San Sebastián, campo de batalla entre disidentes y miembros de Sortu

Hasta ahora, desde la izquierda abertzale se estaba aplicando la ley del silencio a los comunicados de ATA. Sin embargo, las duras acusaciones de palizas y el tono de las acusaciones de los disidentes -a los miembros de la izquierda abertzale los han tildado de «nazis oficialistas»- han provocado que la comisión de fiestas del barrio del Antiguo haya dado su versión de los incidentes. Según este colectivo, en el barrio se decidió dejar de servir en las txoznas a los disidentes por realizar pintadas sobre murales ya existentes. «Los miembros de ATA se pusieron violentos entonces con un joven de Ernai -las juventudes de Sortu- que se negó a atenderles. Ahí empezó la pelea. No hubo ninguna paliza», aseguran. El mismo colectivo ha denunciado que ATA ha comenzado a amenazar en las redes sociales a independentistas de izquierdas. Los disidentes, en este sentido, ya habían afirmado al denunciar los ataques que ninguna agresión «quedaría sin respuesta».

La polémica sobre estas agresiones ha llegado también a las cárceles. El etarra Jon Kepa Preciado, condenado a más de 500 años de cárcel por asesinatos como el del inspector de Policía Eduardo Puelles y por intentar matar a la edil socialista de Portugalete Esther Cabezudo, ha hecho público un comunicado en el que se se solidariza con los disidentes agredidos. El recluso -un icono de los escindidos de Sortu y que ha defendido «la violencia como arma revolucionaria»- afirma que no se cree «la versión oficial» de la izquierda abertzale, a los que acusa de otorgarse «una carta blanca» para llevar a cabo sus agresiones.