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Lo poco que tarda un desastre en llevarse todo por delante y lo mucho que cuesta volver a la normalidad. Cuando acaban de cumplirse dos años del incendio que arrasó casi 500 hectáreas de monte entre Balmaseda y Zalla, el más grave registrado en Bizkaia ... en tres décadas, la Diputación acaba de iniciar la última fase de reforestación de los terrenos afectados. Las últimas 89 hectáreas van a ser replantadas durante el invierno y la primavera. Luego será cuestión de tiempo. Se calcula que la capa natural que existía antes del fuego volverá a su ser en aproximadamente una década.
Fue el fuerte viento el que provocó el suceso que mantuvo en jaque a la zona y a los servicios de emergencia durante 48 horas. Más de 300 profesionales fueron movilizados durante aquellas dos jornadas. El día de San Severino, fiesta grande en Balmaseda, la rama de un árbol rozó con el tendido eléctrico en una ladera del Arbaliza en una temporada especialmente seca. Combinación letal que provocó unas llamas muy virulentas y de movimientos imprevisibles. Según los expertos, tenía fuerza para haber destruido el triple de terreno. No hubo que lamentar daños personales, pero los materiales fueron cuantiosos: 45.000 árboles quemados, una veintena de animales muertos...
De todo el terreno quemado el objetivo es recuperar 298 hectáreas. El resto son zonas que deben quedar libres para facilitar el tránsito y para que, si volviera a desencadenarse una situación similar, sirvan de cortafuegos. «El impacto fue muy profundo», ha reconocido la mañana de este martes la diputada de Medio Natural y Agricultura, Arantza Atutxa, durante una comparecencia en la que, además de actualizar el estado de la zona, ha dado a conocer 'Basoa Bizi' (Bosque Vivo), un plan socieducativo puesto en marcha aprovechando el proceso de reforestación.
Antes de replantar hubo que limpiar. Buena parte de los 40.000 metros cúbicos de la madera que resultó quemada ha conseguido venderse a empresas del entorno por un valor global de 2,3 millones. Parte del terreno que resultó calcinado en Zalla y Balmaseda es utilizado por los ayuntamientos para plantar árboles con fines comerciales y obtener unos beneficios que resultan muy importantes a la hora de conformar sus presupuestos.
No obstante, la mitad del dinero obtenido ha ido a parar a las arcas forales para formar parte del Fondo de Mejoras que dedica, entre otras cosas, a enfrentar la repoblación de la zona, cuyo coste asciende hasta ahora a 429.000 euros. Según lo anunciado hoy, en estos dos años se han plantado casi 11.400 árboles, principalmente robles (2.300), castaños (1.800) y coníferas (1.400). También hay otros casi 6.000 ejemplares de abedules, cerezos, manzanos, fresnos, espinos albares, arces y encinas.
La recuperación de los montes ha dado pie a una inédita colaboración público-privada. La Diputación ha contado con el apoyo de Last Tour International, promotora de festivales como el BBK Live para sufragar el proceso y crear el programa 'Basoa Bizi' de concienciación por el que la ciudadanía de la zona ha ayudado, por ejemplo, a plantar árboles. «Es un proyecto pionero cuyos beneficios iremos viendo con el paso de los años», ha dicho hoy el alcalde de Balmaseda, Alfonso San Vicente. Last Tour ha destinado más de 100.000 euros al programa, que son 3 euros por cada entrada que vendió para el festival de Kobetas en 2023. Aparte de tener un departamento de sostenibilidad, resulta que el CEO de la empresa, Alfonso Santiago, es natural de la villa encartada.
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