Tendrán que reinventarse. Porque pillan al electorado decepcionado y enfadado. Y ellos, los políticos, deberían ser conscientes del hilo tan fino que separa el hartazgo de la abstención o el cambio de voto. Pero siguen encelados en sus eslóganes. Los candidatos, a pesar de haber ... fracasado después de haber realizado una lectura interesada de los resultados del 20-D, vuelven a ser los mismos. Dice Pedro Sánchez que el principal responsable de este bloqueo ha sido Mariano Rajoy. ¿De qué nos suena este mensaje? Pero muchos socialistas críticos, parapetados tras un calculado silencio a la espera de los resultados de las próximas elecciones, aseguran que los ciudadanos, con sus votos, «nos pusieron en la oposición».
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La legislatura más breve e infructuosa de la historia de la democracia española nos ha dado algunas pistas del nivel político durante este tiempo. Con un Congreso muy alejado del funcionamiento con «normalidad», como llegó a definirlo su presidente Patxi López. Nada más alejado de la realidad. Porque las sesiones del hemiciclo han transitado entre el circo y las asambleas de facultad cuando no parecían un estadio de fútbol con la afición de Podemos puesta en pie y coreando sus consignas 'marca de la casa'.
Sesiones en las que se ha llegado a confundir la libertad de expresión con la falta de respeto a la institución parlamentaria. No es solo que hayan sido cuatro meses perdidos. Es que estamos peor que el 21-D. Con las relaciones políticas notablemente deterioradas. Con discrepancias internas en un PSOE con nuevos frentes abiertos tras el goteo de bajas en las listas electorales. Con la parálisis en el PP, inmerso en la tormenta de casos de corrupción que le afectan directamente. Con Iglesias que ha perdido fuelle tras sus purgas y sus intimidaciones a la prensa. Y con un Rivera entre Pinto y Valdemoro.
Una vez hemos visto que los votos a Ciudadanos fueron derivados hacia un pacto con el PSOE y una vez hemos sabido que los votos socialistas estuvieron a punto de ser utilizados para validar un gobierno con Podemos, el recurso al voto útil será una llamada recurrente desde el PP. Para movilizar a los más desencantados. En los demás partidos, el reproche al voto camuflado tendrá un valor de arma dialéctica constante que será utilizada en plena carrera electoral. ¿Votar a Ciudadanos es votar al PSOE? ¿Votar al PSOE es facilitar un gobierno con Pablo Iglesias? Y en este plan.
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Corren el riesgo de hartar hasta paralizar el voto. La abstención podría perjudicar a todos en realidad, aunque el PP tiene una base de electores más sólida, como se vio en el 20-D, y ante tal situación, podría aumentar su distancia en votos y escaños con respecto a la segunda fuerza política. ¿Quiénes serán los segundos?
Los socialistas no las tienen todas consigo. El partido de Pedro Sánchez no atraviesa sus mejores momentos desde que su líder fracasó en sus intentos de formar gobierno porque Pablo Iglesias le puso traviesas en el camino. Y está acusando el desgaste aunque él no lo reconozca. Ha pedido a los suyos un PSOE unido porque no lo está. Solicitó a sus compañeros del comité federal un voto de confianza porque sabe que no lo tiene. Susana Díaz no es la única dirigente que cree que su partido no puede gobernar con tan solo 90 escaños. Ni con 131.
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El líder de los socialistas ha tenido que encajar las bajas de Carme Chacón e Irene Lozano (ex UPyD) como si no pasara nada. Pero esta desbandada ha supuesto un profundo revés para él. En el caso de la dirigente catalana, porque ha dejado en evidencia su falta de identificación con el proyecto del actual secretario general. Y en el caso de Irene Lozano, que se va después de haber notado el 'vacío' que se le hizo desde su incorporación a filas, porque había sido su apuesta personal.
Las encuestas empiezan a relacionar cualquier cambio en el segundo puesto del panel político con el fenómeno de Podemos. Dependerá si pacta, o no, con los restos de Izquierda Unida. Y los empresarios ya no ocultan su temor. Si se confirmase un sorpasso de la extrema izquierda y populista a los socialistas preconizan que «sería un desastre» para la economía española.
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En Euskadi, los partidos quieren mantenerse en la 'burbuja' vasca. Hasta que lleguen las elecciones autonómicas en otoño. Un empeño del que pueden salir airosas las fuerzas nacionalistas. Pero lo tendrán más difícil los socialistas, populares y Podemos. Su vinculación a Sánchez, Rajoy e Iglesias les impedirá sumarse al discurso de la incapacidad de los grandes partidos para formar gobierno sin que les salpique. El PNV también recurrirá al voto útil para quienes , como ellos dicen, mejor defienden «los intereses vascos» en Madrid. Y marcando distancia de los partidos de implantación nacional.
EH Bildu añadiendo ingredientes de reivindicación social a sus mensajes identitarios y de blanqueamiento de la historia de ETA para poder competir con Podemos que ya le ha arrebatado el segundo puesto en las últimas citas electorales. Los socialistas vascos tendrán que defenderse de los reproches a la mala gestión de Sánchez. Y el guión obligará a Idoia Mendia a diferenciarse de su líder para arremeter contra Podemos por su defensa del referéndum secesionista. Los populares de Alfonso Alonso se moverán en la clave de la 'segunda vuelta', que es la decisiva. Y saldrán los referentes de la política nacional. Porque Euskadi, donde los sentimientos independentistas son menos notorios que en Cataluña, no es una isla.
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