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El derrumbe del vertedero de Zaldibar que sepultó a dos trabajadores el pasado jueves y las posteriores labores de rescate y desescombro han generado, a su vez, un aluvión de datos que, a causa de la premura, han podido resultar confusos e incluso contradictorio. Este ... es el resumen básico de todo lo que se sabe a ciencia cierta y hasta ahora de lo sucedido.
1.
El vertedero de la empresa Verter Recycling 2002 SL está situado en una ladera al pie del monte Egoarbitza, junto al límite entre Bizkaia y Gipuzkoa, y en el término municipal de Zaldibar, sobre el barrio de Eitzaga. La instalación obtuvo su autorización ambiental integrada (AAI) para «la actividad de vertedero de residuos no peligrosos de origen industrial» el 22 de enero de 2007. Este permiso permite operar con amianto, en concreto, con el correspondiente al código LER 170605, esto es, «materiales de construcción que contienen amianto».
La autorización dio a la empresa, fundada en 2002 por el promotor José Ignacio Barinaga, permiso para recibir más de 10 toneladas al día de residuos no peligrosos. Como la capacidad del vaso iba a ser de 2.744.975 metros cúbicos de tierras, su vida útil se fijó en 35 años.
En la última inspección realizada por el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco, realizada el 10 de julio de 2019, se detectaron «distintos aspectos a subsanar, por lo que se emitió un requerimiento para que se aportara documentación complementaria con fecha de 16 de septiembre de 2019». Según ha explicado hoy mismo la viceconsejera, Elena Moreno, el material no autorizado que se detectó en esa última inspección eran «plásticos» para los que las instalaciones no tenían los permisos correspondientes
La empresa entregó a Medio Ambiente el 11 de octubre de 2019 un estudio realizado por una ingeniería especializada que concluía que el vertedero era «estable con la configuración actual», pero en el que se indicaban varias recomendaciones, como «realizar controles geotécnicos esporádicos de los materiales que se vayan vertiendo», «realizar un drenaje basal» o «continuar con los contrafuertes realizados con material de mejor calidad (más grueso) en las zonas exteriores de cada nivel».
Según Medio Ambiente, la entrada total de residuos registrada en el vertedero fue de 379.689 toneladas en 2017; de 540.667 toneladas en 2018, y de 510.994 toneladas en 2019. En cuanto a los materiales de construcción que contienen amianto, las entradas fueron de 2.954 toneladas en 2017; 2.592 toneladas en 2018, y 4.235 toneladas en el año 2019.
2.
Sobre las cuatro de la tarde del pasado jueves, 6 de febrero, se escuchó «un gran estruendo», según relató uno de los conductores que se topó con el alud de desechos que cubrió los cuatro carriles de la autopista de AP-8 y parte de la variante de Ermua. Arriba, en la escombrera, los operarios no tuvieron tiempo para reaccionar cuando el suelo empezó a deslizarse bajo sus pies. El vaso del depósito se rompió y su contenido cayó ladera abajo, arrastrando árboles y toda la tierra que encontró a su paso. Según uno de los operarios de la instalación, que vivió el deslizamiento en la cabina de su excavadora, el derrumbe duró unos dos minutos.
Los residuos se movieron en dos direcciones. Una, sobre la autopista, otra, hacia Eitzaga. La primera lengua de tierra y materiales formó un atasco que colapsó la autopista, por la que a diario circula una media de unos 23.500 vehículos. En su primera estimación, la Diputación vizcaína avanzó que la avalancha había desplazado medio millón de metros cúbicos de terreno en una ladera de unos 400 metros de longitud, desde el vertedero hasta la AP-8 y la N-634, donde el montón de desperdicios alcanzaba los 3 metros de altura. El corte provocó retenciones kilométricas en ambos sentidos y afectó a miles de conductores durante horas.
3.
Los dos trabajadores desaparecidos en el derrumbe son Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze.
Joaquín Beltrán, 51 años, era de Zalla. Casado y con tres hijos, era dueño de una empresa de excavaciones y construcciones que puso en marcha hace poco más de seis años y en la que acostumbraba a trabajar a pie de obra. En el momento del accidente, tuvo tiempo de avisar de lo que ocurría a un sobrino que trabajaba con él: «Estaba conduciendo un camión en el vertedero y me llamó mi tío al móvil para que saliera de allí», recordaba el joven, salvado por esta llamada, horas después.
