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Esther Martín tiene 72 años. Su marido está enfermo de esclerosis múltiple desde hace tres décadas y su madre, de 96 años, también tiene problemas de movilidad. Esther vive en el barrio de Basurto y lleva varios meses muy disgustada y descontenta por el servicio ... de taxis adaptados. «Hay días que no consigues que nadie venga a por ti. Y es muy frustrante porque es un servicio esencial», lamenta. «Tengo un coche específico pero cada vez es más difícil aparcar. En cierta forma no podemos salir de casa. He perdido citas médicas por este motivo. Es como estar enterrada en vida y vemos que nadie nos ayuda», resume.
Su marido, Santiago, sufre también hiperacusia, una enfermedad que magnifica los sonidos. «No podemos ir en metro porque el ruido le pone muy nervioso, así que para nosotros el taxi adaptado es básico». Esther pide a las autoridades «que se pongan las pilas» y solucionen estos problemas de movilidad de un colectivo «muy vulnerable».
En Bilbao hay en la actualidad 36 licencias de taxi adaptado (el 4,65% del total). El número subirá en breve a 41, después de que el Consistorio haya rescatado cinco permisos generales que permanecían inactivos y los haya adjudicado para funcionar como vehículos preparados para personas con problemas de movilidad. Con esta decisión, la ciudad cumplirá el mínimo legal del 5% (pasará a 5,2%) fijado por el Real Decreto 1544/2007.
Sin embargo, la división del taxi de la Unión de Trabajadores y Autónomos de Euskadi (UPTA) cree que este aumento es «pan para hoy y hambre para mañana». Asegura este colectivo que lleva tiempo alertando de que «el 90%» de las licencias adaptadas quieren abandonar el servicio porque «no es rentable» y «carece de ayudas suficientes». «Es alarmante y, en breve, el número va a ir bajando porque no se puede aguantar más».
El Ayuntamiento, por su parte, insiste en que hay subvenciones. «Arrimamos el hombro tanto en la adaptación del coche como que les damos cinco euros por cada servicio que hacen», dice el director de Movilidad. Para UPTA, las cinco nuevas licencias son «permisos envenenados, porque serán deficitarios y habrá que mantenerlos por 10 años, sin posibilidad de traspasarlos». El grupo advierte que o se toman medidas urgentes o los taxis adaptados «tienen los días contados».
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