'Txelis': «Pedir perdón también es un acto de valentía»

Álvarez Santacristina formó parte de la dirección de la banda a finales de los ochenta. Formó parte del colectivo Artapalo con Francisco Mujika Garmendia, Pakito, y bajo sus órdenes ETA cometió algunas de las acciones más duras de su historia. Fue detenido en Bidart en 1992. Solo seis años después fue expulsado de la banda acusado de indisciplina, de promover un «intento de escisión» y de rechazar la lucha armada. Cuando en mayo de 1997 compareció ante un tribunal de París afirmó: «Creo en la fe de Cristo y en el Evangelio». También explicó que su ingreso en ETA obedeció a una crisis de conciencia provocada cuando era seminarista por la muerte a tiros en un control policial de un condiscípulo. Se licencio en Teología católica en la Universidad de Estrasburgo.

Las declaraciones de Txelis sobre el «perdón» llegan de forma paralela al debate abierto en el EPPK. El colectivo oficial de presos de ETA ha trasladado un documento a las cárceles en el que abre la puerta a adoptar iniciativas legales desconocidas hasta la fecha para lograr beneficios penitenciarios. Sin embargo, tanto el EPPK como la izquierda abertzale recalcan que hay dos líneas rojas: el arrepentimiento y la delación.

Frente a este esquema, Txelis dibuja uno muy diferente. El exdirigente etarra, actualmente en libertad condicional y que trabaja en un centro educativo de Álava, afirma: «Soy consciente de la responsabilidad moral que conlleva haber sido durante años militante de ETA. Dios sabe que estoy arrepentido».

Txelis responde a la petición realizada por la revista Misión para que exponga sus consejos para que otros terroristas también puedan pedir perdón. Además del exdirigente etarra también interviene Shane Paul ODoherty, exjefe de explosivos del IRA. La revista está vinculada a los Legionarios de Cristo.

Víctimas

En su texto, Txelis recalca que la petición de perdón, «para ser auténtica y reparadora» debe hacerse «desde el sufrimiento de la víctima y desde al conciencia del dolor generado». A su juicio, pedir perdón «no obliga a la víctima a tener que otorgarle su perdón, ni siquiera a escucharle», pero también recalca que puede ayudar a lograr una «paz reparadora».

Asimismo, también lo considera un «acto de humildad», ya que «no echas balones fuera, no buscas excusas: reconoces simple y llanamente el mal causado». Según el exdirigente etarra, «al pedir perdón inicias un proceso de reparación del daño y te reconcilias contigo mismo». «Manifiestas tu firme voluntad de no volver jamás a realizar un acto semejante. Ofreces y muestras tu sincero arrepentimiento», señala Txelis.