Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
óscar b. de otálora
Martes, 24 de noviembre 2015, 01:31
Convergencia Demiocrática de Cataluña (CDC) es un activo tóxico. Sus líderes ya han anunciado que lo enterrarán en la orimera mitad del próximo año, cuando celebrarán un congreso que será el de la «disolución» del partido, para dejarlo en la «mínima expresión», en palabras del ... coordinador general, Josep Rull. La formación emblemática del catalanismo enterrará así unas siglas que surgieron hace 41 años envueltas en épica antifranquista. Ahora se perderán arrastradas por la marea traumática en la que están envuelto su fundador, Jordi Pujol, imputado en uno de los mayores escándalos de blanqueo de dinero y pago de comisiones desde la Transición, y por su sucesor, Artur Mas, pendiente de los antisistema de la CUP para conseguir sacar adelante su programa independentista.
Convergencia es una obra personal de Jordi Pujol i Soley, un proyecto surgido en los extertores del franquismo. El hasta hace unos meses 'molt honorable' había iniciado en la primavera de 1974 una serie de reuniones con líderes de opinión de todos los sectores sociales catalanes para poner en marcha un partido con raíces del humanismo cristiano, con vocación europea e indiscutidamente nacionalista. El momento clave de esta fundación se produjo el 17 de noviembre de 1974, cuando aprovecharon que se cumplía el 75 aniversario de la fundación del Fútbol Club Barcelona para organizar una excursión al monasterio de Montserrat y celebrar allí un encuentro secreto. Alrededor de setenta personas, disfrazadas de peñistas del Barca, se desplazaron al emblemático templo, sede de las esencias catalanas, y celebraron el encuentro clandestino en una sala cedida por los benedictinos. La sesión terminó a las cinco de la tarde. Convergencia acababa de nacer.
A partir de ese momento, el partido se convirtió en el más importante de Cataluña. Jordi Pujol gobernaría de 1980 a 2003, mediante mayorías absolutos o mayorías simples, y sería una pieza clave en la estabilidad de los sucesivos gobiernos españoles, ya fueran socialistas o del PP. En el último año de su mandato, ya con el timón cedido a Artur Mas, el tripartito formado por el PSC, ERC e ICV arrebataría el poder a Convergencia e iniciaría una serie de movimientos tectónicos -el nuevo Estatuto corregido por el Constitucional tras ser votado, las acusaciones de Pascual Maragall de haber recibido comisiones del 3% en la obra pública catalana, el aumento del déficit...- que conducirían al actual desafío independentista.
'Caso Palau' y tesorero
Convergencia se ha ido visto envuelta en escándalos económicos cada vez de mayor envergadura. Su sede central en Barcelona fue embargada por orden judicial para hacer frente a las responsabilidades civiles que podrían surgir del denominado 'caso Palau', en el que se acusa al partido de haber podido quedarse con alrededor de 6,6 millones de euros. Hace un mes, el tesorero de su partido, Andreu Viloca, fue detenido por su supuesta implicación en el cobro de comisiones a constructores y quedó en libertad tras pagar una fianza de 250.000 euros.
Es muy significativo que este lunes, cuando el coordinador general de Convergencia anunció la desaparición de sus siglas, tuviera que dar explicaciones también sobre por qué Viloca había vuelto a su puesto de trabajo en la formación pese a estar imputado. La corrupción sigue persiguiendo a CDC.
Rull no aclaró cómo se bautizará al nuevo partido, aunque algunas fuentes apuntan que el nombre podría ser Democracia y Libertad, la coalición con la que concurrirá a las próximas elecciones generales. Según el coordinador general, en esa formación Artur Mas «participará activamente». Su objetivo será «pasar de la construcción nacional a la construcción de un Estado independiente».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.