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El debate público convocado por la asociación de vecinos Uribitarte-Anaitasuna, que agrupa a residentes del Ensanche y, por tanto, los más afectados por los ruidos nocturnos y el efecto del botellón en Bilbao, no se anduvo con milongas. Entró al fondo del asunto ... desde el principio y obligó a los representantes del PP, EH Bildu, Udalberri y Goazen a pronunciarse sobre qué tipo de medidas arbitrarán en el caso de que alcancen el poder en las elecciones municipales de mayo. Todos desean que una buena parte de la población del centro, castigada actualmente por un ocio nocturno «descontrolado», pueda dormir las noches de los jueves, viernes, sábados y festivos, sin tener que encontrarse al día siguiente las calles llenas de suciedad, vómitos y orinas. «Cada vez se pegan más los zapatos al suelo en las aceras», lamentó una vecina.
El encuentro congregó únicamente a los cuatro partidos de la oposición, ya que el PNV y su socio de gobierno, el PSE, declinaron la invitación. Con ligeros matices, tanto los vecinos como los representantes políticos advirtieron del «grave riesgo» de fractura de la convivencia ciudadana y atribuyeron el «empeoramiento» de la «conflictividad» de la noche bilbaína a la inacción del Ayuntamiento y a la «pasividad», en muchas ocasiones, «de la Policía Municipal. No se hace nada, mientras se está poniendo en riesgo la salud de muchos vecinos», enfatizó Carmen Muñoz, de Udalberri.
Luis Eguíluz | PP
Aitziber Ibaibarriaga | Bildu
«No hay ninguna política nueva», reprochó Francisco Samir Lahdou, de Goazen. «Hay más policías, es cierto, pero el problema sigue. Muchos expedientes sancionadores finalmente no llegan a ejecutarse porque luego decisiones judiciales tumban los acuerdos municipales», admitió Luis Eguíluz, del PP, que se presentó ante sus compañeros «como el de la porra». Aitziber Ibaibarriaga, la portavoz de EH Bildu, tampoco se mostró sorprendida por el enrarecido clima que vive desde hace años Bilbao:«Ya anunciamos en 2010 que la ordenanza de hostelería iba a ser un foco de problemas. Y lo es –subrayó– porque el Ayuntamiento considera que la hostelería y los grandes eventos son la gallina de los huevos de oro».
Desde perspectivas ideológicas radicalmente distintas, los concejales de la oposición coincidieron con los vecinos en la necesidad de cocinar una receta común:«Hacen falta más sanciones gordas y medidas ejemplares y efectivas», aplaudieron. Los cuatro ediles vieron con buenos ojos, por ejemplo, medidas como las adoptadas por el Ayuntamiento de Lisboa, que «impone sanciones que luego cobra» de 1.500 euros a las personas a las que sorprende orinando en las calles o tirando colillas al suelo, y de 15.000 a los dueños de salas de fiestas que infringen la ley.
Carmen Muñoz | Udalberri
Francisco Samir Lahdou | Goazen
Sin embargo, el hartazgo vecinal es tal que los asistentes, cansados de «tanta promesa incumplida», exigieron que el Ayuntamiento «haga su trabajo», responsabilidad que trasladaron también a los grupos de la oposición. A muchos les sonó a cuerno quemado iniciativas como la de Udalberri de impulsar «medidas preventivas»; o la de Goazen, de permitir «los botellones cívicos».
«Queremos soluciones porque la Policía pasa olímpicamente de nosotros. Muchas veces les llamamos y no nos hacen ni caso, por mucho que les enviemos vídeos de gente comportándose incívicamente a la que, además de con multas, habría que escarmentar imponiéndoles trabajos sociales», plantearon algunos ciudadanos. Ibaibarriaga se mostró partidaria de «reducir el aforo» de las discotecas que contravengan la normativa y Eguíluz se mostró tajante: «Lo que hay que hacer es cumplir la ordenanza, con eso es suficiente».
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