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¿Cómo dibujan los menores la desigualdad entre sexos? ¿Dónde ponen el foco, adónde dirigen la mirada? ¿De qué color pintan la violencia machista? ¿Dónde ... la sienten en sus vidas y cómo la plasman en un papel? El certamen de vídeos y trabajos gráficos Beldur Barik -organizado por Emakunde, que entregó ayer sus premios anuales- puede servir para despejar esas interrogantes. «Nacemos iguales y debemos tener los mismos derechos», reza el lema que enmarca uno de los trabajos. Lo que capta la atención no son esas palabras, sino la imagen que surge debajo y que resulta muy creativa. Son los dos iconos típicos de hombre y mujer con los que se diferencian las puertas de los lavabos. Las dos figuras se van inclinando y se acercan hasta que comparten una misma cabeza, una misma forma de ver y comprender la desigualdad.
«En los trabajos que nos presentan al concurso de expresión artística, vemos año tras año que los jóvenes van detectando, cada vez de manera más clara, cuál es el origen de esta violencia. Van descubriendo que es la desigualdad en sus diversas manifestaciones la que hace posible que se produzcan episodios de violencia contra las mujeres», explica una portavoz de Emakunde. «Ese es precisamente uno de los objetivos más importantes del programa: que chicas y chicos detecten esos indicios, las actitudes que están en el origen de los ataques».
Cuando allá por 2012 empezó Beldur Barik -Sin Miedo-, los chavales retrataban con crudeza la violencia machista -quizá entonces aún la llamaban doméstica-. Se limitaban a plasmar el drama, el moratón, la sangre. Iban a sus consecuencias más evidentes. Es en las últimas ediciones cuando han virado hacia las causas, hacia el porqué. A esta edición se han presentado 298 trabajos realizados por 2.200 jóvenes, la mayoría de ellos grupales y en formato de vídeo. Han llegado 45 a la categoría de 12 a 13 años, 189 de autores entre 14 y 17 años y 64 de mayores de edad hasta 26 años. «No sólo analizan, sino que con sus obras se enfrentan a esos comportamientos», señalan desde Emakunde. Las temáticas giran en torno al «empoderamiento de las chicas, los roles y estereotipos de género y la respuesta colectiva a la violencia contra las mujeres».
Laura Bartolomé ha participado en la segunda categoría con un dibujo colorido que esquematiza las ideas que conducirían a un mundo más equitativo. A su juicio, «la empatía, la libertad, el respeto, el amor, la paz» son los ingredientes imprescindibles de esta receta. Ha enviado otro en que aparece un podio en el exterior de una casa donde una mujer hace las tareas de la casa. «Podemos participar en todas las actividades», constata la joven. Hay los que improvisan una infografía y calculan, porcentaje en mano, lo que falta a cada sexo para llegar a las mismas cotas. A su juicio, los hombres rondan el 96% y ellas sólo disfrutan del 46% de lo que les toca. Otro bucea en las frases machistas de la música de diferentes épocas.
Las diferentes edades dejan su impronta, tanto en los trabajos gráficos como en los vídeos. En las edades más tempranas «les preocupan los cambios en su cuerpo y muchos están ambientados en los patios de los centros escolares», detallan desde Emakunde. En uno de los vídeos aparece una niña a la que ridiculizan sus compañeros tras su primera menstruación y en otro hay un embarazo adolescente. Entre los 14 y los 17 años hablan de los miedos asociados a sus primeras salidas de fiesta. Aparece, por ejemplo, una chica que ayuda a una desconocida que está siendo perseguida por un hombre en plena noche. «No te conozco de nada, pero ayúdame», le pide.
Ganan peso también los que versan sobre la homosexualidad y la transexualidad, así como las dificultades de inclusión en el grupo. Hay un bonito vídeo en el que unos zapatos de tacón no encuentran su lugar en ninguna parte. Entre los mayores de 18 años -otra etapa vital- cobran fuerza «las diferentes oportunidades laborales según el sexo y los techos de cristal».
La mayoría los han hecho en grupo, algunos casi multitudinarios. 21 jóvenes han presentado un cartel con ocho fotografías que reclaman «cambios esenciales» en los roles. Han fotografiado a una mujer mayor en la cocina mientras su pareja fuma. Debajo, unas mujeres bailan danzas vascas mientras ellos practican levantamiento de piedras. Surgen lemas combativos, como ese que apunta que «si una cae, la levantamos todas».
Los más pequeños, de 12 a 13 años, también han hecho su parte. Inari Torres ha pintado a mano un bello y colorido dibujo de una mujer con unos mensajes que llaman a sentirse poderosa, orgullosa y querida. Cuenta en su breve descripción que representa «la fuerza y la libertad» de las mujeres. Entre los vídeos de esta franja de edad destaca uno que reescribe la llegada a la Luna, ese «pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad», y lo hace de una forma en que no deja a las mujeres fuera.
Marta Teijeira, que participa con los mayores, escenifica «un jaque mate al miedo» con piezas de un histórico ajedrez de madera. «Quiero mostrar que la mujer no está sola. Quiero promover la idea del compromiso colectivo», analiza. Otro grupo de esta categoría ha optado por crear unas gafas mágicas, de color violeta, que obran el milagro de verlo todo «con una mirada nueva, con ojos feministas».
Para Emakunde, «es una buena noticia que hayan pasado de las huellas físicas de la violencia a una reflexión más profunda. Han llegado este año muchos vídeos acerca del control sobre el móvil por parte de la pareja. Gestos que pueden desembocar y desembocan en la violencia. Y los jóvenes los tienen claros».
La joven ha pintado a una mujer con mensajes que llaman a sentirse «poderosa, orgullosa y querida». Cuenta en su breve descripción que representa «la fuerza y la libertad» de las mujeres.
Este colorido dibujo muestra la receta de su autora para alcanzar una sociedad más justa: empatía, igualdad, paz, respeto, amor y libertad.
Firmado con seudónimo, el autor titula '¿Con la misma cabeza?' y pide «mismos derechos».
21 personas presentan este trabajo grupal que muestra a un grupo de mujeres remeras. Los autores tomaron la imagen en Mundaka.
Jaque mate al miedo. Con este gráfico título resume su autora la obra. «Quiero mostrar que la mujer no está sola. Quiero promover la idea del compromiso colectivo mediante el ajedrez», analiza.
La autora muestra la unión de las mujeres del mundo y defiende que si se ataca a una sola, responderán todas juntas.
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