Una amplia mayoría del personal de las residencias se sumará a la campaña de vacunación. Se da por hecho en el sector y los primeros listados remitidos a Osakidetza desde los centros confirman que la confianza en la vacuna de Pfizer es general. Sin embargo, ... algunas direcciones han detectado reticencias a vacunarse en parte del personal, una situación que preocupa y que nadie quiere cuantificar. Ayer mismo, tanto el área foral de Acción Social como la consejería de Salud eludieron cifrar el porcentaje de trabajadores que han renunciado a la vacuna que les corresponde como cuidadores de personas de riesgo. Una de las comunidades vecinas, La Rioja, hizo el lunes una estimación oficial. La Consejería de Servicios Sociales riojana calcula que un 20% de los trabajadores de las residencias ha mostrado su rechazo expreso a recibir la vacuna.
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Fuentes de una de las patronales vizcaínas aclaran que «la gran mayoría de los trabajadores vizcaínos de residencias» han dicho ya que quieren su dosis. «Hay algunas negativas, pero no de corte negacionista, sino justificadas. Mujeres que están en periodo de lactancia o embarazo y personas con alergias a los que los propios médicos han recomendado esperar un poco. En general, la gente quiere la vacuna». No es fácil cuantificar a los que se niegan. «Hay un programa informático en el que las residencias solicitamos las dosis a Salud. Pero ha variado el número de trabajadores en los centros porque ha bajado la ocupación. No es fácil calcularlo».
En Bizkaia hay algunas medidas que empujan a pensar que esas reticencias tienen también un peso relevante. Uno de los grupos que opera en el territorio histórico ha enviado un mail a todos los trabajadores de sus residencias. Les ofrece dos posibilidades. Una es vacunarse, para lo que bastaría con pasar por recepción, recoger un documento de «consentimiento informado» y firmarlo. Ya está ese trabajador en la lista y recibirá la vacuna cuando llegue al centro. La otra opción es negarse. Y ahí el correo electrónico plantea un método llamativo. El trabajador deberá declarar y firmar, «ante dos testigos», que renuncia a ponerse la vacuna. «Se están vulnerando los derechos de los trabajadores. Claro que Osakidetza debe saber quién se vacuna, pero nadie más. Las direcciones, no. Es algo privado y voluntario», apunta Ander Akarregi, portavoz de ELA en el sector.
¿Qué sucederá si un porcentaje de los mayores y trabajadores se niegan a vacunarse? Es una incógnita. A priori y de forma transitoria, se les podría situar en sectores de menor riesgo, pero esas parcelaciones no parecen viables a largo plazo. ¿Cabe exigir a un trabajador que se vacune para desempeñar su trabajo? ¿Y a los nuevos que se contraten?
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La cuestión no es sencilla. Hay otras vacunas cada año, como la de la gripe, que son voluntarias. Cada gerocultora, fisioterapeuta o médico deciden si la toman. No tienen obligación de comunicar esa decisión. No es tampoco una cuestión de gravedad. La gripe es una de las principales causas de muerte en las residencias. Ese conflicto de derechos no termina en las residencias. El debate llegará pronto a los centros sanitarios, cuando se les ofrezca la vacuna, y quizá también a algunas grandes empresas cuando se extienda. Este año en Osakidetza se han vacunado contra la gripe 20.848 profesionales, la mitad de la plantilla. Solía rondar el 30%.
En los geriátricos el debate es más profundo porque allí el coronavirus se parece a una moneda lanzada al aire. Tienen edades muy avanzadas y pluripatológicas. 129 residentes han perdido la vida en la segunda oleada y fueron 292 en la primera, con otros 32 decesos sobre los que hay dudas. Sólo con casos confirmados, hay 421 mayores que han perdido la vida en los centros vizcaínos por el coronavirus. Conviene recordar que son casi seis veces los que han superado la enfermedad en las residencias -2.454-. Es muy posible que esa cifra sea todavía más alta ya que al principio era imposible detectar a los asintomáticos. El Covid no significa muerte directa, tampoco en las residencias. Pero allí las posibilidades se disparan. Entre los octogenarios, el riesgo ronda el 13%
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Hoy mismo se reanuda la vacunación en las residencias vizcaínas tras el parón obligado de 48 horas por el retraso en la llegada a España. Según ha podido saber EL CORREO, hoy se reparten en dos residencias de Barakaldo -Santa Agueda y Clece Vitam- una situada en Durango -Tabira Barri- , la que tiene el Grupo Orue en Amorebieta y otra más en Bilbao. Kirikiño, que dispone también de centro de día, lo hará mañana. Son por lo general instalaciones pequeñas y, curiosamente, en muchas de ellas no ha entrado el Covid. En cada centro hay entre una decena y una treintena de mayores que la han solicitado y una veintena de trabajadores.
«Nos la vamos a poner todos, aunque no todos mañana» aclaran varios directores. Osakidetza lleva las dosis en grupos de cinco que deben consumirse en su totalidad. «La vacuna es la alternativa más válida y estamos deseando ponérnosla. Con trabajo y algo de suerte hemos esquivado al virus y ojalá que pronto podamos decir que ya ha pasado», cuenta Eva Diaz, directora de Cleve Vitam en Barakaldo. Dentro de un mes recibirán la segunda dosis y una semana después tendrán el centro inmunizado. No todas las residencias de Bizkaia tienen cerca ese objetivo.
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