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Rescate de las víctimas entre los escombros del restaurante El Descanso.
El primer atentado yihadista en España, una masacre sin esclarecer tres décadas después

El primer atentado yihadista en España, una masacre sin esclarecer tres décadas después

El martes se cumplen 31 años del asesinato de 18 personas en el restaurante 'El Descanso', próximo a la base norteamericana de Torrejón de Ardoz, un ataque reivindicado por islamistas y que jamás ha sido resuelto

óscar b. de otálora

Domingo, 10 de abril 2016, 01:41

El martes se cumplen 31 años del atentado contra el restaurante madrileño 'El Descanso', uno de los más sangrientos de la Transición española y de cuya autoría tan sólo se sabe que corresponde a yihadistas. En el ataque murieron 18 personas y 84 resultaron heridas al explotar una bomba que destruyó el establecimiento y que colocó un joven de 20 años que jamás pudo ser identificado. Tres décadas después, todo lo que rodea a esta masacre es un enigma absoluto.

'El Descanso' era un restaurante situado en el kilómetro 14,200 de la autopista de Barcelona. Dada su proximidad a la base norteamericana de Torrejón de Ardoz era habitual que se sentaran en sus mesas miembros del Ejército estadounidense. El viernes 12 de abril de 1985, alrededor de las diez de la noche, algunos clientes del local se fijaron en un joven delgado, con bigote, que estaba situado en un extremo de la barra. A su pies había depositado una bolsa de deporte.

A las diez y media se produjo la explosión de una bomba que arrasó con las instalaciones. El estallido pudo escucharse en varios kilómetros a la redonda y provocó que las dos plantas del edificio se derrumbasen sobre el comedor. El tener que trabajar entre escombros dificultó las tareas de rescate de los heridos. Ningún militar de Estados Unidos resultó afectado, aunque sí hubo víctimas civiles con esa nacionalidad.

Un sobre de azúcar

Hubo dos reivindicaciones. La primera fue una llamada telefónica recibida en el Líbano al día después del atentado en nombre de la Yihad Islámica. Este grupo siempre ha sido un fantasma dentro de los servicios de seguridad globales, e incluso se especula que puede tratarse de un nombre de conveniencia utilizado por diversos grupos armados de Oriente Medio, todos ellos vinculados con sensibilidades chiítas o reivindicaciones palestinas. Un segundo grupo terrorista, Waad -la promesa- también asumió la colocación de la bomba e incluso aportó como prueba de su vinculación con los hechos un sobre de azúcar con la publicidad del restaurante. Esta pista, sin embargo, fue desechada y se privilegió la versión que implicaba a la Yihad Islámica, organización de la que sí se conocían conexiones en España.

La investigación alcanzó en poco tiempo un punto muerto, ya que ni siquiera fue posible determinar qué explosivo se había empleado para cometer la masacre. Se determinó que se trataba de una bomba casera, elaborada con una fórmula similar a la que empleaban en ese momento ETA y otros grupos terroristas europeos. España, que en esos años contaba con unas unidades de investigación bisoñas en la lucha contra el yihadismo, contó con la ayuda de expertos del FBI y la CIA. No sirvió para nada.

El ataque tuvo lugar un año antes de que se celebrase el referéndum para el ingreso de España en la OTAN y en un ambiente de máxima tensión social y política. El contexto, en este sentido, es el de la Guerra Fría, por un lado, y la eclosión del terrorismo palestino en Europa, con conexiones en muchos casos con grupos de extrema izquierda. En aquellos años, esta amalgama hizo que bastantes atentados quedasen sin esclarecer puesto que eran cometidos en una especie de intercambio de favores entre distintos grupos armados, de tal forma que el terrorista que cometía la acción no era el mismo que la reivindicaba. Estas conexiones creaban un laberinto en el que se perdían la mayoría de las investigaciones.

El hombre de Al Qaida

En 1992, el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón intentó reabrir la investigación a raíz de informaciones procedentes de antiguos militante del Frente para la Liberación de Palestina (FPLP) pero estas pesquisas volvieron a quedar en punto muerto. Tras los atentados del 11-M, en 2004, el ataque contra 'El Descanso' regresó a la actualidad cuando una persona -a la que se concedió el estatus de testigo protegido- afirmó haber reconocido al joven que puso la bomba en el restaurante y lo identificó como Mustafá Setmarian, un sirio nacionalizado español y cuya imagen había aparecido en diversos medios de comunicación. Setmarian, en ese momento, había ascendido dentro del terrorismo islamista global hasta convertirse en uno de los hombres de confianza del propio Bin Laden y, por lo tanto, en uno de los lídres de Al Qaida. El rastro de este terrorista se ha esfumado e incluso existe la hipótesis de que es uno de los hombres fuertes del Estado Islámico. Su vinculación con el atentado de 'El Descanso', no obstante, nunca ha podido ser demostrada.

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