Mao Mao Beach vuelve a la noche bilbaína tras dos años cerrada

Mao Mao vuelve con el mismo espíritu que aparcó en febrero de 2020, cuando bajó la persiana. Pretende «liarla» con una superfiesta 'remember' en la que sonará música electrónica. No es precisamente el sello de esta discoteca, pero la música sonará por todo lo alto en la 'Remember Fest 2022', de la mano de un buen puñado de DJ's. A saber: TSS Proyect, Iván Jazz, DJ Nova, D Nen, DJ DBC y DJ Descu.

David Gallardo, uno de los propietarios de la sala, reconoce que la vuelta no va a ser fácil, pero no será por intentarlo. «¿Dónde colocamos nuestras expectativas? Ojalá vuelva a ser puntera otra vez», desea. En esta nueva etapa, Mao Mao Beach intentará conquistar al mismo público de siempre: gente joven y universitaria. «El mismo que frecuenta los bares de la ciudad», matiza. ¿Cómo? Los dueños se reservan sorpresas que prefieren mantener en secreto todavía, pero anuncian una importante reforma para acompañar los nuevos tiempos.

No queda otra, pese a las graves pérdidas acumuladas en los dos últimos años. «Solo en gastos de luz, teniéndola cerrada, se nos iban cada mes, como mínimo, más de 400 euros», calcula Gallardo. A esta cifra hay que sumar «gastos que nos aparecían por todos los lados. Ha sido una catástrofe, una locura lo que estamos padeciendo, para mantener la empresa en pie», confiesa. Pero, de momento, lo ha logrado.

Con capacidad para mil personas, Mao Mao Beach, que en su dilatada historia le ha perseguido la polémica en diversas ocasiones –ha sufrido varios cierres temporales por exceso de aforo, entre otras normativas–, cuenta con todos los permisos de la Policía Municipal de Bilbao y también de la Dirección de Juegos y Espectáculos del Gobierno vasco. En su regreso, el único inconveniente que ven es que solo podrán trabajar desde las once y media de la noche hasta las seis de la mañana. El Ayuntamiento no ha concedido a ninguna discoteca de la ciudad permiso para ampliar el horario con motivo de las fiestas de Carnaval.

La reapertura de esta sala ha trasladado un punto de inquietud y despertado viejos temores a los vecinos de la zona tras vivir durante años rodeados de «botellones, destrozos y ruidos». Ahora, confían en que la situación cambie, pero no las tienen todas consigo.