Koldo Domínguez
Domingo, 11 de septiembre 2016, 01:24
Durante estos días es posible que vean sus caras en segundo plano en cada acto electoral. Siempre en un voluntario paso atrás, a la sombra del candidato de turno. Son los directores de campaña, la persona designada por cada partido para llevar las riendas de ... su maquinaria electoral. Su labor es fácil de explicar y muy complicada de llevar a la práctica: coordinar a las decenas de personas que hacen posible que el mensaje político y la figura del aspirante a lehendakari se cuele en las casas del electorado.
Publicidad
Ellos son los que marcan el ritmo de la campaña, los que ponen encima de la mesa los temas a tratar, los que intentan mover los focos hacia su candidato... Pero también los que dan el visto bueno al eslogan de campaña o al color del escenario. «Nuestra es la responsabilidad de que todo funcione bien, pero es un trabajo de equipo», coinciden en asegurar los seis protagonistas. «Las grandes decisiones siempre se toman entre varias personas», insisten. Todos ellos son políticos, gente de partido -alguien les podría poner la etiqueta de fontaneros- que ostentan otros cargos dentro del organigrama de cada formación. Nada que ver con el estereotipo del profesional de la asesoría política americano que últimamente tanto publicita el cine y la televisión.
En su mano está buena parte de la carrera hacia la Lehendakaritza.
«Dicen que soy frío, así que si me pongo nervioso... malo»
En 1986 dirigió su primera campaña electoral. La suya para una concejalía en Portugalete. «Tengo muy buen recuerdo de aquella época. Éramos unos hooligans y nos echamos el mundo por montera. Tenía 26 años y nos lo hicimos todo nosotros. Las fotos eran horribles, un desastre». Aquel joven que ahora sonríe recordando aquellos tiempos es hoy el principal estratega electoral del PNV. Desde que entró en el EBB en 2004 ha sido el responsable de todas a las que ha concurrido su formación. Así que estos son los cuartos comicios autonómicos que dirige.
Desde su despacho en la quita planta de Sabin Etxea ha visto evolucionar el trabajo de los directores de campaña. «Ahora comienza a llegar a Euskadi la figura del asesor político profesional, sobre todo para elecciones a ayuntamientos. Gente que hoy trabaja con un candidato tuyo y mañana con el de otro partido. Esto está cambiando mucho», explica. Aunque reconoce que el PNV fue de los primeros en contratar a finales de los 70 a un consultor «para que nos explicara cómo funcionaban las campañas». «Es que aquí nadie sabía nada de eso», confiesa. Pero a día de hoy y en Euskadi, Aurrekoetxea cree que es vital que «el jefe de campaña conozca la realidad vasca». «Tienes que saber cómo es tu país y tu electorado. Los consultores te pueden traer tendencias, pero no leen bien nuestra sociedad. Hay que tener olfato, intuición y poso político».
Publicidad
Él se formó a base de experiencia y de visitar otros países. «La primera vez que fuimos a seguir unas elecciones norteamericanas fue en 2002. Estuvimos con el comité de campaña de los demócratas, con el de los republicanos... Tienes que asistir a convenciones y congresos de otros partidos para tomar ideas». En esto, los partidos juegan limpio. «Nosotros fuimos de los primeros en usar el teleprompter (monitor para leer los discursos). Andoni (Ortuzar) venía de ETB y lo propuso. Y al de poco me llamaron del PP para preguntarme qué tal funcionaba».
En el «maremágnum» que suponen estas dos semanas, el director de campaña del PNV estará «atento a todo»: prensa, radio, televisión, internet... «Y si se me escapa algo, seguro que me vendrá alguien a contármelo. El teléfono suena las 24 horas». No espera que tenga que modificar en exceso las directrices acordadas en el comité de estrategia. Pero si hace falta, no durará. «La flexibilidad en campaña es fundamental. Si hay que cambiar una línea, se cambia. Para eso dicen que soy frío. Así que si me pongo nervioso... malo», confiesa. «Y con el resto de partidos, igual. La aritmética electoral es complicada y siempre hay un día siguiente». El suyo no será de descanso. «¿Descansar? El lunes 26 me tengo que poner con la organización del Alderdi Eguna».
Publicidad
«Estas dos semanas son muy malas para nuestra salud»
Como buen jefe de campaña, Ion Ansa se fija en todos los detalles. Así que cuando la fotógrafa le pide posar, él se vacía los bolsillos de los pantalones. De ahí salen unas llaves, un móvil y un cargador. «Todo el mundo sabe que en cualquier mitin o acto al que yo vaya tiene que haber siempre un enchufe reservado para mí», se justifica.
