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A día de hoy la obra civil ya se ha realizado y todo está listo para que en las próximas semanas se instalen las nuevas señales, el báculo, las cámaras y el resto del aparataje del nuevo radar de tramo que discurrirá durante algo más ... de 6 kilómetros en la A-8, entre Castro Urdiales y el viaducto de Ontón. «Según informan los ingenieros, lo más fácil es que la obra esté terminada a finales de julio o principios de agosto, con lo que su puesta en marcha tardará apenas unos días más», aclaró ayer el responsable de la Dirección general de Tráfico (DGT) en Cantabria, José Miguel Tolosa.
6 kilómetros
tendrá el tramo que vigilará el radar entre Castro y Ontón, y el límite de velocidad aumentará hasta los 100 km/hora.
El conocido más como nuevo rádar de tramo de Saltacaballo estará operativo en las primeras semanas de agosto. Será autónomo en materia de energía, porque funcionará con paneles solares y una vez esté todo listo, le sucederá la fase de comprobación. Expertos del Instituto Nacional de Metrología (INM) se trasladarán a Cantabria para tomar medidas y comprobar que la instalación cumple con todos los requisitos. «Es, de alguna manera, la forma en que quedará homologado y certificado. Es la revisión indispensable que hay que superar antes de que entre en funcionamiento y sirva como prueba fehaciente para denunciar», dice Tolosa. Las primeras denuncias formales no se formularán hasta otoño.
«Lo lógico es que se conceda un margen de tiempo en que se envíen notificaciones que serán avisos para que el conductor termine por conocer el rádar. Hay que recordar que todo esto no tiene afán recaudatorio, sino lo que se busca es reducir la siniestralidad y mejorar la seguridad en un tramo de la A-8 que ha resultado especialmente complicado en cuanto a accidentes», remarca Tolosa en referencia a estos 6 kilómetros. Si se conduce en sentido Bizkaia, dos tótems se ubicarán en ambos sentidos en el kilómetro 147, unos metros antes de la salida hacia el término municipal de Castro Urdiales; y los otros dos controlarán también ambas direcciones, en el kilómetro 140,5, tras el paso del viaducto de Ontón.
Será el segundo radar de tramo puesto en marcha en Cantabria después del ya existente en la carretera N-629, entre las localidades de Limpias y Ampuero. «Una carretera que presentaba en esa zona unas cifras de siniestralidad muy elevadas, y desde la instalación y señalización del citado radar de tramo en 2018 no ha habido que lamentar ninguna víctima», aclaró Tolosa. Habrá que esperar para comprobar si los niveles de efectividad son los mismos en la zona de Saltacaballo.
La medida ha llegado rodeada de cierta sorpresa por el cambio en el límite de velocidad. A muchos usuarios les ha llamado la atención que esta pasará de 80 kilómetros por hora a 100, pero todo tiene su explicación. «Entiendo que pueda resultar chocante, pero lo que se pretende con esto es buscar una velocidad más homogénea y evitar así esos cambios bruscos, esos frenazos que todos conocemos y que pueden resultar altamente peligrosos», señala el responsable de la DGT.
Son esas situaciones las que desencadenan más accidentes;los daños personales no son significativos pero sin embargo terminan causando graves trastornos al tráfico con siniestros muy aparatosos que causan largas retenciones, a veces, en horas punta y en fechas clave donde los desplazamientos congestionan más la autovía. Por eso el cambio de señalización es una de las medidas que se acometerán antes de activar las cámaras que fotografiarán los vehículos que superen la velocidad permitida.
«El proceso de cambio de señalización es lo más importante, ha de hacerse bien para que a nadie le quepa la mínima duda de cómo va a funcionar la nueva instalación», insiste Tolosa sobre unas cámaras que registrarán la velocidad a la entrada del tramo y también a la salida, en ambos sentidos, y que calcularán la velocidad media que cada automóvil ha empleado en recorrer esos seis kilómetros. «Todo el que supere los 100 km/h será fotografiado».
Las primeras notificaciones no tardarán en llegar a los buzones de los infractores, aunque durante un tiempo «prudencial» tendrán un carácter de apercibimiento, pero no sancionador. «Siempre se conceden estos márgenes cuando se toman medidas de este tipo. Es de justicia que todo conductor conozca bien el cambio, insisto», matizan de nuevo desde la DGT, por lo que lo más posible es que las multas lleguen formalmente el próximo otoño.
Se trata de una medida encaminada a frenar los siniestros causados por exceso de velocidad, que crecieron el pasado ejercicio. Fruto de este escenario son las 21 víctimas mortales registradas el pasado año en Cantabria, tres más que en 2022, la peor cifra de los últimos tiempos y el principal caballo de batalla de la DGT. «Necesitamos regular la velocidad en aquellos lugares donde estamos registrando más siniestros, y por eso este nuevo segundo rádar de tramo se pondrá próximamente en marcha», anunció Pere Navarro, director general de la DGT cuando este pasado marzo visitó Santander. Seis meses después ese anuncio será una realidad.
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