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Hace apenas seis meses que ocupaba la bancada de la oposición en el Ayuntamiento de Bilbao, y la vida de Samir Lahdou, el que fuera cabeza visible de Goazen Ganemos, ha dado un giro copernicano. Ayer se estrenó como taxista, asalariado de un chófer de ... TeleTaxi de baja tras una operación. «Serán dos o tres meses, calculo», explicaba a este periódico mientras se afanaba en descubrir cómo activar el piloto verde que marca la bajada de bandera. Samir no se arredra, es un superviviente. Al volante de un Dacia Lodgy comienza su aventura, bendecida por una lluvia inclemente a la hora de comer. ¿Buen augurio? «Bueno, se supone que la gente coge más el taxi cuando no puede pasear», desliza socarrón, tratando de ocultar su nerviosismo. Ha cambiado el pelo 'afro' por las extensiones y luce un abrigo que le hace parecer un villano de Tarantino. «En el taxi hay que dar imagen». La nomenclatura de las calles no debería ser un problema: en su largo curriculum figura una temporada como repartidor de pizzas. «Hombre, no es lo mismo que llevar personas, pero todo se andará».
El periodista le marca su primer destino. Plaza de Rekalde. «Bueno, si salimos de Bolueta, lo más rápido es ir por Miraflores, tomar San Adrián y bajar por detrás de El Fango», recita. Dicho y hecho. Diez minutos y 8,65 euros después, Samir aparca en las inmediaciones del viaducto. Es su primera carrera y está pletórico. «¿Me vas a cronometrar todo el rato?», bromea. No me atrevo. Con eso del Bilbao a 30 y a 50 km/hora, no quiero poner a prueba la reputación de uno de los más firmes defensores de la medida municipal. «Me gusta conducir y también que haya un límite de velocidad en ciudad. Si viviéramos en un mundo responsable, seguro que muchas normas sobrarían. Como no es así, habrá que arreglarse. Además, dicen que se contamina menos y que es más seguro para los transeúntes y los que van en bici, y como también hay vías a 50, no hay riesgo de que la ciudad se colapse. Es una buena medida, de hecho nosotros la apoyamos».
Samir ha apagado la radio al recoger a su primer cliente. ¿Qué estaba escuchando? «Unas declaraciones en la radio de Alfonso Gil (concejal de Movilidad) sobre el sorteo de unos bonos para viajar gratis en Bilbobus. La verdad es que cuesta desconectar. Hay días que digo 'no voy a escuchar la radio o leer el periódico', pero acabo picando. Me pregunto, '¿qué diría yo'?».
El taxi que conduce Samir no tiene mampara de seguridad. «Ni había reparado en ello. Nadie está libre de que le pase algo, pero yo sigo pensando que Bilbao es una ciudad segura. Quizá es que yo he tenido pocos sustos, espero seguir así». Hablando de riesgos, 60.000 personas se han bajado ya en Bilbao la aplicación de Uber. «Me acuerdo de Gil diciendo que aquí no iba a entrar nunca Uber. Mira, aquí el problema no son los VTC, sino las empresas que no hacen las cosas bien. Y lo mismo pasa con el intrusismo; hay que proteger al pasajero y combatir el fraude fiscal. Tampoco taxis piratas, como en determinadas discotecas de Bilbao, que ni tienen licencia ni están preparados para llevar pasajeros».
Mientras se dirige a su segunda cita del día, el aeropuerto -«vamos mejor por Gordóniz, hasta Moyúa y de allí por La Salve, cruzamos los túneles de Artxanda y por el Txorierri hasta Loiu», poco más de veinte minutos-, Samir explica su siguiente proyecto, el que le tiene «realmente ilusionado». «Estoy trabajando en un plan de ocio alternativo, un 'escape room' en Santutxu que se llamará Game Space Bilbao, y que estará ambientado en un hospital psiquiátrico. Pero será mucho más ambicioso, con actividades al aire libre para conocer Bilbao».
Acción, aventura, tramas, atrezzo, localizaciones... la mente de Samir bulle a todas horas. De chaval estudió un año de mecánica de automoción y en sus ratos libres repara un Mercedes rojo descapotable que ha comprado a un amigo y que se propone convertir en un clásico, la ilusión de su vida. «Ya sabes cómo es la gente. 'Ahí va Samir con un Mercedes'. A nadie se le ocurre pensar que tiene 20 años, el tubo de escape atruena, la capota y los asientos de cuero están desgastados, hay que arreglar la servodirección...».
De momento sus preocupaciones son otras. «Todo es muy complicado. Capitalizar el paro, dedicar la mayor parte al que va a ser tu negocio, hacerte autónomo... Y eso que soy afortunado, tenía unos ahorrillos de cuando fui concejal. Pero hay gente que ni eso». Borja Mussons, presidente de los taxistas de Bizkaia, ha llamado para darle ánimos. «Me ha dicho que no me preocupe, que el cliente de Bilbao es muy comprensivo con los que empiezan. Ah, y que si no conozco alguna dirección, que no me corte y pida ayuda». Que no se corte, le dice.
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