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francisco apaolaza
Sábado, 23 de enero 2016, 02:27
Quince de julio de 1986. Ana Belén y Víctor Manuel suenan en el número uno con 'La Puerta de Alcalá'. ETA acaba de matar a 12 guardias civiles en la plaza de la República Dominicana. Felipe González está a punto de estrenar su segundo gobierno ... y cuando en el Congreso de los Diputados, que tenía nuevecitos los agujeros de las balas de Tejero, nombran a 'Vilallobos Talero, Celia', una mujer se levanta y suelta 'sí, prometo'. Es la única en hacerlo. ManuelFraga se da la vuelta. Han pasado nueve legislaturas como si giraran nueve gigantescos relojes de arena y ahí sigue Celia Villalobos (Arroyo de la Miel, Benalmádena, Málaga, 18 de abril de 1949), en ese despacho enorme con un rótulo en versales doradas que dice VICEPRESIDENCIA PRIMERA, sonriente, afable solo en apariencia, navegando una tormenta eléctrica, viéndolas venir y defendiéndose como un puma. Hoy, la exalcaldesa de Málaga es la que más legislaturas ha encadenado junto a Mariano Rajoy. Empezó en la tercera y acaba de estrenar la undécima. Treinta años. Hay galones. Pero si creen que desde el día en que probó la solemne moqueta del poder se ha apaciguado la fiera de aquella niña, se equivocan.
¿Hay alguna escena clave que le cambió la vida?
No creo que mi vida haya cambiado. Sin duda fue un momento emocionante el día que entré en el Hemiciclo a jurar la Constitución. Era muy joven (37 años) y me impactó mucho. Recuerdo la solemnidad del edificio. El Hemiciclio me dio la sensación de ser muy pequeño frente a lo que yo estaba acostumbrada a ver en televisión. La única diputada de AP que prometió fui yo y hoy más de la mitad lo hacen. Recuerdo que Manuel Fraga se volvió cuando yo me levanté y dije 'Sí, prometo'. Se volvieron varios pensando ¡Quién es esta exótica que dice 'Sí, prometo' y no 'sí, juro'.
Esta última sesión constitutiva también ha sido algo exótica.
Yo no hice ningún exotismo. Lo que dice el reglamento es que tiene que ser escueta y decir Sí, juro o Sí, prometo. No tiene nada que ver con esta vez. Cada diputado de Podemos ha hecho un discurso y no tengo más que decir. Me preocupa que el Parlamento se convierta en un teatro, en un programa televisivo.
De su primera legislatura a ésta que acaba de estrenar, ¿qué diferencia hay entre las dos Celia?
Todo, desde la forma de vestir. Estamos en 2016 y no es lo mismo que en el 86. El Parlamento de entonces reflejaba la sociedad de entonces y el Parlamento de ahora refleja la sociedad de ahora.
¿Y dentro de usted?
Que tengo 66 años, tengo experiencia y la edad te da un mayor distanciamiento y conocimiento de las cosas.
¿Ha aprendido alguna gran lección?
Es que yo esto de las lecciones, qué quiere que le diga... Todos aprendemos con los años.
¿Cuál es su momento político?
Soy vicepresidenta del Congreso, soy diputada por Málaga y estoy muy vinculada con mi partido y con mi tierra.
Pero han surgido algunas turbulencias últimamente a la hora de elaborar las listas y...
[interrumpe] ¡Ah, pero yo me siento muy tranquila! Me siento muy bien.
¿Se sintió ofendida por ir de número dos en la candidatura al Congreso de Málaga en vez de como cabeza de lista? ¿hay cierta enemistad con Juanma Moreno, el presidente del PP andaluz?
¡Pero si yo hice a Juanma Moreno concejal conmigo en el año 95! Entonces no era nadie. Así que a estas alturas, enemistades... ¿Que el partido ha considerado que era mejor que el número uno fuera el alcalde de Estepona José María García Urbano? Pues estupendo. Menos responsabilidades para mí. No es lo mismo tirar del carro que estar subida.
A veces se suele decir que en política en el bando de uno hay enemigos y en el contrario, amigos.
Hay frases de todo tipo. 'Que si los de mi partido'... ¡Bah! Yo tengo amigos en todos los partidos. Los he tenido toda mi vida.
¿Alguno improbable?
Si son amigos míos no son improbables: son mis amigos.
Y que tenga otros colores políticos...
Los colores políticos son decisiones de cada uno y yo soy demócrata y respeto las opiniones de cada cual siempre que el límite sea el terrorismo. Tengo amigos en IU, en el PC, en el PSOE... Son mis amigos.
¿Me puede decir alguno?
No le voy a decir ningún nombre.
¿Por qué?
Porque no.
¿Algún enemigo?
No me ocupo de los enemigos; es perder el tiempo.
¿Alguien con el que haya tenido una bronca?
¡Bah!, broncas se tienen muchas veces y desaparecen con el tiempo. De mis enemigos no me ocupo. Ya se ocupan ellos de mí.
Que no cite enemigos pasa, pero que no cite a un amigo...
