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MARÍA REGO
Jueves, 29 de diciembre 2016, 00:22
La fotografía que deja estos días el centro de la capital alavesa se repite en muchas otras urbes, cuya imagen navideña toma forma de calles atestadas de turistas y vecinos que regresan a casa por estas fechas. En ese maremágnum de viandantes cargados de ... bolsas que recorrían ayer las calles comerciales de Vitoria destacaba un grupo de personas, seguido por numerosas miradas, con la familia Urdangarin Borbón a la cabeza. Iñaki y Cristina, que esperan el fallo del caso Nóos, disfrutaron de una mañana de compras y pintxos por la ciudad en compañía de sus hijos, la infanta Elena y su sobrino Froilán. La causa que ha sentado en el banquillo al matrimonio, apartado de la agenda real desde hace años, quedó vista para sentencia el pasado junio, aunque su resolución se ha visto retrasada por las discrepancias surgidas en el tribunal de la Audiencia de Palma que los juzga.
La primera versión de una de las sentencias más esperadas de los últimos tiempos ha dividido a las tres magistradas que componen la sala donde cayó el mediático caso. Al menos una de ellas se habría mostrado disconforme con el escrito inicial por considerarlo demasiado benévolo con quien fuera duque de Palma, a quien la Fiscalía pide 19 años y medio de prisión tres más que a su socio, Diego Torres por encontrarse supuestamente detrás de la trama ideada para hacerse con dinero de fondos públicos a través del Instituto Nóos, una entidad sin ánimo de lucro presidida por Urdangarin que firmó contratos millonarios con los gobiernos de las Islas Baleares y de la Comunidad Valenciana.
El fallo que determinará la implicación del marido de la hermana del Rey en este asunto no llegará, pues, hasta el próximo año, ya que la ponente del juzgado solicitó además una prórroga para redactar la esperada resolución. El plazo acababa a principios de mes pero, aceptada esta demanda, se extiende hasta marzo de 2017. Con este incierto panorama por delante, pero con la seguridad de que en unos meses conocerá su destino final, el regreso del exjugador de balonmano a Vitoria adquiere aún mayor relevancia.
Junto a sus hijos
Sin embargo, los Urdangarin Borbón, residentes en Ginebra desde hace más de tres años, acostumbran a regresar cada Navidad, generalmente por fin de año, a la ciudad donde vive gran parte de la familia de él. En esta ocasión, junto a la infanta Elena y su primogénito, que desde que el verano pasado cumplió la mayoría de edad se ha convertido en uno de los personajes vinculados a la Casa Real más perseguidos por la prensa rosa. Ambos compartieron la mañana de ayer junto a Iñaki, Cristina a quien el fiscal anticorrupción no reclama ningún delito después de que consignara casi 600.000 euros en concepto de responsabilidad civil y sus hijos, un grupo que no pasó desapercibido y que se dejó ver primero por las cercanías de la vivienda de la madre del cuñado de Felipe VI, muy próxima a Ajuria Enea, y después por el centro de Vitoria.
En su paseo a mediodía por algunas de las vías más transitadas de la capital alavesa aprovecharon para realizar unas compras en la Casa del Libro parada habitual de los exduques de Palma en sus escapadas a la ciudad y tomar el aperitivo en La Escotilla, un bar de reciente apertura situado en la céntrica calle San Prudencio que en su primera semana de actividad ha recibido también la visita de numerosos políticos. Para la infanta Elena, que cumplió años la pasada semana, tampoco era la primera vez que pisaba Vitoria ya que en 2014 viajó hasta aquí por estas fechas y en 2012 fue una de las personas que arropó a su hermana cuando falleció el padre de Iñaki Urdangarin, Juan María. En aquella ocasión llegó acompañada de la reina Sofía.
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