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David S. Olabarri
Viernes, 12 de mayo 2017, 01:59
Al hombre que está llamado a dar estabilidad política al Gobierno español o a convertir el Congreso en un polvorín ingobernable le gusta ir a coger setas por el monte, y en su juventud cortaba troncos con la fuerza de un aizkolari cuando pasaba fines ... de semana con sus amigos en un caserío de la localidad vizcaína de Ereño. El perfil podría corresponder al de cualquier político vasco, pero alude a Pedro Quevedo Iturbe, el único diputado de Nueva Canarias en Madrid. Un político que siempre se ha mostrado orgulloso de sus raíces vascas. Es el diputado 176, cuyo voto será imprescindible para la aprobación definitiva de los Presupuestos Generales del Estado de este año. De él depende, en cierta medida, el futuro del Ejecutivo central. Desde ayer, también la presidencia de la comisión que investigará en la Cámara Baja la supuesta financiación irregular del PP. Tras una intensa batalla en la que se barajaron (y desecharon) candidatos de múltiples grupos, los populares y el PSOE acordaron su nombre para dirigir ese grupo de trabajo sobre la 'caja B' del partido de Mariano Rajoy.
Quevedo, adscrito al Grupo Mixto, es el diputado de moda. Su voto es determinante para romper el empate que, a día de hoy, existe en el Congreso sobre las Cuentas del Estado para el presente ejercicio.
Por un lado, se encuentran PP, Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria, que ya han comprometido su apoyo al proyecto. En total, 175 'síes'. Por otro, PSOE, Podemos y varios partidos nacionalistas lo rechazan. En ese bloque se encuentra, por ahora, el representante de Nueva Canarias. La suma: 175 'noes'.
Una encrucijada que ha situado en el centro del tablero político a este pequeño partido que surgió en 2005 de una escisión en Coalición Canaria. Una «gloria efímera», en palabras del propio Quevedo, que está dispuesto a jugar sus cartas hasta el final. Su voto pasa por la aprobación de 49 enmiendas parciales a los Presupuestos. Traducido a euros: más de 450 millones, de los que 330 estarían destinados a inversiones en las islas.
Quevedo es el hombre del momento. Al menos, hasta mediados de junio, cuando se votarán las Cuentas en el pleno. Desde el punto de vista político, es considerado un nacionalista canario de izquierdas en las generales fue en las listas del PSOE como independiente, pero no oculta los fuertes lazos que le unen con Euskadi. Nacido en Caracas el 11 de marzo de 1956, sus padres se conocieron y se enamoraron en la capital venezolana. Su padre es canario, y su madre, una vasca que emigró representando a una casa de perfumería. Quevedo volvió a España cuando tenía sólo tres años después de que se produjesen una serie de secuestros de niños en Caracas que asustaron mucho a sus padres. Poco después, la familia se estableció en Canarias.
Caserío en Larrabetzu
Ana María Iturbe, su madre, siempre le inculcó el amor por esta tierra. Nacida en el bilbaíno barrio de Indautxu y criada en un caserío de Larrabetzu, la familia venía muchos veranos a pasar las vacaciones entre Bilbao y Plentzia, donde vivía parte de su familia materna. «Mi madre era más del PNV que Sabino Arana», recuerda Quevedo, con un característico acento canario, en una conversación con EL CORREO. De hecho, les solía contar muchas anécdotas de su juventud. Una de las que más recordaba es cuando el lehendakari José Antonio Aguirre le animó en tono cariñoso a estudiar Derecho.
Quevedo volvió a la capital vizcaína para prepararse para la Universidad. Estudió COU en el colegio Trueba, de Artxanda. Y cursó el primer curso de la carrera de Medicina en el campus de la UPV de Leioa. Fue ese año cuando despertó en su interior la pasión por la política. Pedro hizo «grandes amigos» en su intensa etapa en Bilbao . Recuerda con especial cariño las fiestas de Portugalete, donde vivía su abuela, y las salidas al monte a buscar setas. «Solíamos llevar una cesta vacía para despistar a otros seteros», recuerda divertido.
Ya en Canarias, Quevedo obtuvo la licenciatura en Medicina y Cirugía en 1981. Ha trabajado durante años como médico de atención primaria y profesor asociado a tiempo parcial en el departamento de Ciencias Clínicas. También ha sido secretario general del Colegio Oficial de Médicos de Las Palmas y miembro fundador del Sindicato Canario de la Salud. Ha estado metido en política, vinculado a movimientos progresistas, desde que estaba en la Universidad.
El salto a la primera línea lo dio de la mano de Román Rodríguez, el expresidente canario, que le hizo portavoz de su Gobierno entre 2000 y 2003 cuando estaban integrados en Coalición Canaria. Los que les conocen dicen que siempre han estado muy unidos de hecho estudiaron la carrera en la misma universidad de La Laguna y juntos decidieron romper con su antiguo partido para formar Nueva Canarias en 2005.
En la actualidad, además del diputado más codiciado en Madrid, es concejal de Turismo en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, donde su partido gobierna en coalición con PSOE y Podemos.
Con familia en Bilbao
Situado coyunturalmente en el foco de la política por su decisivo voto sobre los Presupuestos -del que puede depender la estabilidad del Gobierno de Rajoy-, su protagonismo aún se prolongará un cierto tiempo. El PP y los socialistas han acordado que Quevedo presida la comisión de investigación del Congreso sobre la 'caja B' de los populares, tras descartar a candidatos de otras fuerzas minoritarias... y no tanto. Podemos y Ciudadanos habían mostrado un extraordinario interés en ocupar ese puesto.
En un escenario parlamentario dominado por un Gobierno en minoría y con varios escándalos de corrupción que le acechan, el diputado de Nueva Canarias será el encargado de dirigir los trabajos de una comisión en torno a la que girará una parte nada despreciable del debate político durante los próximos meses.
Con una agenda tan apretada, Quevedo, casado con una «canaria-inglesa», reconoce que ya no viene «muy a menudo» por Euskadi. Sigue teniendo familia en el barrio bilbaíno de Santutxu y en el Campo Volantín, cerca de la vivienda en la que residía el exalcalde Iñaki Azkuna. Sin embargo, subraya la excitación que se genera en su interior cada vez que llega en avión al aeropuerto de Loiu y observa los montes y los árboles verdes. «Me considero canario. Pero tengo una vinculación muy fuerte con Euskadi», recalca el diputado que tiene la llave del Congreso.
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