El coche es impresionante, como de ciencia ficción, y el efecto que produce se multiplica porque es el primero con el que se encuentran quienes entran en el pabellón 5 del BEC, en Barakaldo, que este fin de semana acoge la 13 edición de RetroClásica, ... la Feria de del vehículo clásico, de época y colección.
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Es un Lamborghini Countach, pertenece a la colección de Torre Loizaga y sus líneas futuristas contrastan con las de un humilde R5 que se expone en el mismo stand y justo detrás de su alerón de aires supersónicos. Obviamente, el bólido de fantasía para millonarios atrae a más gente que el clásico coche familiar funcional. Y hasta genera debates: «¿Pero este es anterior al Ferrari Testarossa?», plantea un aficionado. «No sé, pero parece que conducirlo es un infierno, el cambio debe ir fatal», responde otro. «Es una locura, un pepinaco», sentencia un tercero.
La imagen del Countach y el R5 compartiendo espacio resumía perfectamente lo que ayer admiraron miles de asistentes a una feria en la que uno se encuentra aparcados en plazas contiguas vehículos que posiblemente jamás coincidieron en el mismo kilómetro de carretera en sus tiempos de circulación. Un Corvette junto a un Dos Caballos; un Lincoln Continental y un 600. Clásicos e históricos pueden ser deportivos de lujo, como el Countach, y vehículos funcionales, como el Land Rover de los baserritarras de toda la vida, que también tiene su público. «Como este tengo yo uno, de 1963», comentaba un veterano paisano asturiano, mientras admiraba uno de estos todoterrenos tan rurales. «Nunca ha fallado y podría matricularlo como histórico, pero entonces solo podría usarlo para pasear. No podría llevar carga, y yo todavía lo utilizo para trabajar en las fincas. Tiene que pasar la ITV cada seis meses».
Ir a la feria RetroClásica -que también permanece abierta hoy de 10 a 20 horas- es como bajar a un gran parking a través del tiempo y el recuerdo. Unos buscan el bólido con el que soñaron desde niños y que posiblemente tuvieron de juguete, como ese De Tomaso Pantera tan popular entre quienes fueron a EGB, otros van tras el coche de casa de cuando eran pequeños. No ya el 600, que en esta feria hay expuestos un buen surtido, también los viejos Simca, los 124, los Citroën BX o XM. De hecho llega uno de Gernika, de 1989, y nada más aparcar atrae a un nostálgico. «¡Era el coche de aita!».
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Llaman la atención los coches americanos clásicos, siempre desmesurados. Alguien ha traído uno tan grande que es más largo que la plaza en la que está estacionado. ¿Qué es? Hay un debate entre un grupo de asistentes hasta que aparece el dueño para aclarar el misterio: «Es un Mercury de 1965». Una pareja se fotografía junto al coche. «Creo que es dos veces más largo que el nuestro», dice él riendo.
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