Gora Alka-ETA

El juez ha considerado que el lugar donde mejor se encuentran los miembros de la compañía de títeres es en la cárcel y no en una escuela de guionistas. En chirona, y por enaltecimiento del terrorismo. La desmesura en estado puro

Pello Salaburu

Martes, 9 de febrero 2016, 20:15

Tengo la impresión de que hay una desmesura de difícil lógica en ciertas actuaciones. Me refiero al desgraciado episodio de los titiriteros de Madrid que tras una desafortunada intervención ante niños y familiares, han acabado con sus huesos en la cárcel por decisión judicial. No ... resulta fácil entenderlo. Por lo que han contado los medios, los actores de la compañía Títeres desde Abajo, contratada por el Ayuntamiento con motivo de los carnavales, presentaron la obra La Bruja y don Cristóbal, a cada cerdo le llega su san Martín en la plaza del Canal de Isabel II. Para animar el cotarro comenzaron calentando al personal y pidiéndoles que okupasen casas vacías. Luego colgaron de una soga a un títere que representaba a un juez. Uno de los personajes se animó a acuchillar a una mujer embarazada, parece que alguien violó a una monja y un títere cascó con un crucifijo a algún compañero suyo. Y ya en el novamás, algún otro sacó una pancarta con alabanzas a una organización terrorista. Como la pancarta decía ni más ni menos que lo que dice el título de este artículo, supongo que yo también estaré alabando a dos organizaciones terroristas: Al-Qaeda y ETA. Haciendo apología del terrorismo.

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Ese espectáculo, si es cierto todo lo que en estos días han vomitado los medios, es un desacierto, por supuesto. Un desacierto por su mal gusto, sobre todo, más que por ninguna otra cosa. Como tal merecería el cabreo de las familias que habrían preferido asistir sin duda a un inocente espectáculo como el de Caperucita roja, en donde un lobo feroz solo se limita a comerse a la abuela, tumbarse en su cama y esperar disfrazado con la ropa de la abuela que se acaba de devorar la llegada de la nieta para zampársela también. Pero en lugar de eso se encontraron con un juez colgado y una embarazada acuchillada.

Nada habría pasado, no es más truculento eso que la historia de la abuela y nieta, si no fuera, ay, porque a esas nimiedades se sumó el cartelito del título. Reconozco que tengo una imaginación tan limitada que, si no fuera porque los medios me lo han explicado de forma detallada, nunca me habría percatado que ese Alka esconde, en combinación con ETA, el nombre de Al Qaeda . O sea, que los guionistas del cuento de don Cristóbal, además de tener muy mal gusto, son pésimos en sus formas literarias. Son, por encima de todo, malos. Un incidente tan desgraciado como limitado. Seguro que habría merecido, asimismo, una reprimenda por parte del Ayuntamiento, aunque habría que ver los términos en los que se firmó el contrato de actuación. Quizás alguna multa administrativa, incluso. Unas docenas de padres cabreados, niños desorientados y ayuntamiento enfadado, todo lo más. No debería haber pasado de ahí. No nos habríamos enterado de nada más. Un escándalo de los de villa y corte, mucho menor que otras muchas cosas que suceden allí a diario. Que para eso es villa y corte. Y ahí se habría acabado todo. Si no fuera por.

Si no fuera porque además de las truculencias descritas en ese guión tan malo, estaba también la pancartita. Y la pancartita, de unos diez centímetros, supone apología del terrorismo, con lo cual el juez de guardia ha considerado que el lugar donde mejor se encuentran los miembros de la compañía es en la cárcel, en lugar de estar aprendiendo en una buena escuela de guionistas. En chirona, y nada menos que por enaltecimiento del terrorismo. Es la desmesura en estado puro. Porque si es cierto que una pancartita exhibida ente unas docenas de personas puede ser considerada enaltecimiento del terrorismo, ¿cómo calificamos la presencia de una foto de esa misma pancarta en medios escritos, en televisión -en tamaño mayor al original en cualquier pantalla-, en internet, en blogs, etc.? Son los medios los que han hecho posible, gracias al celo del juez de guardia, todo hay que decirlo, son los medios quienes han hecho posible que millones de personas hayamos acabado viendo mañana, tarde y noche, la misma pancarta que enaltece al terrorismo y que ha acabado llevando a la cárcel a quienes la mostraron a unas pocas personas. Si aquello es terrorismo, ¿cómo denominamos a lo que han hecho los medios? ¿Qué, si no terrorismo, puede ser poner ese título a un artículo de opinión? De manera que aquellos guionistas carentes de imaginación acaban en la cárcel por poner en los brazos de un títere y ante un público limitado un cartelito casi ilegible y, sin embargo, cualquiera puede publicitar ese cartel, sin que nadie le diga nada, para que lo vean con todo detalle y sin pudor alguno millones de personas. Una y otra vez. Accesible para padres escandalizados, padres sin escandalizar y, por supuesto, niños. Esto no resulta fácil de entender. Es como si alguien quisiese explicar una violación, decir lo pernicioso que es, subrayar que atenta contra no sé qué artículo del Código Penal, y para explicarlo pusiesen la filmación (tapando la cara de la violada, claro) o mejor, diesen una lección en vivo filmando una nueva violación, esto se hace así, tomen nota de esta barbaridad, esto no es admisible, y por esa razón el fulano que lo ha hecho ha acabado en la cárcel. Bien merecido. Me pregunto si estamos cuerdos.

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