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¿Ya hemos tenido la cena de empresa o esas quedadas de amigos tan propias de la prenavidad? Pues, para quienes ya han ido abriendo boca con estas citas tan arraigadas y para los que aún no se han 'navidadizado', llega Santo Tomás, una de las convocatorias más queridas del calendario navideño de los vizcaínos y el aperitivo festivo que nadie quiere perderse. Y es que nadie se cree del todo que llega la Navidad a estas tierras si no huele a txistorra y muchedumbre en ese microcosmos fascinante donde cada año los productores exponen y venden el fruto de su trabajo y los visitantes peregrinan de tenderete en tenderete haciendo compras y comiendo talo, la mejor 'barrita' energética... La feria más esperada celebra este jueves su 74 edición, con 121 productores y 215 casetas ubicadas en el entorno de El Arenal, al que este año se incopora una nueva zona en la calle Bailén. La tradición sigue mandando, pero conviene repasar 'secretos' y consejos para disfrutar a tope y convertirnos en todos unos 'expertos' (unos pro muy pro) en 'Santoto', abreviatura pegadiza que cada año se extiende más (antes sólo la usaban los 'enteraos' sumergidos en el mundo rural por un día). He aquí una pequeña guía:
Ay, ay, ay, eso es casi un secreto de Estado. Porque no se trata de un precio más... ¡Es todo un indicador! Lo saben ya hasta los cerebros mundiales de las finanzas, esos que ya nos vienen explicando por qué este año cuesta un congo un litro de aceite de oliva y tal (menos mal que el talo de txistorra, morcilla y bacon no precisa de este ingrediente para aumentar su alto contenido en grasa). Tradicionalmente, cuando el talo subía de precio era porque el bolsillo de los ciudadanos pasaba un momento dulce. Y si se mantenía igual o parecido, significaba que la cosa estaba para alguna alegría en forma de torta de maíz, pero tampoco para echar cohetes. Pero este año, con la inflación por las nubes... puede pasar de todo, incluso que no se 'pacten' los precios (una extendida leyenda 'santotomasera') entre productores. ¿Valdrán 6 euros (quizá 7) o habrán subido? ¿O habrá que comparar precios? Y también calidades. ¿Una pista para encontrar el mejor talo? Ir a los puestos donde se vea a gente amasando y haciendo bolas. Con las manos en la masa, vaya.
Los baserritarras pueden hacer una clasificación casi darwiniana de las 'especies' de asistentes a Santo Tomás con sólo saber a qué hora acuden a la feria, que tiene lugar de 9.00 a 20.00 horas, como de costumbre. ¿Que eres de los madrugadores? Significa que no quieres colas, que prefieres tener todo el género a tu disposición para elegir y comparar tranquilamente y, sobre todo, que no quieres toparte con la marabunta que empieza a crecer a media mañana para tener su punto álgido a partir de la hora de comer. En este grupo abundan las amamas con ojo de lince, exigentes al máximo, de las que te fulminan con su mirada de rayos láser si te cuelas por error. Pero, si eres de los 'santotomaseros' que van sobre las dos, es probable que acudas acompañado de la cuadrilla y que tengas que esperar bastantes colas. En pasadas ediciones, sin ir más lejos, hasta 40 minutos para conseguir llevarse a la boca un talo. ¿Y el público de la tarde-noche? Pues esos ya son más de potear y menos de comprar. Muchos chavales hasta se llevan su propia bebida, así que ya no cuentan mucho para el funcionamiento económico del mercado.
Los empleados de limpieza del Ayuntamiento, esos héroes anónimos que parecen tener superpoderes, gozan de la virtud de la discreción, entre otras muchas. Están todo el día dale que te pego para que no se les acumule toda la porquería a los de la noche y no suelen soltar prenda sobre los trapos sucios de su tarea. Aunque algo (poco) cuentan -¿acaso han firmado una cláusula de confidencialidad con el Ayuntamiento?-: «La gente se porta bien, sobre todo al principio; luego ya... los compañeros de la noche se llevan alguna sorpresa». ¿Preservativos? ¿Ropa interior abandonada? ¿Gafas? ¿Artículos de broma? ¿Apuntes de la uni? ¿Calcetines desparejados? Les da la risa. Parece que nuestra imaginación se queda corta. Este tipo de 'residuos' -¿reciclables?- son mera anécdota. Lo que hay a mansalva es basura de la de toda la vida, que parece que somos muy 'santotomaseros' pero también muy cochinos. Hay gente que puede divertirse y ser limpita a la vez. Como lo oyen. Y también personas que... en fin, ni siquiera pueden cumplir con uno de los dos requisitos. ¿A qué grupo queremos pertenecer?
Las previsiones apuntan a que la lluvia puede hacer acto de presencia en Santo Tomás. Si conoces el pronóstico del tiempo, ya tienes un punto como 'santotomasero' enteradillo. Ahí va por si lo quieres usar para ligar, entablar conversación, ir de listo... Los miles de asistentes a la feria del agro vasco (si dices agro también ganas puntos) se expondrán a temperaturas fresquitas, entre 10 y 12 grados, según Euskalmet (si citas fuentes oficiales, punto extra para ti). Si te chupas el dedo, lo levantas y le dices a la cuadrilla que es viento del noroeste (es lo que pronostica la agencia vasca de meteorología) ya quedas como un pro muy pro. Aunque es probable que se te caiga el vaso o las compras que llevabas en esa mano. Avisados estáis los 'meteorólogos'.
Es cierto que Santo Tomás es un acercamiento a la tierra, un escaparate del mundo rural, una celebración de las raíces. Este año habrá 'modernidades' como una app con toda la información práctica que podrá descargarse con un QR colocado en unos tótems situados en el recinto ferial.
Es el mensaje de todos los años, sí. Pero es necesario repetirlo. Hay que tener en cuenta que la zona festiva estará cerrada al tráfico. Estas restricciones alterarán el servicio de buses y aparcar va a ser tarea imposible. El metro será una buena opción, claro. De hecho, el día de Santo Tomás es el que tradicionalmente ostenta el récord de viajeros en suburbano de todo el año, con más de 408.000 viajes en anteriores ediciones.
A algunos los verás y a otros, de paisano, no. Pero ten por seguro que van a estar por todas partes para evitar que los delincuentes le amarguen la jornada a la gente. Además, los carteristas -que van a por los más despistados y los borrachos- y los que abusan de las mujeres centrarán la atención de las fuerzas de seguridad. Se trata de que Santo Tomás sea un lugar seguro para todos y todas.
Cada cual que lleve lo que quiera, claro, pero hay alguna cosa que puedes echar en falta. Una de ellas, toallitas húmedas o pañuelos de papel: casi todas las comidas pringan y en las horas más concurridas suelen 'regarte' con sidra o txakoli cuando pasas entre la gente. Mejor no llevar ropa fina o clarita, porque las manchas son casi inevitables (y eso que los talos de bacon están ganando terreno a los de chorizo y sus 'huellas' son menos visibles). Y, para los que no tienen el estómago a prueba de bombas, bicarbonato o antiácidos. Otra buena idea es coger una bolsa de tela de casa, aunque habrá reutilizables. Un 'santotomasero' de raza sabe cuándo sale hacia la feria y con qué intención, pero rara vez cuándo y cómo vuelve. Por eso, un avisito. Sabemos que a los padres recientes les hace muchísima ilusión ir a Santo Tomás con sus peques, pero, a no ser que sea a primera hora de la mañana, aventurarse con un carrito o una sillita entre el gentío es misión imposible. El título de 'santotomasero' se lo pueden sacar cuando ya se desplacen por sus propios medios.
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