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Metro Bilbao se enfrenta a una de las actuaciones más complejas y peliagudas de su historia. El suburbano renovará las vías en el tramo existente entre Bolueta y Etxebarri, después de detectar una serie de «desgastes» y deficiencias en los carriles que pasan sobre dos ... viaductos. La obra entraña una importante complejidad y obligará a cortar totalmente el servicio durante 14 semanas entre Bolueta y Basauri. Al viajero no le afectará hasta el verano de 2024, cuando está previsto poner en marcha un servicio sustitutivo de autobús durante mes y medio. Un operativo que se repetirá en la siguiente campaña estival, en condiciones similares. Todo para resolver un problema que se ha detectado ahora, pero que tiene su origen en un fallo o en una deficiente ejecución del proyecto original durante la fase de construcción, hace 18 años. Hay que recordar que este ramal comenzó a levantarse en 2005.
El defecto en cuestión tiene que ver con la escasez de hormigón entre la vía y el tablero de los puentes, lo que provoca que toda la tensión y las cargas se transmitan al pretensado de la estructura. Y, aunque ahora mismo no está comprometida la seguridad, un informe interno al que ha tenido acceso EL CORREO sostiene que, a la larga, de no actuar se podría «poner en peligro la estabilidad de los viaductos, pudiendo provocar su colapso».
12.500 pasajeros
tienen de media al día las estaciones afectadas por el corte: Basauri, Ariz y Etxebarri.
36 meses.
Es el plazo de ejecución de la obra, aunque la parte que afecta al servicio será de 14 semanas.
El arreglo está ahora en manos el Consorcio de Transportes de Bizkaia (CTB). Y, aunque el CTB resta importancia a la obra, asegurando que se trata, en definitiva, de una renovación más de vía, lo cierto es que va a costar 5,5 millones de euros y ya ha obligado a utilizar, incluso, un georradar para conocer el espesor exacto del hormigón en el que va embebido la línea férrea en este tramo.
El documento interno repasa la historia de lo sucedido en estos puentes. La actuación para renovar los carriles se planeó antes de la pandemia. En enero de 2020 se encarga un estudio para diseñar el plan de obra. La ingeniería Icet elabora el proyecto basándose en parte en la documentación técnica existente en los archivos. Es decir, se analiza cómo se había construido la línea férrea en 2005. De esta forma, los expertos elaboran la guía sobre la que debe pivotar la posterior reforma, aunque la idea inicial es seguir utilizando el mismo tipo de vía (embebida, del tipo corkelast). El problema es que cuando la empresa constructora que va a ejecutar la remodelación (Tecsa) se pone a trabajar sobre el terreno, descubre una serie de «discrepancias entre lo recogido en la documentación del citado proyecto constructivo y la realidad».
Lo que más sorprende a los técnicos de Tecsa es que «observan que, en varios puntos de los viaductos, existe armadura vista que puede ser de la estructura a una cota no esperada». Es decir, dudan de si la parte del hormigón que contemplan se corresponde con la placa que debe estar entre la vía y el tablero o, directamente, se trata de la estructura del puente. Por todo ello se decide suspender los trabajos y subcontratar a otra compañía (Euskontrol) para utilizar un sofisticado georradar y dilucidar qué está pasando en los viaductos y cuál es la mejor manera de actuar.
El estudio elaborado por la firma especializada revela que la armadura corresponde al tablero de los puentes y que hay puntos donde el grosor es muy reducido. «No hay espesor suficiente -se dice- para ejecutar el montaje de las fijaciones directas proyectadas». La situación actual es que las traviesas están prácticamente embebidas en la estructura del puente.
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Por todo ello, la decisión que se toma es la de modificar la solución elegida y sustituir el 'corkelast' original por una estructura más rígida pero más sólida al incorporar una capa de hormigón de considerable grosor. De esta forma se garantiza que la estructura de los viaductos no sufra y se mantenga firme a largo plazo. Estos cambios tienen un sobrecoste tanto en tiempo de ejecución como en dinero. El presupuesto de la obra pasará de «algo más de tres millones a 4,5 millones (IVA excluido)», apuntan fuentes del CTB.
Las mismas fuentes no creen que haya habido un grave problema constructivo o una desviación pero sí reconocen que el espesor del hormigón no era el esperado. Algo que también se advierte en el informe interno: «Hay tipologías de vía en placa cuya vida útil real es inferior a la esperada por diversos factores. En estas tipologías de vía que existen en algunos puntos del tramo se identifican diferentes degradaciones relacionadas con el paso del tiempo y la carga de circulaciones soportada así como la incompatibilidad con el sistema de señalización instalado».
Otras fuentes del sector ferroviario consultadas por EL CORREO aseguran que «en ningún caso» conviene anclar las vías directamente al tablero de los puentes o utilizando una capa mínima de hormigón. «Esto es un fallo claro de obra y sorprende que no haya sido detectado con anterioridad». Los trabajos se van a aprovechar, además, para eliminar una 'bretelle', un cruce que permite enlazar dos vías paralelas, ya que no es necesario y es una herencia de cuando el suburbano moría en Bolueta.
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