Alberto Sololuze, de 62 años, casado y con una hija, era natural deEibar y residía en Markina. Durante 25 años trabajó en las concesionarias de Ford y Peugeot en la villa armera. Por lo que se sabe, la avalancha le sorprendió en la báscula del vertedero de Zaldibar. «Me imagino que estaría en el pesaje y que con el derrumbe todo se le vendría encima», apuntó uno de sus amigos.
4.
El primer operativo se puso en marcha cuando aún se ignoraba la magnitud de lo sucedido. Las prioridades fueron localizar a los desaparecidos y despejar la autopista. La Policía vasca movilizó un helicóptero, drones y efectivos de las unidades de Rescate y Tráfico, entre otras. Por su parte, la Diputación de Bizkaia desplazó a efectivos de los parques de bomberos de Iurreta, Artaza y Basauri, que se sumaron a los desplegados desde Eibar y Oñati por la institución foral guipuzcoana.
En un principio, los perros de rescate de la Ertzaintza marcaron dos puntos donde podrían encontrarse los empleados. Aunque se buscó con detenimiento durante horas, no se encontró nada.
Las operaciones de desescombro y rescate se desarrollaron durante horas sin que se supiera que entre los residuos había materiales con amianto, un elemento cancerígeno. Pasadas las ocho y media de la tarde del jueves un técnico de Osalan, el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales, dio la voz de alarma. En ese momento unos 60 ertzainas y bomberos llevaban varias horas rastreando la inmensa lengua del alud tratando de encontrar a Beltrán y Sololuze, mientras decenas de operarios de empresas vinculadas a la Diputación se esforzaban en tratar de liberar la autopista. Los trabajos fueron suspendidos por precaución hacia la una de la madrugada.
Las labores en la autopista pararon hasta las tres y media de la madrugada, cuando Osalan proporcionó trajes de protección, mascarillas y guantes a los trabajadores, que hacia las seis de la mañana del viernes lograron despejar los carriles en sentido Bilbao y habilitaron un 'by pass' para agilizar el tráfico.
En el caso de la Ertzaintza y los bomberos, la búsqueda de Joaquín y Alberto en el núcleo de la avalancha no se retomó hasta cerca de las tres de la tarde del vienes, con el apoyo ya de una empresa (IGR) especializada en manipular amianto.
Desde entonces, la inestabilidad del terreno se ha convertido en el principal freno a las labores de búsqueda, cuya segunda fase se inició ayer, ya con excavadoras. Estos trabajos han sido suspendidos de nuevo al advertir los geólogos que el terreno ha sufrido desplazamientos. La futura excavación, traslado y depósito de los escombros dependerá del desarrollo de esta segunda fase de trabajos. En todo caso, la viceconsejera de Medio Ambiente, Elena Moreno, apuntó que «no será cosa de dos días y llevará bastantes meses», extremo que ha confirmado el propio lehendakari, Iñigo Urkullu, esta tarde. Hoy se ha sabido también que los escombros podrían ser trasladados a dos instalaciones situadas en Mallabia y Zalla, las únicas operativas en territorio vasco capaces de almacenar residuos con amianto.
5.
Hasta ahora no se ha confirmado que las labores que estaban teniendo lugar en el vertedero cuando se desencadenó el alud estaban relacionados con la corrección de los errores detectados por las inspecciones. Medio Ambiente apuntó ayer que se está estudiando a fondo el expediente de la empresa para comprobar si su actividad se ceñía a la normativa o había más irregularidades de las ya detectadas. De ser así, el Gobierno «actuará con la máxima contundencia», según avanzó Moreno.
Además, se está monitorizando la posible presencia de amianto o de otros agentes contaminantes en el entorno de la escombrera. El Gobierno vasco ha instalado una estación móvil de la Red de control de calidad del aire en Ermua, cerca de la AP-8. El equipo realiza mediciones cada 15 minutos y durante las 24 horas del día. Además, se están tomando muestras en varios puntos de la cercana Eibar. Según aseguró Elena Moreno, la presencia de amianto se circunscribe al área del vertedero y el derrumbe. No se han detectado contaminantes en los cursos de agua del entorno.
En cuanto al aire, las mediciones «indican que los niveles de polución se mantienen en parámetros normales, aunque han detectado algunos picos no preocupantes de los citados compuestos orgánicos volátiles», según Medio Ambiente.
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