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Los peores momentos de la pandemia han quedado atrás pero la normalidad no ha vuelto del todo. Las residencias, epicentro del Covid en los inicios de la crisis sanitaria, siguen sujetas a restricciones en las visitas que reciben sus usuarios. Pese a que el Gobierno ... vasco decretó el 5 de octubre el fin de las limitaciones, ese cambio no ha llegado aún a algunos centros. La asociación de familiares Babestu denuncia la existencia de una «gran disparidad y muchas diferencias» en el régimen que habilita cada dirección. Hasta septiembre, las residencias ofrecían tres visitas semanales y otros dos paseos terapéuticos por los alrededores cuando el tiempo lo permitía. Era lo que marcaba la norma foral. Se antojaba como un margen amplio, porque veníamos de meses de cerrojazo, pero lo cierto es que, antes de la pandemia, muchos cónyuges acudían a diario a ver a los suyos durante varias horas y eso a día de hoy no es posible todavía. Desde la patronal Gesca aseguran que «las visitas se han abierto en nuestros centros pero de forma controlada porque hay limitaciones en los espacios comunes que hacen que no se puedan llenar los salones, porque no se respetarían los dos metros».
Conviene aclarar las competencias. El Departamento de Salud del Gobierno vasco marca «el protocolo para la vigilancia y control del COVID-19 en centros sociosanitarios». La última actualización es muy reciente, del 18 de octubre de 2021. Ese texto recuerda que las visitas son «un derecho y una necesidad de los residentes» y recalca que «aunque la distancia física de dos metros es aplicable como norma general, se acepta el contacto físico con mascarilla e higiene de manos». El documento detalla que «deben establecerse las medidas necesarias para evitar la acumulación de personas» y que «se priorizarán las salidas».
La concreción de ese marco en cada territorio es competencia de las Diputaciones. Sergio Murillo, diputado de Acción Social, fue uno de los grandes defensores de la reapertura de las visitas, algo en lo que Bizkaia fue pionera. Aseguró entonces que «sólo deberían cerrarse en caso de confinamiento total» y que incluso en ese supuesto habría excepciones (el tramo final de la vida y ciertos deterioros cognitivos). Acción Social envió un comunicado el 19 de octubre donde constata que «la declaración del fin de la situación de emergencia sanitaria en Euskadi conlleva la pérdida de vigencia de las ordenes forales» que restringían las visitas. Es decir, se vuelve al punto de partida, a la situación prepandemia, salvo en tres matices: «El uso obligatorio de la mascarilla para todos los visitantes», la «distancia de dos metros» y «continuar garantizando una efectiva sectorización del centro, en grupos reducidos, como medida básica de prevención ante posibles contagios». Nada limita ya, por tanto, los contactos con los allegados pero son varias las residencias que las autorizan a cuentagotas, aunque no haya brotes.
«En algunas no se puede acceder a salones comunes, en otras no se puede ir a la habitación o se limita el tiempo de los contactos», explica Iraide Urriz, presidenta de Babestu. En otras hay que avisar de la llegada previamente. Lo que más sorprende es que «hay muchas peculiaridades en cada centro y nos gustaría que el marco fuera igual en todas, que lo establezca la Diputación, y que sea lo más amplio posible».
Las direcciones de los centros reconocen que «la comunicación de la Diputación deja bastante margen de interpretación» y hay quien la ve «algo ambigua porque habla al mismo tiempo de vuelta a la normalidad y de sectorizar los centros». Algunos responsables reconocen que han llamado a Acción Social para que les expliquen cómo debían actuar respecto a las visitas, sin clarificar sus dudas. «No parece normal que todo dependa de qué residencia te toque», lamentan desde Babestu.
plazas residenciales hay en toda la red vizcaína, que está conformada por 154 centros.
La última norma foral limitaba los contactos con allegados a tres visitas semanales y dos paseos terapéuticos. Cuando terminó la emergencia sanitaria, la Diputación recordó a las direcciones que nada limita ya las visitas.
medidas se deben mantener en los contactos: el «uso obligatorio de mascarilla», la distancia social de dos metros y «mantener la sectorización del centro». Eso condiciona los aforos en espacios interiores, que suelen ser el espacio de visita.
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