Las prostitutas se manifiestan ante la sede del PSE en Bilbao: «Nuestro trabajo es más honroso que el de un político»

Ha sido una concentración estruendosa y con cierto aire festivo, en la que ha participado un conjunto de txistularis e incluso un dantzari ha interpretado un aurresku. Con pancartas en las que se leían mensajes como 'No estamos obligadas', 'Prostitución libre no es trata', 'Trabajo sexual sí' o 'Mi cuerpo, mis decisiones', las participantes –en su inmensa mayoría, mujeres, aunque también había, por ejemplo, camareros y vigilantes de clubes– han hecho sonar sus silbatos y han coreado repetidamente la palabra 'libertad'. Muchas de ellas vestían camisetas con la siguiente leyenda: «Nos quedamos en la calle, nos obligan a escondernos, mi cuerpo es mi decisión y sí es sí».

Ampliar

«Me estoy manifestando porque dicen que estamos obligadas y no es así. ¡Eso sería con Franco! Yo mantengo con esto a mi familia y lo hago con orgullo. Y, desde luego, no siento que pierda ninguna dignidad por ello, ¡en eso tengo el listón muy alto! Esto es lo que vengo a gritar a los cuatro vientos», exponía Carla, una de las trabajadoras. Otra, Tatiana, insistía en que «esta no es la manera de acabar con los problemas de trata y así no lo van a conseguir». Rocío, llegada hace un mes de su país, Argentina, lucía una chapa con el lema 'Soy puta' y era una de las pocas que se manifestaban a cara descubierta: «Cuanto más precarizadas estén las personas, más en riesgo vas a ponerlas. En mi familia sabe todo el mundo que soy prostituta, tengo un hijo de 17 años y también lo sabe. No tengo tabúes», exponía. Y Rakel, portavoz en Bilbao de la plataforma organizadora, completaba así el mensaje: «No le hacemos daño ninguno a nadie. Es injusto que estén funcionando con un porcentaje de trata y proxenetismo que no es cierto. Para mí, nuestro trabajo es tan honroso como el tuyo, como el de un banquero, incluso más que el de un político».

Entre los concentrados no faltaban algunos empresarios del sector, como el cántabro Rafa García: «Queremos reivindicar nuestros derechos y quitar tanto mito: sinvergüenzas hay, como en todos los negocios, pero otros somos honrados. ¿Que hay chicas obligadas? Claro, pero muchas otras no. Se está confundiendo la trata con la prostitución voluntaria: que regularicen, que miren, que investiguen y metan en la cárcel al que haga las cosas mal, pero que nos dejen vivir a quienes las hacemos bien. Nadie es quién para decirles a estas mujeres que dejen de hacer algo que hacen de manera voluntaria». García hacía hincapié, además, en que la ilegalización del trabajo sexual «puede tener unos efectos similares a los de la Ley Seca, con gente que trabaje en tugurios y pase a estar explotada».