Cuentan que un destacado burukide del EBB, autor intelectual del grueso de la propuesta del PNV sobre autogobierno, está que fuma en pipa porque Podemos y, sobre todo, EH Bildu le han fusilado el programa. Si los compromisos electorales fueran piezas literarias podrían demandar por ... plagio a la izquierda abertzale, bromean en la órbita peneuvista. Pero poco hay de arte en los tochos de los partidos sobre la reforma del Estatuto, un marasmo conceptual más o menos ampuloso con efectos sorprendentes. Por ejemplo, que Podemos y su candidata apelen constantemente a un «acuerdo de claridad» y casi nadie tenga una idea cabal de lo que hablan, más allá de su repentina querencia por el modelo canadiense. O que la coincidencia más refulgente de los documentos de PNV y EH Bildu sea la «consulta habilitante», que no es sino un referéndum no contemplado por la ley para legitimar el acuerdo estatutario alcanzado en Euskadi.
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Con todo, al margen de la ingeniería terminológica, lo verdaderamente pasmoso es la acelerada reconversión institucional de la izquierda abertzale. Solo había que ver a la eficaz Miren Larrion en el debate del jueves enunciar la definición de autogobierno. O la canonización como referente electoral de un exlehendakari, Juan José Ibarretxe. Del PNV, sí. Menudencias. Décadas de independentzia, y de justificar la existencia de ETA como respuesta a la supuesta bota del Estado opresor para acabar reclamando en el programa la creación de una comisión negociadora para negociar las 37 materias pendientes. Tampoco hace falta remontarse a los años de plomo para apreciar el contraste ni a la época en que HB boicoteaba al «Parlamento vascongado». Basta con retroceder apenas dos años y medio para escuchar a EH Bildu proclamar que el Estatuto es un instrumento «agotado».
Ahora, conscientes de que pelean solo por la mitad del pastel de la izquierda vasca y de que responden ante una sociedad moderna y cambiante que ha dado a ETA por amortizada, exigen completarlo a la vez que reivindican el derecho a decidir y el reconocimiento nacional. Tres fuerzas que coinciden en casi todo y que sumarán una abrumadora mayoría en la nueva Cámara vasca. ¿Estamos en la antesala de un nuevo pacto de acumulación nacionalista? No: ni Podemos quiere separarse de España ni EH Bildu ir a negociar nada a Madrid. Y, sobre todo, Urkullu no tiene ninguna intención de excluir del consenso sobre el modelo de país a sus potenciales socios de coalición en Ajuria Enea. El PSE será el fiel de la balanza del acuerdo para reformar el Estatuto. Si es que lo hay.
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