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Otra Semana Santa «para olvidar», aunque ni la hotelería, la restauración y el comercio esperaban grandes cajas. El objetivo, en el mejor de los casos, pasaba por salvar el tipo, pero ni siquiera los mejor parados «estamos para tirar cohetes», según reconoció ayer a este ... periódico Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia (AHB). Las alegrías han sido escasas y el sector sigue anhelando una vacunación generalizada «a un ritmo mucho mayor que el actual» como único antídoto para encarar la crisis.
Para el comercio, el sábado solo atisbó algún rayo de sol a lo largo de la mañana. Por la tarde, los clientes volvieron a hacer mutis por el foro y los establecimientos quedaron con el contador a cero en una ciudad alterada por los graves incidentes ocurridos antes de la final de Copa. Salvo alimentación, que funcionó «bien», las ventas fueron muy malas, con especial repercusión en el sector textil, que continúa dando tumbos, cada vez más preocupantes.
No así los alojamientos rurales, que han saldado estos cinco días con pernoctaciones «muy superiores» a las previstas, por encima del 88%, tras retomar los niveles precovid. Otra cuestión es la cuesta arriba que se les presenta desde hoy mismo. La misma que deberán acometer los hoteles urbanos, especialmente los de Bilbao, que han salido magullados por el escaso número de visitantes, pese a las ofertas con las que se han descolgado algunos de los establecimientos más lujosos, que brindaron a sus clientes menús a la carta por poco más de 25 euros por cabeza.
De poco les ha servido, ya que han alcanzado ocupaciones que oscilan entre el 25 y el 27%. Únicamente los bares y restaurantes de la costa han trabajado «razonablemente bien», pero con resultados «muy por debajo» de los obtenidos en la Semana Santa de 2019 como consecuencia de las restricciones sanitarias.
Hotelería
Al sector hotelero en absoluto le ha pillado por sorpresa el «desastre» vivido este año, pese a haber tirado los precios. «Se veía venir», confiesa Álvaro Díaz-Munío, presidente de Destino Bilbao. Hubo días de la Semana Santa de 2019 que rozaron el lleno, con el 94% de las habitaciones ocupadas. Las pernoctaciones han fluctuado esta vez entre el 25 y el 27%. Con todas las comunidades cerradas y la falta de turistas extranjeros, los hoteleros solo han salvado, «y un poco», el sábado. «Los demás días han sido un desastre. El jueves, el viernes, el domingo...», lamenta Díaz-Munío. Las previsiones para los próximos días son «todavía peores», ya que esperan una semana de Pascua «terrible». «La cosa está muy mal», sentencia.
La mala situación hotelera contrasta con los resultados agroturísticos. «Hemos repetido los datos de hace dos años, pese a las limitaciones de aforo y las restricciones de movilidad», asegura Idoia Ezkurdia, gerente de Nekatur.
88% de ocupación han alcanzado los alojamientos rurales, según Nekatur.
Hostelería
La Plaza Nueva de Bilbao ha sido, posiblemente, el mejor ejemplo de lo que Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia (AHB), define como las «dos caras» del sector. Los bares y restaurantes de esta zona han trabajado bien, pero han sido un caso aislado «dentro de la ciudad», ya que prácticamente todo el negocio ha virado estos días «hacia la costa y el interior. Los locales urbanos son los que más han notado el bajón. Las limitaciones de aforo y el miedo de mucha gente a consumir en el interior de bares y restaurantes han provocado que las facturaciones hayan caído un mínimo de un 50%».
Únicamente los empresarios poseedores de grandes terrazas han tenido «mucho trabajo», pero en ningún caso «para tirar cohetes», al verse obligados a bajar la persiana a las ocho de la tarde y ante la imposibilidad de servir en barra. «Solo hemos funcionado bien el sábado. Ha sido el único día especial», resume Sánchez.
50% menos de facturación por las limitaciones de aforo.
Comercio
El comercio vizcaíno nunca ha depositado grandes esperanzas en la Semana Santa, ni siquiera cuando la ciudad se llenaba de turistas extranjeros, como ocurrió en la de hace dos años. Así que a nadie extrañó que el gremio cerrase a cal y canto, salvo el pasado sábado.
El buen ambiente ha contrastado con unas ventas «bastante malas», según Jorge Aio, de BilbaoCentro. Rafael Gardeazabal, presidente de bilbaoDendak, dice que lo de los sábados en Bilbao es «un misterio por resolver. En Derby vendimos bien a la mañana, aunque todo es muy relativo, ya que venimos de niveles tan bajos que a nada que haya algo de movimiento te alegras un poco». Sin embargo, las tardes se transforman en un «desierto comercial», con casi nula actividad. «Respecto al mismo periodo de 2019, calculamos un descenso de ventas en torno a un 80%», concreta Eider Txarroalde, presidenta de los comerciantes del Casco Viejo.
80% se han desplomado las ventas respecto al mismo periodo de 2019.
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