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L. L.
Sábado, 20 de enero 2024, 13:46
«Fue Zarambolas. Una persona muy participativa, muy conocida, muy implicada. Fue también el que casó a Bárbara Rey y Ángel Cristo, ahora que vuelven a estar tan de moda». Fue Miguel María Mendizabal Ruiz, 'El cura del circo y los feriantes', y lo recuerda ... José Mari Amantes, histórico de la comparsa Moskotarrak. En el año 2007, pocos meses después de su fallecimiento, se instaló en su memoria un placa en el número 44 de Hurtado de Amézaga, el edificio donde el religioso vivía. Aquel acto estuvo muy concurrido y hasta se modificó la hora de la celebración para esperar al alcalde, Iñaki Azkuna.
Pues esa placa ha desaparecido. «Ha ocurrido esta semana», se duele Amantes. La comunidad de propietarios del inmueble ha denunciado la sustracción y Moskotarrak, comparsa a la que 'Mikel' estaba vinculado, se ha hecho eco del suceso.
El cura del circo falleció en febrero de 2007 tras sufrir un infarto a los 73 años. Su funeral se celebró frente a su casa, en la iglesia bilbaína de San Francisco de Asís, la Quinta Parroquia, donde habitualmente oficiaba misa tras cumplir sus compromisos como coordinador de la Pastoral del Circo en Europa y América Latina.
Desde que era un niño y correteaba por las calles de Urioste, el barrio más poblado de Ortuella, Miguel María Mendizábal sabía que su vocación era el circo. Su tío era payaso -«Carablanca»- y él no se cansaba de admirarle. El mundo circense le fascinaba y ya de adolescente se echó a la carretera para actuar de pueblo en pueblo hasta que, a los veinte años, sintió la vocación religiosa. Se metió en el seminario y desde entonces y para siempre se quedó con el apodo que le hizo célebre.
«Mi carácter siempre ha sido alegre y he procurado llevar la alegría a los demás», dijo en una entrevista publicada en este periódico en 2001. El cura, que fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1961, viajó de carpa en carpa en una caravana -«era como una capilla ambulante»-. Casó a Ángel Cristo dos veces -una de ellas con Bárbara Rey-, actuó con el payaso Tonetti -instauró unos premios con su nombre-, y fue amigo íntimo de Miguel Gila.
Cinco años después de su ordenación sacerdotal la Conferencia Episcopal le nombró director nacional del Apostolado de Circos, Ferias y Espectáculos Ambulantes. Empezó a viajar por España y Europa y aterrizó en Chile para montar una pastoral circense que englobaba toda Latinoamérica.
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