para retirar entre 3.000 y 4.000 metros cúbicos de materiales inertes de la carretera y poder abrirla al tráfico.
Viernes
A primera hora de la mañana, se reanuda parcialmente la circulación en la N-634 y en la AP-8, donde la sociedad foral Interbiak practica un 'by-pass' en un tramo de dos kilómetros con doble sentido de circulación por la calzada de la autopista hacia Bilbao.
La «inestabilidad» del terreno sigue siendo unas horas después del suceso la principal preocupación de los geólogos forales, que estudian el modo de continuar con la retirada de las tierras acumuladas en la autopista sin que se registren nuevos corrimientos. En cualquier caso, hacia las tres de la tarde se retoma la búsqueda de Joaquín y Alberto, con el apoyo de IGR, una empresa especializada en manipular amianto. A la noche, los técnicos y rescatadores se enfrentan a otra dificultad más: el incendio que se desata en la parte más alta del vertedero.
Los sindicatos y los partidos empiezan a mostrar su malestar, especialmente porque los equipos de rescate trabajaran sin protección. De hecho, las instituciones llaman a ertzainas, bomberos y operarios para avisarles de que serán sometidos a un control médico.
Sábado
Este periódico publica algunos detalles sobre la gestión del vertedero, como que el Gobierno vasco detectó irregularidades en la última inspección, en junio de 2019.. El informe fue notificado al titular el 16 de septiembre. Los funcionarios dictaminaron que existía un cúmulo de incumplimientos de las condiciones de la autorización ambiental integrada de 2013 en varios aspectos, como «las autorizaciones, la protección del agua, los residuos y las condiciones específicas de los vertederos».
Unas horas después, la viceconsejera de Medio Ambiente, Elena Murillo, estaba «a punto» de abrir un expediente sancionador a Verter Recycling porque acumulaba residuos no autorizados «en pequeñas cantidade», ocupaba más superficie de la permitida mediante un relleno ilegal y presentaba otras deficiencias, como chimeneas que no medían de forma correcta las emisiones de metano.
Las lluvias, además, aumentan el peligro de que el vertedero, con nuevas grietas, vuelva a deslizarse, por lo que, en torno a las 13.00 horas, por motivos de seguridad, vuelven a suspenderse las labores de búsqueda. Los familiares, por su parte, reclaman que se ponga «todo el empeño» en recuperar los cuerpos.
Domingo
Arranca, ya con excavadoras, la segunda fase de la búsqueda de Joaquín y Alberto. Los trabajos, según la viceconsejera de Medio Ambiente, Elena Moreno, se concentran «en una determinada zona» en la que hay alguna posibilidad de hallarlos a partir de lo que se sabe de su posición «en el momento en el que se produjo el incidente».
Respecto a los vertidos, Moreno avanza que tardarán «bastantes meses» en retirarlos y que es necesario estudiar si Euskadi tiene capacidad de asumirlos. Para luchar contra el incendio, un helicóptero solicitado a Emergencias de Cantabria realiza 231 vuelos de descarta de agua.
Las últimas mediciones en la estación móvil de control de calidad del aire del Gobierno vasco instalada cerca del lugar del derrumbe detectan «algunos picos no preocupantes» de compuestos orgánicos volátiles, aunque aclaran que «no pensamos que pueda haber una afección más allá del entorno directo del desprendimiento». Los vecinos de Eitzaga, el barrio más próximo al desprendimiento y en el que dos familias han tenido que salir de sus casas, mantienen una reunión con el alcalde para denunciar los «malos olores» y trasladarle su preocupación.
Lunes
Las familias sufren un nuevo mazazo. La «inestabilidad del terreno» obliga a que, otra vez, se suspendan las labores de búsqueda. Los geólogos encargados de supervisar las operaciones aconsejaron detener de inmediato los trabajos tras constatar que el depósito «está en estado dinámico». Lo anuncian, en su primera visita a la zona, los consejeros de Seguridad (Estefanía Beltrán de Heredia) y Medio Ambiente (Iñaki Arriola).
La Diputación, de urgencia, adjudica construcción de un muro de contención de 50 metros de largo y 6 de alto para proteger la autopista, y esa misma tarde empiezan las obras, que se prolongarán durante diez días.
El lehendakari, después de recibir algunas críticas por no acudir a Zaldibar, aprovecha el anuncio del adelanto electoral para, durante ocho minutos, abordar la crisis del vertedero. «¿Alguien piensa que no he estado al tanto de todo? No se trata de estar por estar. Se trata de ser operativos. Intento deslindar cualquier tipo de presencia que suponga solamente una escenificación», defiende. Iñigo Urkullu opta además por calificar el suceso como un «fatal y fatídico accidente laboral» del que sería responsable una «empresa privada». En la misma línea, tras la primera reunión de la comisión técnica creada por el Ejeceutivo vasco, la entidad foral y los ayuntamientos de Ermua, Zaldibar y Ermua, señalan que «la responsabilidad es de la empresa propietaria del vertedero».
A última hora de la tarde, los vecinos de las tres localidades y de Markina, donde residía Alberto Sololuze, celebran multitudinarias manifestaciones para reclamar información y que no cese la búsqueda.
Martes
El portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, hace público que un juez de instrucción investiga a Verter Recycling por un posible delito ambiental y laboral. Además, subraya la «escasa colaboración» de la empresa, a la que el Departamento de Medio Ambiente pide que presente en un plazo «improrrogable de siete días» el avance de un plan de actuación con el objetivo de «evaluar y reparar los daños» provocados por el desprendimiento. La compañía habla por primera vez tras el incidente y asegura que los informes del Gobierno vasco «en ningún caso cuestionaron la estabilidad» del vertedero.
Dese Salud Pública aseguran que la calidad del agua y del aire son buenas, aunque el Ayuntamiento de Zaldibar aconseja no beber de manantiales y sella una fuente. En el pleno, solicitan el apoyo de Medio Ambiente para atender a la ciudadanía. «Estamos en una situación de emergencia», asegura el regidor, José Luis Maiztegi. El teniente de alcalde, Juan Mari Uriarte, abandona la sesión unos minutos tras romper a llorar.
Miércoles
El lehendakari, Iñigo Urkullu, visita por primera vez la 'zona cero' de Zaldibar. Acompañado de los consejeros de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, y Medio Ambiente, Iñaki Arriola, conversa con los técnicos de los grupos de rescate -la búsqueda sigue suspendida- y con representantes de Verter Recycling, con quien el Gobierno vasco aprovecha para tender puentes -en una reunión que también se celebra ayer- tras varios días de reproches. Posteriormente, el reponsable del Ejecutivo se reúne durante una hora en el Ayuntamiento con concejales y con familiares de Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán.
La oposición en el Parlamento vasco, además, eleva la presión sobre Urkullu y sus consejeros y les exige «responsabilidades», mientras los sindicatos bloquean en una protesta la sede del Gobierno vasco en Bilbao y una decena de batzokis amanecen con mensajes insultantes y con basura y estiércol bloqueando sus puertas.
Sobre el terreno, especialistas holandeses en geotecnia visitan la escombrera a fin de empezar a estabilizarlo y los Bomberos empiezan a utilizar un robot para intentar apagar el fuego de la zona más alta sin poner en riesgo la integridad de los servicios de emergencia.
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