Ellos saben quiénes son. Mis amigos no le importan a nadie.
¿Alguien a quien haya admirado?
A Simone Weil (una filósofa francesa muy comprometida socialmente, que participó en la Guerra Civil en la Columna Durruti, de ideología anarquista). Y a todos los que hayan luchado por la igualdad.
¿Y de la política que nos ocupa?
A mi edad, ya, admirar... Solo respetar. Respeto a mucha gente. A todo aquel que cumpla y esté dentro del sistema.
¿Llega un momento en el que uno no está para grandes admiraciones?
Es que son unas preguntas un poquito ingenuas, ¿no?
Yo creo que no hay preguntas ingenuas, sino respuestas ingenuas
Probablemente. Yo le tengo respeto a mucha gente que ha hecho un buen trabajo.
Le estoy preguntando por un caso concreto.
No tengo ganas de decírselo. No encuentro un sentido a por qué tengo que decírselo.
¿Si ahora pudiera borrar la palabra piojo de su declaración del otro día refiriéndose a las rastas de su compañerodiputado Alberto Rodríguez, lo haría?
Me pareció un chiste que no venía a cuento y lo siento. Con los que tengo problemas son justamente con los que no llevan rastas. Fue un momento de humor en ese programa y caí en una trampa estúpida. Sin más.
Se define como una mujer impetuosa.
Yo nunca dije que era impetuosa. Siempre he dicho que soy una mujer progresista, apasionada, entregada a mi trabajo, buena amiga, sincera... Nunca he dicho ser... ¿Cómo ha dicho?
Impetuosa.
Quien me conoce me califica como quiere.
Yo le pregunto a usted.
Ya le he dicho lo que yo soy. A partir de ahí, piense lo que quiera.
Da igual. Aquí estamos para saber lo que piensa usted, no yo.
Ya le he dicho cómo soy.
«No me perdonan nada»
¿Qué decisión de todas hubiera borrado?
[Inspira] Mire, yo nunca hago eso. Yo nunca miro para atrás. Jamás en mi vida profesional he dicho 'Esto no debería haberlo hecho'. No uso el látigo permanentemente para flagelarme.
Quizás ella no se flagele, pero si en estos primeros compases de la legislatura le han llovido las críticas por los piojos, en la pasada fue por jugar con el ordenador mientras presidía una sesión del Congreso. Le cayeron palos de todos lados. Está acostumbrada. Otras veces ha sido por romper la disciplina de voto. Como ocurrió cuando se ausentó de un pleo para no votar con el PP una moción sobre el aborto, o cuando apoyó la ley del matrimonio homosexual. «¡Cosas de Villalobos... Ya la conocéis!», suele decir su marido, Pedro Arriola, el sociólogo de cabecera de Rajoy (antes de Aznar) con el que Celia tiene tres hijos y varios nietos.
Después de toda una carrera, a veces se nos quedan etiquetas colgadas. Hay algunas que se le han quedado a usted y una de ellas es esa pantalla del iPad con aquel juego durante el pleno.
Se ha quedado en el imaginario de determinados periodistas. Yo estoy en la calle, me conoce todo el mundo y a mí nadie me lo recuerda. Me lo recuerdan ustedes. Ustedes sabrán por qué. Ese pleno duró diez horas y presidí ocho. Fueron quince segundos. ¿Por qué no se me perdona a mí nada? Esa pregunta se la tienen que hacer ustedes. Yo no me la hago.
¿No?
No.
¿Cambiaría ese momento?
No. Me parece un ejercicio perfectamente inútil pensar en lo que tendría que haber hecho o dejar de hacer.
¿Entonces volvería a jugar en el Hemiciclo con el iPad?
¡Es que eso no se va a producir!
En adelante, me refiero.
[Levanta la voz] ¿Me está usted examinando tal vez? ¡Yo jugaré a lo que me dé la gana! ¿No le parece?
No me parece nada.
Desde luego, en el Congreso, no. No hay más que decir sobre eso.
¿De verdad que nadie le ha sacado el tema en la calle?
Solo los periodistas. A lo mejor un jugador de no sé dónde me ha dicho que por qué pantalla voy en plan de divertirse. Dos o tres.
¿Cómo se lleva con Patxi López?
Muy bien. Yo he gobernado en Málaga en minoría y he sido capaz de pactar con IU y el PSOE. Me gusta la negociación y los acuerdos. No tengo ningún problema con el señor López.
Dado que está casada con Pedro Arriola, asesor del presidente Rajoy, ¿cuál es la relación de la política con su matrimonio?
Intentamos dejarla fuera. El trabajo de mi marido no se mezcla con el mío porque sería una locura. Sería insoportable.
Es curioso que se llamen por el apellido: «La Villalobos» O «Arriola».
A las mujeres siempre nos llaman por el apellido. A todas. No sé por qué.
Teófila Martínez siempre fue Teo, Esperanza, Espe...
En Cádiz. Aquí, la Martínez. Yo también he sido Celia allí. A las mujeres que tenemos poder nos llaman por nuestros nombres.
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