La batería del teléfono no es la única preocupación que le ha distraído estos últimos días de su tarea como responsable de la campaña de EH Bildu. Él vive en Rentería, pero estas dos semanas residirá en Bilbao. Y a comienzos de semana aún andaba dudando si sería en un hotel o en el piso de algún amigo. No regresar cada noche a casa le ahorrará tiempo de viajes, pero detrás también se esconde una «decisión estratégica». «En estas elecciones queremos demostrar que queremos y sabemos gobernar y que vamos a por todas, así que debía estar en la metrópoli vasca», explica.
Publicidad
Y eso que le «encanta» conducir -«por la A-8 no mucho, ¡eh!» (sonrisa)- y siempre lleva conectado el manos libres para poder seguir operativo. «Mi trabajo implica mucha relación personal. Estos días me gusta hablar con la gente, escuchar mucho lo que dicen». Pero también recurre, casi como una pasión, al análisis de sondeos y encuestas. «Me encanta. Y desde pequeño. Puedo estar horas analizando datos. Es que son fotos de la realidad. Te sirven a nivel estratégico».
Todos los jefes de campaña podrían ponerse de acuerdo para mantener una multiconferencia cada mañana. Casi todos estarán en pie a eso de las seis de la mañana. «Es importante empezar pronto. A primera hora de la mañana hay que tomar muchas decisiones. Puedes planificar todo la víspera, pero a primera hora es necesario que el equipo se reúna por si hay cambios o hace falta modular el mensaje, enviar a un candidato a un evento no previsto... lo que sea».
Publicidad
Por la experiencia en campañas previas, sobre todo en Gipuzkoa, aunque ya se encargó de la de las generales de junio, sabe que es vital que «en esa vorágine que es el día a día, la gente esté lo más calmada posible». «Yo soy muy expresivo, hablo en voz alta pero no pierdo la calma. Soy templado. Por ejemplo, a mí me gusta ir a los sitios antes y ver que está todo preparado. Confío en el trabajo de la gente. Me gusta saberlo todo, pero no controlarlo todo».
Tampoco controlará ni su forma física ni su dieta. Lo da por asumido. «Si es que no hay horarios. Comes lo que puedes cuando puedes. Y casi siempre mal. Para nuestra salud la campaña es muy mala», admite. «Y luego está el autoengaño que nos hacemos todos. Eso de decir: el 26 me voy al monte o a un balneario. Pero ese día hay que dar entrevistas, ruedas de prensa, luego llega negociar pactos».
Noticia Patrocinada
«Lo más difícil de la campaña es el mes previo, prepararla»
El hijo de Miguel Ángel Morale ha vuelto esta semana a clase. O más bien ha empezado, así que durante varios días ha seguido ese periodo de adaptación que tanto trastoca los planes a los padres. Pero a él le ha venido muy bien porque así al menos ha podido verle por las mañanas y acompañarle a su colegio en San Sebastián antes de que el jueves, con el inicio de la campaña, se despidiera de él. «No voy a verle en 15 días -lamenta-. Así que estos días le he llevado a clase con mi mujer». A ella tampoco la verá mucho hasta el próximo día 25. «El otro día me preguntó: ¿Vas a llegar tarde? Y ya le tuve que contestar eso de ni idea. Estos días no te puedes comprometer a nada», explica. Eso sí: «como en casa no se descansa», así que no dormirá en hoteles. «Llegaré y cuando el resto esté dormido, yo aún me quedaré hora y pico leyendo papeles».
Eibarrés residente en Donostia, se ha visto inmerso en un buen número de procesos electorales, siempre locales o forales. Esta es la primera vez que tiene bajo su responsabilidad unos comicios autonómicos. «Esto no se estudia en ningún lado. El partido te forma, asistes a cursos y demás, pero de donde de verdad aprendes es de la experiencia», coincide en afirmar con el resto de jefes de campaña. Él tiene, además, un espejo en quien mirarse: su predecesor en el cargo, Rodolfo Ares. Cuentan que Ares era capaz de llegar a un mitin y ponerse a comprobar el audio, colocar las sillas y dar los últimos consejos al candidato. Todo a la vez. «Es verdad y yo vengo de una costumbre parecida», confiesa. «A mí me gusta saberlo todo de la campaña, hasta lo último. Todos los detalles, lo reviso todo. Y eso implica meter muchas horas», admite.
