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En esto de las vacaciones, hay gente que prefiere anticiparse un poco al calendario: en atletismo sería salida nula y les obligarían a volver al punto de partida, pero afortunadamente en la vida no se aplican normas tan rígidas. Así que ayer, antesala de la ... Semana Santa pero laborable, el aeropuerto de Loiu registró desde la mañana su mejor ambiente de día festivo, con ese trajín -tan agradable de ver ahora, cuando la pandemia hace que gestos normales nos parezcan pequeños milagros- de gente cargada de maletas y de ilusiones.
Se trata, de hecho, de una de las jornadas con mayor número de operaciones en todo este periodo de vacaciones: se contabilizaron 134, una cifra que solo se superará este lunes (cuando están programadas 135) y el Lunes de Pascua, que tradicionalmente es una de las jornadas de mayor ajetreo (se prevén 148). «En Semana Santa hay programadas 741 operaciones con altos niveles de ocupación -explica el director del aeropuerto, Iván Grande, refiriéndose al periodo comprendido entre Miércoles Santo y Lunes de Pascua-. Tenemos destinos de sol y playa, destinos culturales y conexiones con 'hubs' como Düsseldorf, Ámsterdam, Londres, París... Yo destacaría que hemos recuperado la ruta a Estambul operada por Turkish y hemos incorporado una nueva ruta con Eurowings a Hamburgo».
Precisamente, a eso de la una del mediodía, la cola de Hamburgo era la más llamativa del área de salidas, que se veía animada pero sin aglomeraciones. Entre quienes esperaban para facturar estaban el bilbaíno Andoni Pérez y su mujer, la tailandesa Nok Gungleang: «Nos vamos a Hamburgo y Berlín. Tenemos un amigo que lleva diez años allí. Para los tailandeses, viajar a Alemania es como un sueño: a Tailandia iban muchos turistas alemanes y yo creo que entonces se creó esa mística», ilustra Asier, que se propone explorar algún club berlinés como el mítico Berghain, de cuyo estricto portero se dice que es el hombre más odiado del mundo. «¡A ver si nos deja entrar!». Si buscamos gente que desentumece estos días el músculo viajero, Asier no es nuestro hombre: «En Navidad me fui a Tailandia y estuve fenomenal».
Abundaban en Loiu las familias con niños pequeños, y la explicación estaba en el panel: París. «Vamos a Eurodisney y a Parc Astérix», resumía Iñaki, de Beasain y padre de dos críos. ¿Y ya le gustan a él esos sitios? «Las colas no, pero lo demás sí». El matrimonio formado por la granadina Alejandra y el bilbaíno Eduardo también iba a Eurodisney con sus dos hijos («es un peaje que hay que pagar», suspiraba ella), pero se habían montado un programa combinado con el París de verdad. «He estado dos veces en Eurodisney, en el 92 y el 95, pero entonces yo era el niño -relataba Eduardo-. Es un cambio importante, ahora me toca pagar».
De pronto, entra una larga fila de gente y altera radicalmente la media de edad en las instalaciones. Son decenas de jubilados llegados en autobús desde Vitoria para tomar el avión a Barcelona, en un viaje del Imserso a Calella. «Estamos de vacaciones permanentes», declara José Luis Manzanos, al que le gusta meter el dedo en la llaga de ese interlocutor que está en pleno curro. ¿Y qué va a hacer en Calella? «Sin meteorología favorable... ¡No sé si 'Calella la nuit' tendrá mucha vida! Pero bueno, habrá que subir a Figueras, a Empuriabrava...». ¿Suelen viajar en Semana Santa? Y ahí es Inés, la «pareja de hecho y de derecho» de José Luis, la que ahonda en la herida: «Ahora que tenemos todo el año, no. Se la dejamos a los que trabajan».
En esta recuperación de la normalidad, los planes de los viajeros suenan a vida que recomienza. Alaitz, de Astrabudua, va a París con sus padres para celebrar allí su 18 cumpleaños, que es hoy, ¡felicidades! «Es su regalo. Íbamos a ir en San José de 2020, justo cuando el confinamiento», comentan. Óscar Andrés ha venido con su mujer y su hijo desde Valladolid para volar a Dublín, donde tienen otro hijo estudiando, y de paso se han organizado una excursión a Galway. ¿Les gusta la Guinness? «La apreciamos, sí». Y Aitor Armendariz, Ander Zatika e Iñigo Zabala, amigos de la misma quinta y residentes en Tolosa, Eibar y Lekeitio, emprenden su viaje quinquenal de los 55 años. «Volamos a Sevilla, cogemos una autocaravana y vamos a Cádiz y Granada. Nuestra intención es comer y beber mucho: visitaremos bodegas, restaurantes buenos y seguramente también alguno malo». Se han puesto el listón muy alto, porque otra de esas expediciones que hacen cada cinco años consistió en recorrer la Ruta 66 en un Ford Mustang descapotable, pero tampoco se puede decir que lo de esta Semana Santa sea exactamente una penitencia.
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