Borrar

EL CALDERO DE FREUD

La autocrítica es fácilmente aceptable en la teoría, pero más difícil cuando parece procurarnos desventaja en el combate político. Hay modos de rehuirla: el primero es aplicérsela a los demás

Daniel Innerarity

Sábado, 31 de octubre 2015, 19:56

Los seres humanos tenemos una enorme capacidad de engañarnos a nosotros mismos. Tal vez nadie lo haya descrito mejor que Freud al analizar el chiste del caldero prestado. Alguien le reclama a otro una indemnización porque el caldero que le había prestado tenía un agujero ... y este le contesta: en primer lugar, tu no me has prestado ningún caldero; en segundo lugar, el caldero ya estaba agujereado; y en tercer lugar, yo te he devuelto el caldero completamente intacto. Freud cuenta este chiste para explicar la naturaleza del humor, pero también podría servir para entender lo ridículo y lo grotesco, e incluso lo trágico porque la operación de engañar a otros termina mucha veces en el autoengaño y a veces en la incapacidad para distinguir nuestros deseos de la realidad hasta el punto de impedir que la realidad nos desmienta y nos enseñe, antesala de la locura.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo EL CALDERO DE FREUD