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Gira cansina la noria

Los problemas que plantea la reforma constitucional deben ponerse en la balanza para ver si pesan más que los costos que supone la renuncia a acometerla

José Luis Zubizarreta

Domingo, 11 de diciembre 2016, 02:19

El aniversario de la Constitución ha sido la ocasión de reabrir el cansino debate sobre su reforma. La actual fragmentación de la política y la emergencia de los nuevos partidos han sido sin duda la causa de que esta vez haya adquirido mayor intensidad. Pero ... no es en absoluto nuevo. Lleva ya más de una década rondando la mente de nuestros políticos sin que haya cuajado en nada productivo. Todo empezó, creo yo, a principios del milenio, cuando Pasqual Maragall quiso promover, siguiendo la senda trazada por el añorado Ernest Lluch, una lectura más austracista de la organización territorial del Estado y optó para ello por lo que más a mano tenía: la reforma del Estatuto catalán. No pasó, sin embargo, su intento de aquella primera propuesta que sólo sería aprobada en el Congreso tras el famoso «cepillado» de Alfonso Guerra.

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