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melchor sáiz-pardo
Sábado, 25 de junio 2016, 01:47
No fue un micrófono oculto en algún rincón del despacho de Jorge Fernández Díaz en la sede del Ministerio del Interior. «Lo que está claro es que, voluntaria o involuntariamente, Daniel de Alfonso llevaba encima el micro que grabó, al menos, una de las dos ... conversaciones con el ministro», aseguran a este periódico categóricos los responsables de la Policía Judicial y de la Policía Científica que trabajan en la investigación sobre las grabaciones, realizadas el 2 y el 16 de octubre de 2014, que han sacudido el tramo final de la campaña electoral.
En la primera, difundida por el diario Público, De Alfonso habla de cómo ha «ido moviendo los hilos» con varios empresarios antisoberanistas. «Cuando éste se dispone a hacer un resumen de sus contactos y parece reacomodarse en su asiento para una larga exposición se aprecia claramente un ruido de roce de fibras, que delata sin ningún género de dudas que el sistema de grabación estaba pegado al cuerpo del director antifraude», revela un alto funcionario.
En otro de los extractos más nítidos, Daniel de Alfonso habla de los supuestos indicios que tiene para involucrar al exalcalde de Barcelona Xavier Trías en una cuenta en el extranjero. En un momento se mueve para recoger unos papeles y se vuelve a oír el ruido del roce de sus ropas con el micrófono.
El sistema de grabación pudo ser directamente un micro escondido a propósito en el traje de Daniel de Alfonso (con su consentimiento) o la grabación pudo realizarse a través del móvil del director antifraude.
Los investigadores recuerdan que ni mucho menos hace falta instalar un sistema espía en el teléfono, ya que SITEL (Sistema de Interceptación Telefónica), la herramienta con la que cuentan desde 2001 las fuerzas de seguridad y el CNI para los pinchazos telefónicos, permite convertir los móviles en «micrófonos de ambiente» sin necesidad de descolgar el aparato.
La Policía Científica solo ha podido analizar los cortes distribuidos por Público en su web. Ayer, agentes de la Policía Judicial se personaron en la sede del diario para reclamar los archivos, pero los responsables del medio se los negaron porque los agentes no contaban con ninguna orden judicial.
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