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La ciudad funciona en ciertas cosas como si fuese un organismo vivo. Como si se mezclase urbanismo y biología. Y parece ser que la circulación ... vial, el tráfico, es una de ellas. Porque es muy parecida a la circulación sanguínea: cualquier alteración en un punto tiene afecciones en otro. Si es cercano, más.
Eso es lo que ocurre con la plaza Moyua. El Ayuntamiento de Bilbao preveía peatonalizar este nudo fundamental en 2019. En realidad, sería una semipeatonalización: la idea era cerrar la rotonda y sus calles adyacentes al tráfico privado, ensanchar aceras, y dejar un espacio reducido para la circulación del transporte público. Toda una revolución de la movilidad en el mismo corazón de la ciudad. En un primer momento el plan era desarrollar una prueba piloto para comprobar in situ como funcionaba el invento para luego, tras pulir lo que hubiese que pulir, implantar la medida de forma definitiva.
Pero 2019 ya ha pasado y no hay nada de esto. Ahora, el propósito es hacerlo a finales de 2020 ¿Por qué tanto retraso? El teniente de alcalde y concejal de Movilidad y Sostenibilidad, Alfonso Gil, apunta dos justificaciones. La primera es el proyecto de Norman Foster para ampliar el Museo de Bellas Artes, porque va a cambiar totalmente la configuración de la plaza Euskadi. La intención es que el parque de Doña Casilda avance hasta ocupar la parte de la actual rotonda que está frente al museo, de modo que todo el tráfico se desviará por la calzada frente a la torre Iberdrola, que pasará a tener circulación en dos direcciones.
La cuestión es que «todo eso afectará a las calles adyacentes» y las alteraciones llegarán a la zona de Moyua. Hay que tener en cuenta que ambas plazas están separadas únicamente por 400 metros. Así que, dice Gil, se deben estudiar «los flujos circulatorios» antes de avanzar en cualquier plan de peatonalización que, además, implicará un «cambio en los ciclos semafóricos».
Hay otro factor que, según el teniente de alcalde, también justifica el nuevo retraso en el cambio de cara de Moyua: la obligación que tendrá Bilbao, y todas las ciudades españolas de más de 50.000 habitantes, de restringir el tráfico en sus centros. Lo regulará la Ley de Cambio Climático que prepara el Gobierno de Pedro Sánchez y el modelo será similar al polémico Madrid Central. Aún está pendiente de determinar cuáles serán los criterios para limitar los accesos, pero la capital vizcaína ya tiene un proyecto de qué zona quedará afectada. Y será todo el centro: desde Autonomía a la ría, y desde la estación de Abando hasta más allá de Sabino Arana.
Este mismo año se conocerán los detalles. Pero aún queda mucho por aclarar. Así que cuidado con que lo de la peatonalización de Moyua, contemplada formalmente en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS), tenga que retrasarse aún más allá de finales de 2020.
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