Navarra se desliza, otra vez, por la pendiente de la división. Formalmente lo hace, de nuevo, a causa de los símbolos. Pero el verdadero trasfondo sigue siendo el mismo desde la Transición: que un sector de la población -de momento minoritario en las urnas- sueña ... con que la comunidad foral se integre algún día en Euskadi, mientras que otro -mayoritario- lo rechaza.

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Hace dos meses los partidos del cuatripartito que apoyan al primer Gobierno abertzale y de izquierdas de la historia reciente de Navarra (Geroa bai -la coalición del PNV- EH Bildu, Podemos y la versión navarra de IU) derogaron la Ley de Símbolos. ¿Objetivo? Permitir que la ikurriña pueda izarse en cualquier institución sin problemas legales.

La decisión del Parlamento foral no desencadenó una oleada de acuerdos en los ayuntamientos para izar la enseña vasca. Todo apunta a que la cascada de pronunciamientos llegará en breve para que la ikurriña esté en el balcón principal de aquellos ayuntamientos en los que el cuatripartito tiene mayoría cuando se lance el Chupinazo anunciador del inicio de las fiestas patronales.

Desde el primer momento, foralistas de UPN, socialistas y populares, además de fuerzas extraparlamentarias en la comunidad como Ciudadanos, pusieron el grito en el cielo. No sólo. Todos avanzaron su propósito de ir recurriendo los eventuales pronunciamientos municipales ante los tribunales de Justicia.

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Y es que aunque el Gobierno abertzale de Uxue Barkos y las autodenominadas fuerzas del cambio dieron por hecho que la derogación de la norma sobre los símbolos de Navarra daba carta blanca a la ikurriña, no todos piensan igual. El Consejo de Navarra, un órgano independiente de asesoramiento del Ejecutivo foral integrado por juristas de reconocido prestigio, y el Ejecutivo español lo niegan.

La convocatoria para esta tarde en Pamplona de una manifestación en defensa de la bandera de Navarra, «la única enseña que une a todos los navarros», y en favor de la reposición de la Ley de Símbolos, ha ahondado, un poco más si cabe, la brecha política en la comunidad foral. El hecho de que, además de UPN, PSN, PP y Cs, apoyen la marcha grupos sacados del baúl de los recuerdos como Comunión Tradicionalista Carlista o la Falange ha sido usado sin remilgos por los partidarios de la ikurriña.

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Así estos días se ha difundido por las redes sociales un vídeo en el que se identifica a quienes apoyan la manifestación con Franco y los asesinatos que llevaron a cabo las tropas golpistas en diversas cunetas. La película concluye con una invitación a no acudir a la marcha: No ensuciéis la bandera de Navarra. Es mi bandera. Yo no voy.

Al margen del mayor o menor éxito que pueda tener la manifestación de hoy, la continuidad de la tormenta parece, desgraciadamente, garantizada. Y difícilmente escampará mientras nadie ceda un ápice en sus posiciones.

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Los símbolos seguirán fracturando Navarra mientras las posiciones de las partes se presentan como irreconciliables. El nacionalismo, Podemos e IU reivindican su derecho a poder izar la ikurriña en aquellos ámbitos en los que la mayoría de la población así lo desee. UPN, los socialistas y el PP, por su parte, rechazan que la enseña de otra comunidad autónoma, en este caso la vasca, comparta protagonismo con la oficial de Navarra, y defienden su completa prohibición salvo en ámbitos privados.

Un horizonte en cualquier caso menos esperanzador.

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