d. guadilla / j. sainz
Sábado, 20 de mayo 2017, 02:35
El gesto que la dirección de la izquierda abertzale estaba esperando para reforzar sus planteamientos más posibilistas y frenar las fugas hacia los movimientos disidentes ha llegado. El debate que el colectivo oficial de presos de ETA inició a finales del año pasado para decidir ... si asumían las leyes para poder optar a beneficios penitenciarios ha terminado con un respaldo mayoritario a las tesis que defiende la dirección de Sortu para intentar «vaciar las cárceles». En los centros penitenciarios de España hay internados alrededor de 280 miembros de la banda terrorista. Sumados los que hay en Francia, la cifra ronda los 350.
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Los datos aún no se han hecho públicos, pero el respaldo al documento base redactado por el EPPK ha sido masivo. La decisión no ha cogido por sorpresa a los responsables de la izquierda abertzale. De hecho, desde hace meses tenían claro que, más allá del ruido mediático que estaban generando las críticas de los disidentes aglutinados en torno a ATA, la mayoría de los internos iban a avalar un camino que abrió Rufi Etxeberria a principios de 2016.
El histórico dirigente de la izquierda abertzale instó a los presos de ETA a actuar con «audacia» para lograr la excarcelación. Básicamente, la estrategia diseñada por la dirección de Sortu buscaba una salida al fallo de cálculo que habían tenido tras el cese de la violencia por parte de la banda en 2011. Entonces se dio por hecho que el Gobierno central movería ficha con los presos. Pero no fue así. La constatación de que había una situación de bloqueo obligó a diseñar soluciones imaginativas que no rompiesen la ortodoxia de la organización.
El documento que se ha debatido en las cárceles sostiene que el EPPK dará «por bueno» todo agrupamiento, acercamiento o excarcelación «aunque sea parcial», no suponga «el traslado a Euskal Herria» y la puesta en libertad «no sea definitiva». Y para «vaciar las cárceles» se apuesta por una campaña «jurídica» en la que «se abrirán diferentes posibilidades en función de la situación jurídica de cada preso». «Será cada preso quien decida utilizar o no las diferentes solicitudes o cauces legales (redenciones, destinos, cambios de grado, permisos, acercamientos, libertad condicional, etc)».
La adopción de medidas individualizadas por parte de los presos siempre había sido un tabú por parte de la izquierda abertzale. Quienes apostaban por ellas eran calificados de traidores. Para solventar esa posible contradicción, el EPPK ha buscado una fórmula que sustente el giro posibilista. «Dado que la línea ha sido aprobada de manera colectiva contará en todo momento con el apoyo y la ayuda del colectivo». A esto se añaden dos límites: «el arrepentimiento y la delación». Para el acercamiento, se ponen de referencia las cárceles de Zaballa, en Álava, y la de Mont de Marsan, al sur de Francia.
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La decisión de los presos achica mucho el espacio de los disidentes y certifica que la dirección capitaneada por Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez mantiene un claro control de las estructuras de la izquierda abertzale.
Ahora solo quedan por contestar dos preguntas: el efecto práctico de esta votación y cuándo se hará pública la decisión del colectivo. A pesar del triunfo moral, la izquierda abertzale mantiene grandes dosis de escepticismo, al menos a corto plazo. No cree que el Gobierno de Rajoy realice demasiados movimientos. De hecho, el texto del EPPK ya augura que se mantendrá la «confrontación», que el Estado usará «artimañas» para impedir la excarcelación de los presos y que, por tanto, habrá que actuar con «flexibilidad».
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Antza y Anboto
Los cálculos que hace unas semanas se realizaba en el entorno de Sortu es que el resultado se haría público en junio. La presentación de enmiendas finalizaba hoy. Ayer mismo, el Foro Social presentaba las conclusiones de su cuarto foro. Y entre ellas se apostaba por la «implicación» de los presos y su «profundización en los caminos de rechazo individualizado al uso de la violencia y el reconocimiento expreso del daño causado como voluntad clara de reparación del mismo». Y las resoluciones del Foro Social suelen ser la pista de aterrizaje que emplea la izquierda abertzale para preparar el terreno.
Los presos también deben proponer nombres para renovar la dirección del EPPK. En principio seguirán pesos pesados como Mikel Albisu Iriarte, Mikel Antza, Marixol Iparragirre, Anboto, o Jon Olarra Guridi. También el último número uno de la banda, David Pla, habría logrado apoyos.
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