Un radar inservible y una polémica espera

El controlador podría haber visto, en el último momento, que penetraba en el espacio de las pistas y advertirle. Sin embargo, el radar de tierra no funciona en Loiu. En realidad, nunca ha funcionado, pese a que se han gastado 1,34 millones de euros de dinero público en su instalación.

El aparato se encargó en 2011. Está colocado en la vieja torre de Sondika, donde da vueltas y vueltas, pero la señal no llega a las pantallas de los controladores de Loiu por un problema de software. Los ordenadores de la torre no están preparados para analizar esa información, ya que usan un sistema operativo especialmente diseñado para las labores de vigilancia del tráfico aéreo.

El tiempo pasa y esta incompatibilidad no se ha solucionado. El problema trae de cabeza a estos profesionales. Con un radar de tierra se puede controlar mucho mejor lo que sucede en las pistas y sus alrededores, sobre todo en los días de escasa visibilidad.

Otra de los aspectos que está en cuestión es el punto K1, que es donde esperan los aviones la orden para entrar en pista. Está a 400 metros de la cabecera 30, la más utilizada (con un 90% de los despegues). Los pilotos, a través del Sepla y el Copac, se han quejado amargamente de que se incrementa innecesariamente el trabajo en cabina y que genera algunas incertidumbres, ya que el camino a cubrir es largo y pueden darse contratiempos. En el pasado, las aeronaves aguardaban al lado de la pista.