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José Carlos Rojo
Lunes, 17 de marzo 2025, 07:32
Hace nueve meses que finalizó la obra del nuevo radar de tramo que discurre durante algo más de seis kilómetros en la autovía A-8, ... entre el viaducto de Ontón y Castro, pero la Dirección General de Tráfico (DGT) aún no puede determinar cuándo entrará en funcionamiento. Depende del Centro Español de Metrología, vinculado al Ministerio de Industria y Turismo, que tiene competencia para rematar la última fase antes de su puesta en marcha, esto es, la verificación de la instalación. Su homologación.
«Son ellos los que deben medir, calibrar y certificar que todo está instalado correctamente y que el sistema tiene valor como prueba para sancionar», admiten fuentes de la DGT en Cantabria. Lo que nadie sabe es cuándo se acometerá dicha comprobación, y eso que han transcurrido ya nueve meses desde el pasado junio, cuando se anunció el fin de la obra. «Toca todavía esperar a que comprueben que todo está bien», confirmó recientemente el máximo responsable de la DGT en Cantabria, José Miguel Tolosa.
La verificación iba a estar realizada en agosto, según informaron en la Guardia Civil de Tráfico. Luego se postergó hasta septiembre. Y después no ha vuelto a haber noticias de la siguiente visita de los técnicos de Metrología. «No tenemos ni idea de cuándo van a venir porque todavía nadie ha avisado de nada», insisten fuentes de la DGT. Todo ello redundará en una dilatación aún mayor de los plazos de funcionamiento, porque, aunque Metrología pudiera realizar las comprobaciones la próxima semana, las multas no comenzarían a llegar hasta verano, como pronto.
Y es que siempre que se instala una nueva infraestructura de estas características, la política de la DGT es no empezar a sancionar de inmediato, si no informar durante el tiempo que se considera necesario para que el conductor pueda llegar a conocer el nuevo punto de control.
«Lo lógico, como sucede siempre en estos casos, es que durante un tiempo se envíen notificaciones que serán avisos para que el conductor termine de conocer el radar. Hay que recordar que todo esto no tiene afán recaudatorio, si no, como siempre, lo que se busca es reducir la siniestralidad y mejorar la seguridad en un tramo de la A-8 que ha resultado especialmente complicado en cuanto a accidentes», remarca Tolosa.
Los dispositivos medirán la velocidad a lo largo de seis kilómetros de la autovía del Cantábrico. Se trata de uno de los radares de tramo más largos de España. Dos tótems se ubicarán en ambos sentidos en el kilómetro 147, unos metros antes de la salida hacia el término municipal de Castro Urdiales en dirección a Bizkaia. Los otros dos controlarán también ambas direcciones, en el kilómetro 140,5, tras el paso del viaducto de Ontón. La velocidad se deberá limitar a 100 kilómetros por hora entre ambos puntos de control.
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