Publicidad
Pero aunque parezca que a los responsables de cada formación les esperan 15 días de infierno, para ellos lo peor ha pasado ya. «Montar bien una campaña te lleva mucho tiempo. Lo más difícil es el mes previo, prepararla. Tienes que cuadrar todo, pedir permisos, contratar empresas. Y para entonces ya tienes que tener el programa electoral cerrado, que es lo más importante. Pero una vez que arranca, tienes todo planificado, así que por lo general, si no hay grandes imprevistos, sólo tienes que hacer ajustes».
Morales llevará encima un solo móvil, «uno de esos de doble batería» que le ha puesto el partido para poder llegar al final de sus maratonianas y agotadoras jornadas. «Me gustan las campañas pero es mucho estrés. Acabas físicamente cansado porque no desconectas en ningún momento. Así que luego te pega un bajón. Es como cuando te vas de vacaciones y los dos o tres primeros días parece que estás raro, como apaleado».
Publicidad
«No paras de revisar en el móvil el tiempo que va a hacer»
El título de este reportaje no se ajusta del todo al papel que Nerea Llanos juega en estas elecciones. La noche del próximo 25 estará atenta a los resultados cosechados por su candidato a lehendakari, Alfonso Alonso, pero con el rabillo del ojo estará más pendiente de los datos de Bizkaia. A diferencia del resto de directores de campaña, ella no sólo se moverá estos 15 días entre bambalinas. Como número dos de la lista de su partido por la circunscripción vizcaína, también le va a tocar estar delante de los focos. «A mi trabajo como directora de la campaña del partido tengo que sumarle los más de 60 actos que tengo programados como candidata», desvela.
Tiene asumido que va a ver «muy muy poco» a sus tres hijos. Intentará estar con ellos por la noche, antes de que se acuesten. «Me he propuesto dormir todas las noches en casa, en Bilbao. Sacrificaré tiempo de sueño por poder estar un rato con la familia». Así que si tiene un acto a última hora en San Sebastián o en Laguardia, le tocará regresar a casa de noche. «Ahí aprovechas para revisar cosas. Tiro mucho de teléfono para comprobar que todo va bien. Al final no puedes llegar a todo y te tienes que fiar del trabajo de tu gente», asegura, y acto seguido se sincera: «la cosa funciona mucho mejor de lo que uno podría pensar: tanta gente, tantos detalles».
Publicidad
Dentro de la locura que le va a suponer esta campaña, la primera autonómica que dirige, «juega con la ventaja» de contar con un candidato experimentado en estas lides. «Con Alfonso sólo tienes que ocuparte de los aspectos técnicos. De que todo esté listo a la hora. La parte más política, más de discurso, está garantizada. Él sabe perfectamente lo que tiene que hacer, cómo, cuándo, si tiene que hablar poco, mucho...». El mayor quebradero para una jefa de campaña, al menos para ella, es la puntualidad. «Y eso te lo dice una impuntual absoluta», confiesa. Consultar el reloj, darse cuenta de que quedan cinco minutos para el inicio del acto y comprobar que falta algún orador o algún invitado es la peor de sus pesadillas. «No se puede hacer esperar a los medios. Yo para eso soy un desastre, pero reconozco el valor de la puntualidad. Alfonso, menos mal, sí que es puntual», desliza.
El PP ha preparado una campaña «muy a pie de calle», lo que se traduce en cuantos más actos al aire libre, mejor. Una apuesta que en Euskadi es un tanto arriesgada. Así que siempre hay que estar con el cuello girado hacia arriba y también hacia abajo. «Estoy todo el día consultando la aplicación que tengo descargada en el móvil para saber qué tiempo va a hacer a cada hora. Las condiciones que te vayas a encontrar te condicionan todo e igual tienes que decidir a última hora cambiar un acto de sitio con todo lo que ello conlleva».
«El día empieza la noche antes leyendo portadas de prensa»
Debe llevar varios días enrabietado Eduardo Maura. Y no por un revés político. Desde el inicio de la campaña no ha podido salir a correr, como hace cada mañana, y no poder hacer deporte durante estos 15 días «le da mucha rabia». «Tendría que levantarme de madrugada, a las cinco o así, y eso es ya demasiado».
Se nota que le gusta la política. Mejor dicho, le apasiona. Estuvo en el germen de Podemos, codo con codo con Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Con ellos trabajó en la preparación de las Europeas de 2014, «donde aprendí una barbaridad», y ellos han confiado en él para dirigir la «primera campaña de su formación cien por cien diseñada y pensada desde aquí». Arrancó con los preparativos en mayo, y entregó un primer boceto la primera semana de julio a Nagua Alba (secretaria general de Podemos Euskadi). Y para mediados de julio ya tenía la campaña «construida».
