Fanatismo y homofobia
José Guimón
Lunes, 13 de junio 2016, 20:20
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José Guimón
Lunes, 13 de junio 2016, 20:20
En la madrugada del domingo, Omar Mateen, joven estadounidense hijo de padre afgano, sin antecedentes criminales, originó en Orlando (Florida) 50 muertes y 53 heridos en una sala de fiestas gay. No hay pruebas claras de su adhesión al Estado Islámico, salvo alguna manifestación puntual ... a favor del grupo yihadista (por ejemplo, una conversación telefónica que aporta el FBI). Los comentarios sobre la matanza se han focalizado sobre el fanatismo homófobo.
Actualmente son más del doble las sociedades tradicionales que desaprueban la homosexualidad con respecto a las que la toleran. Sin embargo, aunque está legalizada en casi 120 países, sigue habiendo leyes contra ella en otros 80, sobre todo en Oceanía, África, Caribe y el mundo islámico, y en algunos se castiga con la muerte. Las personas con ideología liberal aceptan más la homosexualidad que las conservadoras, los blancos más que los negros y los laicos son más tolerantes que los creyentes. Amnistía Internacional denuncia que más de 70 países la persiguen. En los últimos años las mujeres no han sido legalmente perseguidas por lesbianismo con tanta frecuencia. La opresión hacia los homosexuales ha evolucionado desde la revocación de las leyes que hemos comentado hasta la aceptación de las leyes que defienden el matrimonio entre ellos. La tendencia es hacia la tolerancia, sobre todo entre los jóvenes, pero se calcula que cada dos días una persona homosexual es asesinada en el mundo debido a actos violentos vinculados a la homofobia.
Por otra parte, la homosexualidad sigue siendo delito en muchos países aunque su número haya disminuido. En cualquier caso, parece que en muchos países en los que la homofobia está muy extendida, a pesar de no haber persecución estatal, las cifras de muertes por homofobia son muy altas, las agresiones tanto físicas como verbales se producen con cierta frecuencia y la Organización Internacional del Trabajo ha señalado que los gais suelen ser discriminados en el trabajo y al realizar el servicio militar voluntario y obligatorio. Otras actitudes discriminatorias producen en los gais sentimientos de inferioridad, contra los que intentan luchar, por ejemplo, con las manifestaciones del Orgullo gay. Sin embargo, una de las consecuencias de los ataques a la autoestima es el peligro de suicidio, que es muy alto, sobre todo entre los adolescentes homosexuales, que siguen sufriendo ataques violentos entre sus compañeros. El problema se extiende a todo el continente europeo y en España la Asociación DecideT ha editado una guía multimedia para evitar el acoso entre escolares. Otro ejemplo de homofobia es el hecho de que son escasos los deportistas en activo que hayan salido del armario.
Hay que señalar que se han creado movimientos coordinados por exgais que intentan curar a homosexuales a través de diversos métodos. Ejemplos son Exodus International y Love In Action que, además de las técnicas que utilizaron en su día muchos psicólogos expertos en modificación del comportamiento y terapia de aversión, emplean la oración y el asesoramiento religioso.
El 26 de marzo de 2007, un grupo de expertos en derechos humanos hizo público un documento en el que se especificaba la aplicación de la legislación internacional en derechos humanos a las cuestiones de orientación sexual e identidad de género, conocido como Principios de Yogyakarta. En estos principios se declara que las leyes que penalizan la homosexualidad violan el derecho internacional de no discriminación, como ha fallado en varias ocasiones el Comité de Derechos Humanos de la ONU. Asimismo, y según estos mismos derechos, las personas gais «tienen derecho a la vida, a vivir sin violencia y sin tortura, a la privacidad, al acceso a la justicia y a no ser detenidas arbitrariamente».
El Parlamento Europeo, por su parte, considera a la homofobia como un miedo y una aversión irracional hacia la comunidad gay. Se basa en prejuicios y la compara, por ejemplo, al racismo o a la xenofobia. El Gobierno de Francia, a través de su embajador en Naciones Unidas, solicitó en 2008 mediante una resolución no vinculante que la homosexualidad sea despenalizada a nivel mundial. Entre los países que no firmaron la resolución estaban Estados Unidos, China, Rusia, El Salvador y los países de mayoría musulmana. La Iglesia católica se implicó inicialmente de forma tímida pero el actual Papa Francisco, por el contrario, ha proclamado su tolerancia al amor gay, aunque sus declaraciones más recientes no han sido tan contundentes respecto al matrimonio entre gais.
La tragedia de Orlando ha sido provocada al parecer por una homofobia exacerbada, desmedida y tenaz, un fanatismo que ha conllevado, como ocurre frecuentemente y respecto a distintos temas (ideológicos, religiosos, políticos), un comportamiento indiscriminado y violento. En casos extremos, en los cuales el fanatismo supera la racionalidad, puede llegar a extremos peligrosos, como matar a seres humanos o encarcelarlos, y puede incluir como síntoma el deseo incondicional de imponer una creencia, considerada buena para el fanático o para un grupo afín. Sólo la democracia y la educación en el respeto a las diferencias puede librarnos de esta plaga que, lamentablemente, persiste incluso en los países más avanzados.
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