El lehendakari Urkullu saluda al obispo de Bilbao, Mario Iceta, en un acto a finales de 2016.

Los partidos, excepto EH Bildu, coinciden con los obispos vascos en pedir la disolución de ETA

El Gobierno autonómico huye de cualquier roce y vuelve a pedir que se evite la «sobreexposición» pública del desarme

Octavio Igea

Sábado, 25 de marzo 2017, 02:05

Las palabras de los obispos vascos advirtiendo de que el camino para cerrar heridas y para que ETA quede definitivamente en el olvido no vivirá su capítulo final con la entrega de sus arsenales, que la sociedad «espera que la banda se disuelva porque su ... mera existencia es una amenaza», fueron secundadas por los partidos políticos, excepto EH Bildu.

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Todas las fuerzas expresaron su «respeto» por las declaraciones de los prelados publicadas ayer por EL CORREO, aunque hubo matices. Mientras el Ejecutivo formado por PNV y PSE optó por la mesura, por mantener un perfil bajo e insistir en que cuanto menos se hable y polemice respecto al desarme «será mejor» para el proceso, la tesis que viene expresando el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, durante los últimos días, la coalición independentista reprochó a la cúpula eclesiástica que vaya «por detrás» de la sociedad, en clara referencia a las comunidades cristianas que se han ofrecido para mediar en la recuperación de las armas el próximo 8 de abril en Francia.

Mario Iceta, Juan Carlos Elizalde y José Ignacio Munilla, obispos de Bilbao, Vitoria y San Sebastián respectivamente, fijaban su postura sobre el final ETA, los presos y la convivencia en una entrevista publicada por este periódico ayer. Pero también abordaron otros temas espinosos para la comunidad eclesiástica como la pederastia y la maternidad subrogada. Los líderes de la Iglesia vasca evitaron ambigüedades y expresaron nítidamente su alegría por el «paso dado en la dirección de la paz, que nace más de una estrategia política que de una decisión ética».

En sus declaraciones no faltó autocrítica -«pedimos perdón a las víctimas que hayan podido percibir frialdad en la Iglesia vasca», dijo Iceta-, la esperanza en que las siguientes generaciones pueden pasar definitivamente la página del terrorismo -«tienen menos heridas y están menos maleados que los adultos», señaló Elizalde- y una advertencia respecto a los presos de la banda. Su renuncia al terrorismo debe ser pública para que resulte efectiva y sincera. «Reconocer el daño causado puede encubrir una estrategia si no hay arrepentimiento», aseguró Munilla.

La postura de los obispos en torno al desarme, y especialmente respecto a los pasos que debe dar después ETA, coincide con los postulados que vienen manteniendo los líderes de PNV y PSE, y fue secundada ayer por Elkarrekin Podemos y PP. «Estamos de acuerdo», coincidieron en asegurar la parlamentaria de la coalición, Eukene Arana, y la nueva secretaria general de los populares vascos, Amaya Fernández. Que la banda se disuelva «es lo que quiere la mayoría de la sociedad civil», insistieron. «Que todos estemos de acuerdo significa que estamos madurando el proceso hacia la paz y la convivencia», se congratuló Arana, para quien la desaparición de ETA es «el siguiente paso natural». También aplaudió que la Iglesia reconozca su tibieza en torno a las víctimas, «que hagan autocrítica como estamento es bueno».

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Amaya Fernández lamentó que los pasos que se dispone a dar la banda terrorista «los tenía que haber dado hace 5 años», pero en todo caso insistió en la tesis de los prelados. Que el camino no acaba el 8 de abril. «Falta el mensaje definitivo y sobran parafernalias como la que se pretende organizar», aseguró la líder de los populares antes de incidir en que la disolución es el primer paso para abordar el futuro de los presos etarras. «deben cumplir los requisitos penitenciarios, la pelota está en su tejado», señaló.

«Irresponsables y temerarios»

Consultado respecto a las declaraciones de Iceta, Elizalde y Munilla, el parlamentario de EH Bildu Julen Arzuaga reconoció «el derecho de los obispos a expresarse sobre cuestiones de índole política» pese a que «evidencian la posición que refrendan», en alusión a la postura del PP. Arzuaga reivindicó que el debate no debería centrarse ahora en la desaparición de ETA sino en el desarme del 8 de abril, «una noticia magnífica». «Todos debemos ser artesanos de la paz y creemos que la jerarquía de la Iglesia católica, también». Y añadió un reproche: «Como en otros tantos temas en este tenemos la sensación de que el conjunto de la sociedad y los cristianos de base van bastante por delante».

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La declaración de Arzuaga fue, en todo caso, mucho más templada que la que expresó la portavoz de EH Bildu en el Parlamento vasco. Maddalen Iriarte, colgó en su cuenta de Twitter la portada de ayer de este periódico con la siguiente frase sobre los obispos: «Irresponsables y temerarios. Más les valdría ocuparse de su propia parroquia, cada vez más menguada. Por algo será».

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