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óscar b. de otálora
Miércoles, 18 de mayo 2016, 01:28
El sector escindido de Sortu que el sábado pretende presentar un nuevo proyecto político considera que el punto de inflexión de la izquierda abertzale «en el que los sectores reformistas y sus aliados oportunistas quisieron dar el jaque mate al MLNV» fue la «lamentable rueda ... de prensa» celebrada en 2009 en Alsasua en la que 110 dirigentes de la izquierda abertzale aceptaron los denominados 'Principios Mitchell'. La aceptación de estos puntos en los que se rechaza el terrorismo permitieron en los 90 al IRA iniciar el camino hacia la paz y al mundo de ETA y su entorno le facilitó abrir la senda hacia el abandono de las armas. Los disidentes, en este sentido, pretenden llevar a cabo una revisión de la historia de Sortu y de la actuación de sus líderes, en la que les acusan haber querido dar «jaque mate» a los sectores abertzales y socialistas. «En gran medida, lo han conseguido», se quejan los radicales.
Aunque no está claro quién ha escrito el documento que los escindidos de la izquierda abertzale pretenden presentar el sábado como las claves de la fundación de un nuevo proyecto político, algunos de sus puntos son similares a anteriores pronunciamientos realizados por significativos de la disidencia. Uno de ellos es Fermín Sánchez Agurruza, un antiguo miembro de ETA que ya fue condenado en 1998 en Francia por ejercer de enlace entre los comandos de la banda y la cúpula.
Sánchez Agurruza esta considerado uno de los creadores de Ibil (Andar, en euskera), uno de los primeros grupos disidentes que surgieron en contra de la nueva política de la izquierda abertzale al que luego seguiría el Movimiento contra la Represión y por la Amnistía, verdadero motor de la escisión en el seno de Sortu. El exetarra, no obstante, se hizo famoso por una extraña desaparición que protagonizó en 2014 y que fue denunciada por su mujer. El activista se marchó del colegio de Urdax en el que trabajaba como profesor de euskera y dejó a sus alumnos una nota, escrita en euskera y élfico -un idioma ficticio que se inventó el escritor británico J.R.R. Tolkien para algunos de los personajes del Señor de los Anillos-. Sánchez Agurruza apareció días más tarde, cuando ya le buscaban las fuerzas de seguridad, sin ofrecer más explicaciones sobre su extraño comportamiento. Según algunas fuentes, se reunión en Francia con dirigentes de la izquierda abertzale que le exigieron que abandonase sus críticas a la línea oficial.
Estas reflexiones aparecen en el borrador del documento 'Askatasunaren Bidea' (En el camino de la libertad), sujeto a posibles cambios de última hora, que los miembros de esta facción de la izquierda abertzale han comenzado a repartir en un pequeño círculo de sus miembros y al que ha tenido acceso EL CORREO. En principio, se trata de un texto de cinco páginas, escrito exclusivamente en euskera en su versión inicial, y que se está puliendo antes de la cita del sábado por lo que la redacción final aún no está concluida. El núcleo duro de esta iniciativa -por ahora minoritaria- está formado por los componentes del autodenominado Movimiento Pro Amnistía -la antigua ATA- y otros grupos como Ibil que también han surgido en reacción a los cambios de la izquierda abertzale en los últimos años.
«Tomadura de pelo»
El borrador evita mencionar uno de los puntos más polémicos de este grupo de disidentes: su posición con respecto a la violencia. Sus autores ponen por escrito que hay temas que no tocan por medio a la actuación de los jueces: «Expresaríamos más opiniones, pero es algo sabido que en el Reino de España no hay ningún tipo de libertad de expresión y que los perros y siervos de la oligarquía neofranquista reprimen duramente toda idea realmente revolucionaria». Pese a esta supuesta autocensura, el escrito contiene numerosas alusiones a la renuncia a la violencia como una de las decisiones más lesivas para la izquierda abertzale. En este sentido, realizan un recorrido sobre supuestas equivocaciones de Sortu, entre las que cita «el fin definitiva de la lucha armada» o «la tomadura del pelo de Noruega», en referencia a grupo negociador de ETA que se asentó en el país nórdico para iniciar un proceso de diálogo con el Gobierno que nunca se produjo.
Pero el origen de todo el desastre, según los disidentes, son los 'Principios Mitchell' -los cinco puntos creados por el senador estadounidense George Mitchell para desatascar las conversaciones de paz en Irlanda del Norte y que suponían la aceptación de medios «medios exclusivamente democráticos y pacíficos para resolver cuestiones políticas», «el desarme total de todas las organizaciones paramilitares» y acordar una entrega de armas «verificable por una comisión independiente». En 2009, cuando la izquierda abertzale suscribió estos puntos, se inició un camino hacia el rechazo a la violencia que permitió a ese mundo recuperar la legalidad y que ETA anunciase a la larga el final de la violencia. Para los disidentes, este acuerdo de inspiración irlandesa «forma parte de la estrategia contrainsurgente diseñada por el imperialismo anglosajón para provocar en todo el mundo la derrota de los movimientos revolucionarios de liberación nacional».
«'vía Rufi' y 'vía Barrena'»
En ese contexto, los dirigentes de Sortu que se han significado en la defensa del fin de la violencia reciben las críticas de los escindidos. «'La vía Rufi' y la 'vía Barrena'» supone, en su opinión, «aceptar la legislación penitenciaria destructora de los presos» y «las mentiras de los jueces fascistas». Los críticos descalifican así la propuesta presentada por los dirigentes de la izquierda abertzale Rufi Etxeberria y Pernando Barrena en la que sugerían a los presos que acepten salidas individuales, rompiendo así la prohibición que durante años ha pesado sobre los etarras presos a la hora de aceptar beneficios penitenciarias. Con respecto a Arnaldo Otegi, el líder de la izquierda abertzale al que en privado los escindidos consideran su bestia negra, no se le cita por su nombre pero sí se refieren a él llamándole «el líder supremo del reformismo». Le critican de forma especial por las declaraciones que realizó en 2011, durante el juicio por el caso Bateragune, en las que mostró su rechazo a la violencia y agregó que la lucha armada «no tenía sentido» y no era «eficaz».
Con respecto a sus próximos pasos, los disidentes no aclaran cuál será su futuro ni qué pretenden conseguir con las asambleas que se iniciarán después de que el sábado presenten este documento. Los críticos se proponen superar «la crisis del MLNV» y en ningún momento exponen si su «proyecto político» será un partido, una asociación o una mera discusión pública. Simplemente se limitan a pedir a su afines que «se autoorganicen pueblo a pueblo y barrio a barrio, de la manera que mejor les parezca, para llevar adelante la lucha por la liberación nacional».
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