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El restaurante Landatxueta ha asegurado esta mañana que devolverá el importe íntegro de las fianzas entregadas por los clientes que este año habían reservado sitio ... en su establecimiento para celebrar bautizos, bodas y comuniones. Unos banquetes que ya no se llevarán a cabo en el local de Loiu porque la empresa entró hace un mes en concurso de acreedores y ha cerrado de manera inesperada. También se ha ofrecido a reubicar los convites en un salón de la zona y en un hotel.
En total, según fuentes de la firma que gestiona el complejo hostelero, se habían contratado una decena de bodas y aproximadamente medio centenar de comuniones. El pasado domingo empezaron a avisar a los afectados. «Ayer no dimos abasto y estuvimos trabajando a tope para atender a todas estas personas», han explicado desde la gerencia del restaurante. «El único motivo de la clausura es la falta de viabilidad económica del negocio», han argumentado. «Hemos tratado hasta el último momento de seguir adelante, pero ha sido imposible, porque las reservas han bajado mucho en los últimos años, se casa mucha menos gente y los novios traen a muchos menos invitados que antes, y con 50 comuniones no puedes sobrevivir», han añadido.
El Landatxueta, que lleva abierto desde 1999 y era un clásico de las celebraciones familiares, asegura que no ha habido «mala fe» en su despedida a la francesa y lamenta los inconvenientes que le han generado a sus clientes. «La verdad es que la gente está siendo muy comprensiva para la faena que le estamos haciendo. No es fácil afrontar esta situación. Ni para ellos ni para nosotros», ha reconocido la misma fuente.
Los afectados, por su parte, continúan organizándose. Hay quien confía en la palabra del restaurante y ya solo espera la devolución de la fianza (que oscilaban entre los 1.000 y los 1.500 euros para las bodas y los 300 y 500 euros para los bautizos). Otros , en cambio, no las tienen todas consigo. «Hay que estar atento a ver qué sucede, porque igual que cerraron sin decir nada, pueden volver a bajar la persiana sin más novedad. Veremos...».
«Mi hija se echó a llorar cuando nos escuchó hablar entre nosotros y se pensó que no iba a tener comunión». La de Susana García, vecina de Barakaldo, es una de las, al menos, 20 familias afectadas por el inesperado cierre del restaurante de Loiu. El local tenía la agenda «repleta» de banquetes de boda y comunión para los próximos meses, según les contó a los damnificados un responsable del local. El negocio hostelero, especializado en celebraciones familiares, entró en suspensión de pagos a finales de enero.
Echó entonces la persiana, alegando que «se iban de vacaciones», pero no ha vuelto a reabrir sus puertas para «disgusto» de sus clientes, que se percatan ahora de lo sucedido y ya se están organizando para reclamar sus derechos. Las parejas que iban a casarse dieron entre 1.000 y 1.500 euros, mientras que por las comuniones se dejaron como señal entre 300 y 500 euros.
En la mañana de ayer, el establecimiento, todo un clásico en Bizkaia (fue inaugurado en los 90), permanecía cerrado a cal y canto. No había ninguna señal de actividad en el complejo hostelero, ubicado a la salida de Loiu, en el barrio Zabaloetxe, no muy lejos del aeropuerto. Tampoco había cartel alguno que explicara el motivo de la clausura. El teléfono del negocio remite al buzón de voz de un móvil, en el que no se puede dejar ningún mensaje porque avisa de que está saturado.
Susana García no sabe las veces que ha marcado ese número. «Lo peor es que hay mucha gente que no conoce todavía lo que se le viene encima», asegura. Sonia Manzano se enteró el domingo por la tarde. Recibió una llamada de una chica que dijo trabajar para el restaurante y que le informaba de que la comunión que tenía contratada para el 4 de mayo no se iba a poder celebrar. Se ofreció a devolver el dinero de la fianza, pero no ha vuelto a tener noticias. «Ha sido de un día para otro, sin ninguna explicación».
La empresa que explotaba el negocio, Landa Unbe S. L. , entró en concurso voluntario de acreedores el 25 de enero por hallarse «en estado de insolvencia», según ha podido comprobar este diario. La administradora concursal designada –del gabinete jurídico De Iure– no quiso ayer hacer declaraciones, aunque diversas fuentes afirman que, además de los clientes, se adeudaría una fuerte cantidad de dinero a otros acreedores. Las mismas fuentes sostienen que la situación vendría arrastrándose desde noviembre pasado, cuando se dejaron de abonar las nóminas de los trabajadores, que están ahora mismo en el paro, y las facturas a proveedores. «Lo que no entendemos es cómo muchas personas hemos contratado después de esa fecha y no nos avisaron entonces de lo que sucedía», se duele una de las afectadas. Otras fuentes plantean que algún inversor nuevo podría hacerse con el local a corto plazo.
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1999 Fue el año en el que comenzó a funcionar el restaurante abierto en las instalaciones del viejo club.
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