Publicidad
Una jornada de mítines arranca para él bien pronto. Vamos, sin haber dormido. «Empieza antes de irme a la cama. Primero tengo que ver las portadas de los periódicos del día siguiente». Ya de mañana, la actividad comienza «justo un minuto antes del primer acto» de la candidata. «Hablo con ella para coordinarnos. Y si es una entrevista en una radio, la escuchará desde casa. «Estaré mucho con ella, pero algunos días igual no nos vamos a ver. Mi labor no es disfrazar a nadie. El candidato debe estar cómodo con lo que quiere comunicar y con cómo hacerlo», reflexiona.
Le gusta tener «información de primera mano», así que estará presente en cuantos actos pueda para «hablar con la gente». «Lo único que necesito cerca es un ordenador. Siempre. Por si tengo que consultar cualquier cosa o escribir algo de última hora». Si estos días usted viaja entre las tres capitales vascas en autobús, es posible que comparta asiento con Maura. Le gusta mucho desplazarse así. «Me permite trabajar. Me gusta notener que conducir y tener que parar».
Tiene asumido que estas elecciones son especiales, entre otras cosas, porque la gente «ya ha visto muchas campañas últimamente». Como sus homólogos, deberá buscar nuevas fórmulas para llegar a los electores. «Un ejemplo de campaña magistral, y odiosa a la vez, es la del Brexit. Consiguieron que la campaña no tratara sobre la Unión Europea, sino que fuera sobre la inmigración. Se votó en clave de inmigración», explica.
No trabaja mucho con encuestas. Sólo le interesan «cuatro o cinco datos» que se niega a revelar. Los necesarios para orientar o reorientar sus acciones para tratar de ser él el que marque el ritmo. «Eso es lo difícil. Las campañas te mueven y te sacuden a ti más de lo que tú las mueves o sacudes a ellas. Nunca tienes el control».
Publicidad
«Llegué a tener tres móviles a la vez, pero era inviable»
Fran Hervías (Tosa de Mar, 1983) siempre quiso ser hombre del tiempo. Y lo logró. Estudió Geografía y durante un año trabajó en el Servicio Meteorológico de Cataluña. Pero Albert Rivera y Ciudadanos se cruzaron en su camino y desde 2009 forma parte de la Ejecutiva del partido. Pero lejos de quedar en el olvido, todo lo que aprendió en la carrera le ha servicio para ser el director de todas las campañas de su formación desde 2010, incluida la actual.
«Soy autodidacta. Pero los geógrafos tenemos una perspectiva mucho más global de la realidad, del entorno, que nos permite gestionar mucho mejor los grupos de trabajo y las campañas», explica en Vitoria. Aterrizó en Euskadi el jueves. Por delante tiene «15 días emocionantes e ilusionantes». Pero en su caso, multiplicado por dos: también es el responsable de la campaña de Ciudadanos en Galicia. Así que le tocará estar aquí, pero también en Vigo o Santiago, con viajes intercalados a Madrid o a Andalucía. «Ya estoy acostumbrado y me encanta conducir. Me meto mil kilómetros de coche en un día sin problemas». Ese frenesí laboral tiene un lado un tanto oscuro: sólo está con sus padres una vez al mes (se saltará la visita de septiembre) y hace seis meses que no ve a sus sobrinos. «Llevo sin vida personal tres años. Renuncias a ella cuando tienes que montar un partido desde cero», explica. Desde 2012, asegura, no ha apagado nunca el móvil. 24 horas encendido.
Como el resto, vivirá todo el día pegado al teléfono. Sólo a uno, aunque durante tiempo llegó a tener tres. «Pero era inviable, poco resolutivo. Una locura». Se despertará a las 6.30 horas para revisar las primeras noticias del día. Si no hay novedades, volverá a la cama media hora. Pero a las ocho estará ya en activo con una «agenda vertiginosa». «Un no parar» que le llevará, por ejemplo, a no comer o a comprar cualquier cosa en una gasolinera. «Una campaña no es buena ni para la salud física ni mental. Pero es curioso, yo siempre me pongo malo la semana siguiente. Me entra fiebre. Baja la tensión, bajan las defensas y caigo. Por eso tomo muchos complementos vitamínicos y zumo de naranja».
No es de dar muchas órdenes a sus candidatos, pero sí de arengarlos. «Todo es mental. A los número uno de las listas siempre les digo: «¿Sabes por qué eres el número uno? Porque eres el mejor. Así que sal ahí, demuéstralo y disfruta. Muy rollo Guardiola», añade.
Publicidad
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.