Habrá daños

Desde su nacimiento, hace un lustro, EH Bildu ha sido formalmente una coalición independentista formada primero por tres partidos (Sortu, EA y Alternatiba) y luego por cuatro (tras la incorporación de Aralar). Aunque el control de la ilegalizada Batasuna sobre la coalición ha sido bastante evidente, casi siempre se han guardado las formas y se han respetado los pactos internos de reparto de poder.

Pero, curiosamente, una vez que ETA ha depuesto las armas y se encamina hacia su autodisolución, la izquierda abertzale ha considerado llegado el momento de periclitar un modelo que entiende ha quedado obsoleto y ha embarcado a EH Bildu en una refundación. Oficialmente se trata de alumbrar un nuevo 'sujeto' político con 'forma de coalición, estructura de partido y carácter de movimiento'.

En la realidad, lo anterior se traduce en que EH Bildu pasará a tener militantes de la organización ('bilkides') como cualquier partido al uso, que serán los encargados de elegir al grueso de los componentes de los órganos de dirección. A cada uno de los cuatro partidos coaligados se les reserva un sillón en la dirección de 22 miembros. También tendrán el 50% del órgano que elaborará las listas electorales. Y serán consultados en las grandes decisiones.

Garaikoetxea y algunos de quienes dejaron el PNV con él en 1986 para fundar Eusko Alkartasuna albergan serias dudas sobre las verdaderas intenciones de sus aún socios de la antigua Batasuna. Temen que, tras haber sido usados por la izquierda abertzale para tratar de blanquear su pasado de apoyo político al terrorismo de ETA, ahora busquen arrinconarles para siempre. Aun a costa de que así se difumine definitivamente, si es que no lo ha hecho, el perfil socialdemócrata, de centroizquierda, que EA aportó en origen a la alianza.

La situación tiene difícil salida. Si Pello Urizar derrota a los 'garaikoetxeístas' en el congreso de este fin de semana habrá que ver si el exlehendakari y los suyos lo acatan sin más y siguen en EA, o se retiran a sus cuarteles de invierno.

Si por el contrario ganan los históricos, Otegi y los suyos deberán retocar su proyecto o la coalición correrá riesgo de fractura. Con ello la nueva EH Bildu nacería debilitada. Pero es que si EA diera el portazo, quedaría en tierra de nadie y condenada a la desaparición.