El puente peatonal entre Barakaldo y Erandio se abrirá como una 'puerta' para los barcos

Una nueva pasarela pensada en exclusiva para ciclistas y peatones pondrá fin a esta situación en 2024 y permitirá unir de manera más directa los dos bidegorris que prometen vertebrar el Gran Bilbao (Barakaldo-Muskiz y Getxo-Sopela) y dar un importante impulso a la movilidad de zapatilla y a pedales. Y todo ello sin afectar a la navegabilidad de la ría. Porque esa es una de las características definitorias del proyecto.

La pasarela, cuyo tablero se levantará unos 8 metros sobre la lámina del agua con marea alta, funcionará como una puerta. Su parte central se abrirá unas 120 veces al año. Para ello, dos de los cuatro segmentos que conformarán el puente girarán en horizontal sobre sí mismos, en el sentido de las agujas del reloj, para dejar un canal de navegación de 50 metros de ancho. Un espacio que podrán franquear los grandes barcos que suelen entrar hacia el Museo Marítimo, hasta los muelles de Zorroza o a la fábrica de la empresa Bilbaína de Alquitranes, en Lutxana-Burtzeña.

La iniciativa fue presentada ayer por el diputado general, Unai Rementeria, las alcaldesas de las localidades sobre las que se asentarán los estribos del puente (la baracaldesa Amaia del Campo y la erandiotarra Aitziber Oliban) y el autor del diseño del futuro lazo de unión entre ambas orillas: el ingeniero alemán Mike Schlaich.

El acto se produjo en un momento histórico que invita a pensar en la importancia de este tipo de inversiones que tienen por objetivo dar facilidades al ciudadano para que deje el coche aparcado en el garaje. La guerra en Ucrania ha disparado el precio de los carburantes. Y, tras la emergencia sanitaria provocada por el covid, está claro que llega una urgencia climática preocupante, con episodios meterológicos extremos cada vez más frecuentes.

En este contexto, la pasarela nace con la vocación de ser una piedra importante en «la transición en la movilidad en la que está inmersa Bizkaia», apuntó Rementeria. Si algo tienen las infraestructuras es que están pensadas para mejorar la vida cotidiana de las personas. Alberto González es un joven baracaldés que trabaja en un taller de Erandio. Ayer no podía estar más contento al conocer la noticia. Su casa está muy cerca del barrio Urban y desde su puesto de tornero fresador se puede oler la ría. En la actualidad va a su empresa en coche, porque entra tan pronto que no hay metro. «Me lleva unos 15 minutos», cuenta. «Cuando hagan el puente, calculo que puedo tardar andando lo mismo o incluso algo menos». La elección parece clara.

Que Alberto -y muchas personas como él- puedan ir a trabajar de manera sostenible es uno de los objetivos que se ha fijado la Diputación. Pero hay otro más: revitalizar el frente del litoral. «Volvemos a vivir de cara a la ría, a la gran avenida de Bizkaia», aseguró el diputado general. «Este puente va a unir todavía más Ezkerraldea y Eskuinaldea y va a unir todavía más a Bizkaia», añadió. La alcaldesa de Barakaldo hizo hincapié en esta idea y recordó que en la zona donde se asentará la nueva infraestructura habrá «un gran parque urbano, con playa verde, zonas deportivas y espacios de ocio familiar».

Para su homóloga en Erandio, la pasarela será «un canal para el desplazamiento sostenible al trabajo», deseando que «su construcción, ligada al bulevar que transitará por el frente de la ría, suponga una transformación urbanística que respeta además la tradición industrial de Erandio».

Por su parte, el ingeniero alemán que ha alumbrado el diseño alabó los puentes ya existentes en la ría de Bilbao y se mostró entusiasmado con la idea de contribuir «a esta gran colección». Aseguró que su preocupación y la de su equipo ha sido aligerar lo máximo posible el aspecto y mecanismo de un proyecto que, en realidad, es complejo. «La belleza es la elegancia sin esfuerzo», sintetizó. Un aspecto fundamental es que el tablero tendrá 470 metros de largo (casi el doble de longitud que la anchura de la ría) para permitir a los ciclistas y peatones salvar sin esfuerzo el desnivel que supone subir unos 6-8 metros por encima del agua. (la pendiente media máxima será del 3,4%). Aunque no se comentó a lo largo del acto, la obra podría salir a concurso por unos 16 millones de euros.